La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) afirma que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”. Sin embargo, en las últimas décadas el matrimonio –sobre el cual tradicionalmente se asentaba la familia– ha ido perdiendo relevancia como institución social que gobierna y administra la vida de los adultos y de los niños.

Su concepto mismo está en crisis: primero la difusión del divorcio dinamitó la idea de una unión no ya indisoluble, sino incluso perdurable y estable. Y en los últimos años, los cambios sociales, los nuevos modos de familia y la aceptación legislativa del matrimonio entre personas del mismo género han llevado a que ya no se sepa qué es realmente lo que la palabra matrimonio significa.

El matrimonio, para las leyes y los medios de comunicación, tiene ya poco y nada en común con el matrimonio que la Iglesia celebra como un sacramento. En este contexto, resuena e interpela el llamado del papa Francisco a los jóvenes (y los no tan jóvenes) de ir “contra corriente”. Hoy, la afirmación de que el matrimonio es –y debe ser– la unión estable entre un varón y una mujer, abierta a la transmisión de la vida, es considerada por muchos como contracultural. Frente a la idea instalada de que hay “muchas formas de familia” y que todas son igualmente “válidas” y aptas para la plena realización de las personas, proponer ese ideal no parecería ser “políticamente correcto”.

Pero ocurre que frente al slogan de una mayor libertad social, el fracaso familiar aumenta la frustración y el sufrimiento. Por eso, el matrimonio (en su acepción plena) y la familia, si bien no son las únicas fuentes de bienestar en la vida, deberían ser respaldados por la sociedad, especialmente pensando en los jóvenes, inmersos en una cultura donde tiende a imperar la idea de que el compromiso para toda la vida es inviable y poco atractivo. En efecto, los datos del INDEC dan cuenta de que en la historia argentina nunca se produjeron tantas separaciones legales como en los últimos años, incluso más que en 1987, cuando se sancionó la ley de divorcio vincular. Según datos del último censo, entre 2001 y 2010 se concretaron 564.396 separaciones legales, a razón de 172 divorcios diarios (contra un promedio de 114 divorcios diarios en los años ochenta y 87 divorcios diarios en los noventa).

Desde una perspectiva cristiana, el matrimonio es la expresión de la complementariedad biológica, psicológica, social y espiritual entre una mujer y un hombre. De allí nacerán vínculos de identidad, afecto y responsabilidad. También es el ámbito para la transmisión, la recepción y la educación en la fe, como muestra bellamente no sólo el cristianismo sino, por ejemplo, la tradición judía expresada en la celebración familiar del Pésaj.

Por otro lado, no puede hablarse de un matrimonio para toda la vida sin referirse a un compromiso ético, que implica la fidelidad, el cuidado mutuo y la colaboración para ser mejores padres, mejores esposos y mejores ciudadanos. En cuanto a los hijos –el fruto máximo del amor entre un hombre y una mujer–, distintas investigaciones confirman que un ambiente familiar saludable colabora en su crecimiento, maduración y prosperidad. Es indudable que una madre y un padre viviendo bajo el mismo techo podrán invertir más tiempo, afecto y recursos en sus hijos, por lo tanto, mejorarán su función de padres. En efecto, la sociabilidad propia del núcleo del hogar es el mejor contexto para que alcancen mayor confianza en sí mismos, apoyándose en sus afectos más cercanos para superar las situaciones inesperadas o desalentadoras que seguramente tendrán que atravesar en las distintas etapas de la vida. Virtudes como la generosidad, el altruismo y la disciplina encuentran en el ámbito familiar una buena escuela. Desde esta perspectiva, el matrimonio une a dos personas para toda la vida, y une a ambas con la siguiente generación que seguirá sus pasos. Por el contrario, son los chicos quienes pagan siempre el precio más alto cuando sus padres no logran salvar el matrimonio.

La sociedad civil también parece verse beneficiada cuando las familias conforman una red de relaciones y vínculos entre varias generaciones. Si los adultos colaboran en el cuidado de los ancianos, si los jóvenes pueden ayudar en la protección de los más pequeños, puede hablarse de asistencias que cumplen una función social irremplazable. Lo mismo ocurre respecto de la transmisión de la fe y de los valores. A muchos ha llamado simpáticamente la atención el modo en que el papa Francisco suele recordar las enseñanzas de su abuela…Y quienes están preocupados y comprometidos por el bienestar de la infancia deberían incluir entre las prioridades la situación de los matrimonios.

