soren-kierkegaardEn el mes de un nuevo aniversario de la muerte del gran filósofo danés, y a dos siglos de su nacimiento, el padre del existencialismo tuvo su homenaje en Buenos Aires con un singular ciclo.

Hace más de una década se editaba en Buenos Aires un libro curioso pero necesario titulado: Cine: 100 años de filosofía. En él, su autor, Julio Cabrera, elegía algunas películas para situarlas en relación con una cuestión filosófica central. En su primer capítulo escribía: “Pero Schopenhauer, Nietzsche, Kierkegaard, Heidegger, etc…, o sea, los filósofos que he llamado ‘páticos’ (o ‘cinematográficos’) han ido mucho más lejos: no se han limitado a tematizar el componente afectivo, sino que lo han incluido en la racionalidad como un elemento esencial de acceso al mundo. El pathos ha dejado de ser un ‘objeto’ de estudio, al que puede eludir exteriormente, para transformarse en una forma de encaminamiento”. En esa lista estaba el filósofo danés Søren Kierkegaard.

El también eminente teólogo nació en Copenhague el 5 de mayo de 1813 y murió en la misma ciudad el 11 de noviembre de 1855, cuarenta años antes de la primera función de cine organizada en París por los hermanos Lumiére. Empero, como queda demostrado, su posterior influencia en el cine es clave porque, desde Ingmar Bergman a Woody Allen, se desarrolla una poética sobre la naturaleza de la fe, la responsabilidad de elegir y la angustia existencial que según Kierkegaard es: “la realidad de la libertad como posibilidad antes de la posibilidad”; todo un análisis de la esfera de los sentimientos, de la responsabilidad y la culpa donde se manifiesta la vigencia del pensador. Tampoco es casualidad que en las IX Jornadas Kierkegaard 2013 se presentaran trabajos como “La poética del amor cristiano; evocaciones kierkegaardianas en la filmografía de Robert Bresson”; “Kierkegaard en el cine de los Dardenne”; “Subjetividad, desesperación, libertad y finitud: las huellas de Kierkegaard en el cine de Bergman. Lectura de El Séptimo Sello y El Huevo de la Serpiente”. En ese devenir hacia la introspección, por fortuna, sólo un film se ha hecho trasponiendo uno de sus libros, la no del todo feliz Diario de un seductor, de Danièle Dubroux, con Chiara Mastroianni y Melvil Poupaud. Retornando a Cabrera, “los filósofos cinematográficos sostienen que, al menos ciertas dimensiones fundamentales de la realidad (o tal vez toda ella) no pueden ser dichas y articuladas lógicamente para ser plenamente entendidas, sino que tienen que ser presentadas sensiblemente, a través de una comprensión ‘logopática’, racional y afectiva al mismo tiempo”. ¿De que otra manera podría comprenderse ese viaje por la propia existencia que emprende el profesor Isak Borg en Cuando huye el día? Bergman, de la mano de Kierkeggard, se interroga sobre la condición humana aumentando la reflexión y la experiencia en films como El séptimo sello y Los comulgantes ante el silencio de Dios.

La película protagonizada por el legendario actor sueco Victor Sjöström fue una de las elegidas para el breve pero significativo Festival Søren Kierkegaard que realizó la Embajada de Dinamarca en Buenos Aires. También se exhibieron la sensible Una historia de amor, de Roy Andersson, y la legendaria Ordet, de Carl Theodor Dreyer, donde la existencia del filósofo es citada como parte fundamental del argumento porque el personaje central es un ex estudiante de teología enloquecido por sus lecturas de Kierkegaard. Dreyer plantea de manera magistral aquello que Sor Juana, en la pluma de Octavio Paz, había enunciado como “las trampas de la fe”. Pero no resulta una obra crítica a la fe del hombre sino a ciertos aspectos de la religión mientras propone unir la esperanza a lo metafísico en el milagro de la resurrección.

La agregada cultural Nina Skyhøj Olsen eligió inteligentemente para este ciclo las cómodas instalaciones de los cines Village Recoleta. El embajador danés Ole Frijs-Madsen, en su discurso inaugural, citó con acierto que en películas de Woody Allen como Manhattan y Medianoche en París la enunciación a Kierkegaard está presente. Si nuestro Jorge Luis Borges dijo que el danés “frecuentó la duda y la angustia, voz de origen latino a la que dotó de un nuevo escalofrío”, indudablemente esa ultima palabra estremece al caminar hacia la sala oscura recordando una sentencia, sin dudas, resignificada al amparo de las sombras: “¡Qué rápido se oculta el alma detrás de las pupilas!”.

1 Readers Commented

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  1. martha maidana on 9 noviembre, 2013

    es un lujo intelectual y un gozo leer artículos como este donde se reencuentran la filosofía,el arte y los grandes interrogantes del hombre
    Muchas gracias por devolvernos el ejercicio del pensamiento profundo y la conviccion de que las ideas verdaderas sostienen nuestro andar por la vida.

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