El papa Francisco retoma el reto de san Agustín: más allá de la palabra humana, toda verdad auténtica se funda en Cristo. La cámara de televisión resbala una y otra vez, con una retórica de la reiteración, sobre los vigorosos atletas neopaganos diseñados por el genio de Miguel Ángel para gloria de Julio II, el Papa italianísimo y antiborgiano con la espada en mano por el honor de la Iglesia, ante el escándalo de Erasmo y el desconcierto de Maquiavelo.

Pero ahora, allí abajo, hay un hombre sencillo vestido de blanco que no predica la guerra sino la paz, que no teme ser viejo porque en una época ahita de información inútil apela a la sabiduría existencial y a la vida interior. Ese hombre quiere llamarse Francisco, como el gran depurador eclesial y padre de los pobres, y que hasta hace poco viajaba en colectivo y en subte por Buenos Aires. Un taxista exultante me acaba de decir: “Yo no entiendo de todo esto, pero estoy seguro de que es un hombre de bien”. Hacía mucho que no escuchaba esta expresión tan nuestra y pensé: Vox populi, vox Dei.

La memoria viró entonces hacia una conversación mantenida hace años con Graciela Carta de Capanna, en su casa de José C. Paz. Ambos nos preguntábamos dónde estaban los grandes teólogos de nuestra juventud: Rahner, Congar, De Lubac, Von Balthasar, Guardini. Ahora sé, Graciela, donde están: fundando cada palabra, cada concepto del papa Francisco, y hasta veo el rastro del homo viator, el hombre itinerante de Gabriel Marcel.

Como soy viejo como el Papa, comparto con él cierta lumbalgia y para colmo soy historiador, y me voy a permitir cierto rodeo antes del final. Hace muchos siglos, dieciséis, un hombre nacido en un pueblo de lo que hoy es Argelia, fue hecho obispo de Hippo Regius, Hipona, apenas superados los cuarenta años. Su juventud había sido turbulenta, en una época en la que el Imperio Romano se desmoronaba. Se llamaba Agustín y no tenía rival alguno en la glosa de Virgilio o Cicerón. Su maestro Ambrosio de Milán había detectado su genio impar, su capacidad de síntesis de la antigüedad clásica y el cristianismo. Todavía hoy tiembla el corazón cuando se leen sus Confesiones, el primer libro moderno, como decía Ortega, y en 1929 una muchacha judía de 24 años, Hannah Arendt, escribió su tesis doctoral sobre el concepto de amor en san Agustín, dirigida por Karl Jaspers.

¿Por qué he evocado a Agustín? Porque él, al asumir su obispado se dirigió fraternalmente a sus fieles de este modo: “Pero la tentación que viene del gobierno de las almas, la tentación del peligro que va unido a la dirección de una iglesia, os afecta de un modo particular. ¿Y podríais ser vosotros indiferentes a este peligro cuando la barca amenaza hundirse? Os digo esto por miedo a que, bajo pretexto de que esta tentación nos afecte especialmente, no por ello os inquietéis menos, ni flaqueéis en vuestras oraciones por nosotros cuando debéis con más motivo continuarlas… pues qué, hermanos míos, ¿acaso porque no sois vosotros los que manejáis el timón, no por eso dejáis de ser pasajeros en la misma barca?”

Me parece que el papa Francisco recoge el reto del santo obispo Agustín. Él también ha sido maestro de la retórica y la psicología, pero sabe que más allá de la palabra humana toda verdad auténtica se funda en Cristo, en el infinito fulgor del Verbo, que fue antes y será después.

10 Readers Commented

Join discussion
  1. martha elvira on 10 abril, 2013

    como siempre estoy gozando todo este número de CRITERIO, como un regalo para el espíritu y un empujon fuerte para el crecimiento interior.
    Cuando por la edad empezamos a perder la estabilidad,estos conceptos tan claros, fuertes,iluminadores, son columnas a las que nos aferramos e itinerarios claros en la fe y la esperanza
    Muchas gracias. MM

  2. Angel Faillace on 28 abril, 2013

    Bergoglio, me gusta seguirlo llamando así, porque así lo conocí. Transpira y trasmite Amor. Ese Amor que Jesús nos predicó. Todo esto se siente- Bien adentro nuestro. Y estoy convencido íntimamente que lo transmite a todos, sin excepción. Que lindo es hablar simple y claro como él y como El y todavìa no nos alcanza para cambiar este pequeño mundo. Pero su siembra de Esperanza está floreciendo y no habrá barreras para que se desparrame por todo el mundo, cristiano y no cristiano.

  3. Gabriel on 28 abril, 2013

    Se ha mencionado en el anterior comentario a Leonardo Boff, Clodovis Boff (hermano del anterior) y Gustavo Gutierrez… Todos Teologos de la Liberación… Con una diferencia.

    CLODOVIS BOFF ha rectificado de manera explícita sus anteriores posiciones y tambien de manera explícita ha vuelto a la ortodoxia… lo que le valió ser duramente reprendido por su hermano (ex cura y hoy teologo star de del eco cristianismo).

    Tengámoslo en cuenta porque este «nuevo CLODOVIF BOFF» ha sido, precisamente junto con BERGOGLIO uno de los inspiradores del texto de APARECIDA… tan lejano al marxista MEDELLIN o al neomarxista PUEBLA

  4. José Turmal on 28 abril, 2013

    Ante un texto tan diáfano y afirmativo, sorprende el manotazo ideológico de Hugo Pullmarí vituperando la Teología de la Liberación como si se tratara de un virus agazapado. Si no hubiera una pobreza tan rampante en este mundo, la liberación sería el pan de cada día.

