El tango de la Guardia Vieja, de Arturo Pérez Reverte, Madrid, 2012, Alfaguara.
El tango de la Guardia vieja es la última novela del escritor cartagenero. El relato abarca cuatro décadas del convulsionado siglo XX, donde los personajes principales se sitúan en tres momentos de sus vidas: cuando se conocen (en 1928) en un barco transatlántico que va de Europa hacia Buenos Aires; un encuentro fortuito, diez años después, en una elegante casa en la costa francesa; y, por último, en la madurez de sus vidas en un hotel de Sorrento. Esta historia de amor, peligrosa y turbia, tiene una trama no lineal, unida de manera artesanal por el autor, donde los saltos hacia adelante y atrás en la acción le exigen al lector una atención y colaboración particulares. Tal estructura narrativa es uno de los grandes aciertos de la novela.
Puede gustar o no, pero lo que no puede negarse es que Pérez Reverte sabe escribir; su capacidad narrativa tiene cadencia y una voz propia que le permiten con suma facilidad hacer cambios de registro de época, de estilos y de personajes, sin que el lector se distraiga ni pierda el hilo de la historia. Sus cualidades de escritor se despliegan en la minuciosa descripción de personajes, en sus diálogos y en el detallado relato de época.
La investigación previa para describir y contar los distintos períodos y lugares donde transcurre el relato fue vital para transportar al lector. Los escenarios son deslumbrantes y de lo más variados: un trasatlántico; los años ‘20 en los arrabales porteños, a la búsqueda de los burdeles donde nació el tango; la aristocracia francesa de los años ‘30 con la Guerra Civil española de fondo; y la vida de un jugador profesional de ajedrez en los ‘60. Todas son imágenes precisas que retratan fielmente las costumbres y los paisajes de cada época y cada sitio. Además, el lector argentino tendrá un beneficio extra en el reconocimiento de algunos lugares como el barrio de Barracas, donde transcurre la primera parte de la historia, así como aquellos que conozcan los inicios del tango y sus historias. Según cuenta Pérez Reverte, mirar a una pareja bailar tango en el lobby de un hotel en Buenos Aires le disparó la idea de escribir esta historia.
Max Costa y Mecha Inzunza se encuentran en Sorrento luego de 30 años sin verse. Allí se desencadena una evocación de recuerdos melancólicos donde nos enteramos de su historia de amor. Mecha es una rotunda heroína: inteligente, linda, elegante, independiente, que logra ir adelante a pesar de las dificultades. Representa la mujer ideal e inalcanzable que a todo hombre alguna vez se le pudo escapar. Max en cambio es un truhán querible: luce como un caballero, pero si las circunstancias se lo permiten es capaz de robar collares de perlas y abrir cajas fuertes, y hasta resistir torturas. A su vez, tiene una marcada melancolía, una nostalgia de un tiempo que fue y ya no volverá. Conserva un registro amargo de lo que hizo el paso del tiempo en su propio cuerpo, y en el de la mujer que alguna vez amó. Es un héroe cansado, como la mayoría de los grandes personajes de Pérez Reverte; un hombre forjado a sí mismo con audacia. Pero la particularidad de Max es la conciencia de su propia vejez, y de cómo transita esa etapa de la vida. Siente que los años lo van despojando de todas las aptitudes que alguna vez tuvo, y lo único que pretende es quedarse al menos con un poco de dignidad. Hay un saber, una conciencia lúcida y una madurez en el relato de Max que viene con la experiencia de los años, por eso se comprende que Pérez Reverte haya tardado 20 en escribirlo. En diálogo con el periodista Jorge Fernandez Díaz en la feria del libro en Buenos Aires, dijo: “Comencé a escribirlo, pero a las 40 o 50 páginas me di cuenta de que no funcionaba. El instinto de lector me decía que no estaba yendo bien, que no tenía la edad suficiente para contar esta historia. Me faltaban estragos, canas en la barba, manchas en la piel y arrugas en el alma, esas cosas que hacen que uno mire para atrás y se entienda a sí mismo”.
El tango de la Guardia Vieja es una obra cien por ciento revertiana, como dicen sus seguidores. Entretenida y con los componentes necesarios para quien busca una historia bien contada.