Hablando a los argentinos en la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil, el Papa puso el acento en defender y preservar los dos extremos de la vida: la infancia y la ancianidad. El matrimonio estable y la familia abarcadora de tres o más generaciones ofrecen garantías de equilibrio y de salud a toda la sociedad. En este sentido, es de señalar que en el próximo Sínodo el tema de la pastoral familiar ocupará un espacio de marcada importancia. Conviene ir pensando desde ahora propuestas creativas, misericordiosas y estimulantes en esta materia.

7 Readers Commented

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  1. En mi libro «Una iglesia plena. Una exégesis de Colosenses para cristianos del siglo XXI que anhelan plenitud espiritual» (Bs. As.: Dunken, 2013), comienzo mi análisis de Colosenses 3:18-21, al que titulo «Los deberes mutuos dentro de la familia», señalando una valiosa advertencia que el autor le hace a sus lectores. Dicha advertencia trata «sobre los deberes mutuos que debían producirse dentro del ámbito familiar y que debían considerarse como de ejecución no ocasional, sino permanente, algo que se desprende del empleo en todos los casos del presente, el tiempo griego que implica una acción continua». En efecto, opino que en gran parte la crisis de la familia en la sociedad contemporánea se debe a que durante mucho tiempo ni los esposos, ni las esposas, ni los padres, ni los hijos, quisieron cumplir con sus deberes propios, ni apreciaron la importancia de que pudieran cumplirlos los otros miembros de la familia. Quizás este es un tiempo propicio para que evaluando los desastres a los que nos han conducido tales actitudes, volvamos todos, y más aún aquellos que nos consideramos verdaderos cristianos, a sujetarnos a la autoridad de la Palabra de Dios y ser los esposos y las esposas, los padres y los hijos, que el Señor quiere que seamos, según los deberes indicados no sólo en Colosenses 3:18-21, sino también en Efesios 5:22-6:4.
    Raúl Ernesto Rocha Gutiérrez
    Doctor en Teología (SITB).
    Doctor en Ciencias Sociales (UBA).
    Licenciado y Profesor en Letras (UBA).

  2. Luis Alejandro Rizzi on 9 octubre, 2013

    El matrimonio estable no es lo mismo que matrimonio indisoluble.
    El matrimonio estable es temporal como lo es la vida.
    La noción de matrimonio indisoluble, para mí, es irreal porque significaría que el fracaso de las personas unidas en “matrimonio indisoluble” sería más bien una condena perpetua, con los perjuicios para el hombre y la mujer y para los hijos si los hubiera que ello causaría.
    Lo digo desde mi experiencia de “divorciado”
    Durante un tiempo a partir del momento que la relación matrimonial fue conflictiva, estaba condicionado por la “indisolubilidad del vínculo” y ello me arrastró a una no querida hipocresía.
    Es cierto que “El matrimonio estable y la familia abarcadora de tres o más generaciones ofrecen garantías de equilibrio y de salud a toda la sociedad….”, pero también es cierto que lo que llamaría “matrimonio inestable” desequilibra y afecta la salud de la sociedad, el “matrimonio inestable pero indisoluble” es como un virus, daña.
    Además según mi experiencia el divorcio contribuyó a fortalecer la familia, nos permitió reconstruir vínculos que también se habían dañado por la inestabilidad o conflictividad matrimonial.
    En mi caso o nuestro caso, mejor dicho, el divorcio fue como una cirugía, dolorosa, con su tiempo de terapia intensiva y luego poco a poco el reencuentro con la vida. Queda una cicatriz, es cierto, pero es la muestra de una herida curada.
    También he recuperado la fe. La fe tiene mucho que ver con el tipo de vida que uno lleva y en especial cuando uno supera crisis, porque en definitiva la fe en ese tiempo de crisis se esconde…y la fe afluye para ayudarnos a superar esa crisis, en el caso de los divorciados, la época del “matrimonio inestable”.

  3. Guillermo Battro on 10 octubre, 2013

    La pregunta relevante sería ¿ que es mejor para los conyugues y los hijos, un mal primer matrimonio o un buen segundo matrimonio? Me inclino por la opinion del Sr. Luis A. Rizzi al respecto

    • Rene Jativa E on 10 octubre, 2013

      En realidad desde la perspectiva de los hijos ¿existe un segundo buen matrimonio? ¿o sencillamente es una situación que al no poder cambiar tienen que aceptar?
      Pienso que como hijo me gustaría soñar en que mis padres depongan sus actitudes hostiles y reencuentren el amor.

