imagenes-recibimiento-papa-francisco-brasil_tinima20130722_1009_5El obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social comparte su experiencia en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.

Una visita histórica acaba de concluir. Seguramente al leer estas líneas ya habrás visto muchas imágenes del Papa y escuchado sus palabras durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. Obispos y periodistas destacaron que es la primera vez que un Papa latinoamericano visita su continente. Algo peculiar, por no decir raro: estar de visita en la propia casa.

Nosotros naturalmente lo vemos como argentino, y de verdad es así. Pero el mundo entero, sin dejar de reconocer su nacionalidad, ve en Francisco rasgos continentales. Y es bueno no pasar por alto esta consideración. Porque para los países hermanos es una manera (legítima) de apropiárselo, de considerarlo uno de ellos. Y realmente es así. Porque la incidencia que ha tenido el cardenal Jorge Bergoglio en la Asamblea de obispos en Aparecida durante mayo de 2007 fue muy importante, y por amplísima mayoría fue votado para presidir la comisión de redacción del documento final. También fue uno de los que le dio al documento el toque característico de la opción por los pobres y la piedad popular, y su tono esperanzador y agradecido, alejado de toda queja por lo mal que muchas veces se hacen las cosas.

Muchos coterráneos del continente se sienten con el pecho ancho al escucharlo y ver sus gestos, su austeridad, su pobreza. Y el mundo así lo identifica, así lo recibe y así lo valora. Estas Jornadas han vuelto a consolidar el protagonismo o la importancia de la Iglesia de América latina en el conjunto de la catolicidad. La marcada presencia juvenil del llamado “Continente de la Esperanza y del Amor”, el clima, la ciudad, las favelas, las homilías del Papa. En el mejor de los sentidos y sin suspicacias, el centro de la catolicidad se está expresando en el sur.

En Río de Janeiro todo se orientó a un diálogo profundo entre la Palabra de Dios y el corazón de los jóvenes. Francisco nos acerca a Jesús, hace de puente (eso significa pontífice). Pero el diálogo busca también que la palabra de los jóvenes resuene fuerte en el corazón de la Iglesia, de los pastores, y sin duda que sean acogidas en el Corazón del Buen Pastor resucitado. Le dijo a los argentinos peregrinos en un encuentro pedido por él mismo y realizado en la catedral de Río de Janeiro: “No se olviden: hagan lío; cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos, que son los ancianos y los jóvenes, y no licuen la fe”. Cuánto de su lenguaje nos impacta y lo reconocemos, cuánto de sus palabras resuenan en América latina con la fuerza de la coherencia, cuánto de su modo nos abraza y nos acerca.

Más de 40 mil jóvenes peregrinaron desde nuestro país. Esto es señal de gran esperanza, pero también un llamado a una grave responsabilidad. ¿Qué estamos dispuestos a hacer por los jóvenes? ¿Qué nos reclaman? ¿Qué nos ofrecen? Si sabemos aprovechar este nuevo Pentecostés que Dios nos regala viviremos tiempos primaverales que nos ayuden a desplegar la Misión que Jesús nos encomienda hoy.

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