  4. Rene Jativa E on 10 octubre, 2013

    Pienso que pensar en buscar únicamente un matrimonio estable es precisamente una de las causas de que llegue a no serlo. En general me parece que el ser humano únicamente el capaz de alcanzar los objetivos que se propone. Aspirar a la estabilidad está bien, pero debemos recordar que para caminar es necesario pasar de un punto de inestabilidad. Si se aspira a la estabilidad únicamente y se atraviesa una crisis, es fácil llegar a la conclusión no necesariamente definitiva de que el matrimonio ha llegado a su fin. Si se aspira a un matrimonio indisoluble, lo primero que debemos preguntarnos es qué es lo que hace indisoluble a la unión matrimonial. Pienso que se trata del amor conyugal, por tanto éste debe alimentarse y remozarse continuamente. El verdadero amor es siempre joven, es creativo, no desconoce el sacrificio, y sobretodo es honesto. El sentido del sacrificio puede variar de una persona a otra conforme a su particular visión de la vida, pero tiene un sentido muy preciso para un cristiano que tiene un ejemplo muy concreto en Jesucristo nuestro Señor y en nuestra madre, la Virgen. Además

  5. Juan Carlos Cortez on 7 noviembre, 2013

    la pregunta del millon es es suerte el matrimonio o el tomar conciencia y caminar juntos con dolores y alegrias, tengo 7 hijos me encuentro feliz muchos momentos, triste en otros y mi apoyo esta en Jesus y Maria que me dan las fuerzas para seguir, obviamente que la mayor fuerza visible son mis 7 niños y mi esposa, la amo como el primer dia.

  6. http://www.facebook.com/rolandoesteban.pina.7 ETIQUETAS. Cláusulas constitucionales. Operatividad. Iatrogenia. art.19 Constitución Nacional. Libre albedrio. Significado de trascendencia. Universales semánticos. Martha les entrega palabras de Rolando Esteban Pina quien próximo a cumplir sus 80 años (muy experimentados y difíciles 80 años) desea transmitir la Fe y Esperanza con que SI SE PUEDE lograr que por los frutos se nos conozca, sin vanagloriarnos de nuestras obras. Desde hoy será el indicado enlace será la plataforma de diálogo con CRITERIO cuando CRITERIO nos honre. Con alegría apreciamos el respeto y elevadísimo nivel de sus contenidos y el comportamiento editorial hacia nuestros comentarios.1.Este artículo sobre la familia, copiado ha sido la raíz de un documento que comentaremos separada y brevemente -por respeto a vuestro espacio- pero con significado de síntesis y fundamentación que se corresponda con su importancia. 2. Porque estamos desarrollando etapa evolutiva de actualización de la Teoría de Operatividad de las cláusulas constitucionales, dejamos claramente documentado el reconocimiento en año 2013 a German Bidart Campos, Néstor Sagües y Alberto Spota tres maestros de la vida que desde inicios de la década de 1970 dieron impulso, difusión y sistematización académica a mi libro Cláusulas constitucionales operativas y programáticas (con previa monografía de Rolando Esteban Pina que recibió German Bidart Campos como profesor de Facultad de Derecho UCA y que, con su firma calificándola, incluiremos en nuestra web ) libro en su edición original prontito se dispondrá libremente en http://www.rolandoestebanpina.com y que puede encontrarse recorriendo los antecedentes históricos en google: pina cláusulas constitucionales
    Como reconocimiento conjunto a quienes no debo olvidar mencionar cuando tanto se ha avanzado en la construcción del Estado de Derecho Justo y tanto queda por avanzar en el interminable camino donde los bandidos y el buen samaritano inter actúan permanentemente, un cuarto maestro anterior a ellos es Ambrosio Lucas Gioja quien al haberme invitado a ingresar a su Estudio Jurídico en 1956 cuando avanzaba en mis estudios de abogacía, enriqueció mi crecimiento espiritual e intelectual y aprendizaje de lo que significa «humildad» en un sabio, por los diálogos sin límites sobre Kelsen, Husserl y la actualización de la enseñanza de las ciencias sociales en Argentina.

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