  5. MARTIN DOMENICONE on 29 abril, 2013

    ¿»Teólogos de la Liberación»? Sé a que se refieren, pero… un poco presuntuosa la autodenominación, ¿no les parece?
    En el siglo XXI, en un mundo con más recursos y más medios de producción, con estados más «solidarios» y «benfactores» y una marcada tendencia a la equitativa distribución de la riqueza, la miseria a remediar, no solo se define por la ausencia de bienes u oportunidades sino, fundamentalmente, por la ausencia de valores privados y virtudes públicas.
    Admitido en el mundo como un derecho escencial la satisfacción de las necesidades básicas del hombre, incorporado incluso a los textos consitucionales de muchas naciones, el foco se concentra entonces en desarrllar la virtud de quienes administran y al celo de los que controlan cómo se administra.
    En todo caso el desafío actual es, sin abandonar al necesitado, convertir y liberar al gobernante de su corrupción y de su falta de escrúpulos, y al juez de su abulia, su cobardía y su insensatez.
    La tarea, en clave de «liberación» es para este tiempo, ni más ni menos que enfrentar y condenar la corrupción pública.
    Junto con Francisco no olvidemos al Bautista!

    • Juan Carlos Lafosse on 2 mayo, 2013

      Estimado Martín Domenicone,

      Lamentablemente, la «marcada tendencia a la equitativa distribución de la riqueza» no es tal.

      Para evitar cualquier polémica sobre nuestro país, puede corroborarlo en dos links interesantes. Verá que a lo largo de las últimas décadas la distribución del ingreso va en sentido de una inequidad cada vez más injusta y creciente. Luego puede verificar lo ocurrido en Argentina, hay buena información en los sitios de la PNUD y de la CEPAL.


      http://en.wikipedia.org/wiki/Wealth_inequality_in_the_United_States

      Por eso, yo tengo enormes esperanzas cifradas en el Papa Francisco para llevar a la Iglesia al camino que Cristo le marcó. El de la compasión y la misericordia, donde como dijo Benedicto XVI en la Encíclica Spe salvi «la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad».

      Francisco en el día del trabajo dijo:

      «El trabajo forma parte del plan del amor de Dios y otorga dignidad a la persona. No dejo de pensar en las dificultades que tienen no pocos países en el ámbito laboral. Pido a todos que, en la medida de sus responsabilidades, se esfuercen por crear puestos de trabajo y dar esperanza a los trabajadores»

      Y condenó este miércoles el «trabajo esclavo» de las víctimas del derrumbe del edificio con talleres de confección en Bangladesh que causó más de 400 muertos, según informó radio Vaticano:

      «El título que me chocó de verdad el día de la tragedia de Bangladesh fue ‘Vivir con 38 euros al mes’. Era lo que cobraba toda esa gente que murió. Es lo que se llama trabajo esclavo», declaró el papa en su homilía citada por la radio.

      «Hoy en el mundo esta esclavitud ataca a algo bello que nos dio Dios: la capacidad de crear, de trabajar, de tener dignidad. ¿Cuántos hermanos y hermanas se encuentran en esta situación!», lanzó.

      «No pagar honradamente, no dar un trabajo porque sólo se tienen en cuenta los resultados financieros, porque sólo se busca la ganancia, va en contra de Dios!».

      «Hay mucha gente que quiere trabajar pero no puede. Cuando una sociedad se organiza de manera que todo el mundo no tiene la posibilidad de trabajar, esta sociedad no es justa», recalcó el Papa, en el Día de los Trabajadores.

  6. Di Dio Vicente on 1 mayo, 2013

    CADA ACTO DE FRANCISCO, HASTA AHORA ME DEJA CIERTA DOSIS DE ESPERANZA, QUE SI BIEN ES LA ÚLTIMA QUE SE PIERDE RENOVARLA Y REFORZARLA CADA TANTO VIENE BIEN. OJALÁ FRANCISCO ENCUENTRE EL CAMINO PARA QUE NOS LO PUEDA MOSTRAR, Y QUE EL SER HUMANO PUEDA TRANSITARLO «CONVIVENCIA Y «»NO HAGAS AL OTRO LO QUE NO QUIERES QUE TE HAGAN A TI»».

  7. También anhelo como el autor del artículo que podamos como Iglesia vivir y concretar lo que propusieron esos grandes teólogos. Creo que el gran desafío que se ha marcado el Papa es ponernos a todos nuevamente en camino, no solamente a partir de un conjunto de ideas compartidas sino de un estilo de vida cristiana audaz, fiel a lo esencial y profundamente esperanzado. El nos está mostrando que es posible renovar nuestras vidas como cristianos en la Iglesia .

  8. Gioconda Perrini on 13 mayo, 2013

    Muy bueno el artículo escrito con el sentir del evangelio.El Papa es un hombre de Dios y tiene y tendrá toda la sabiduría necesaria para gobernar la Iglesia.Es un Pastor que tiene el olor de las ovejas que pastorea y sabrá guiarlas por la senda de los mejores pastos.Las ovejas lo estamos conociendo un poco más y tenemos la certeza de que Dios es fiel y dará al Papa toda la luz necesaria,porque El no abandona a quien llama para un servicio pastoral.El sabio sabe escuchar ls consejos aunque vengan del demonio,decía Don Bosco,después viene el discernimiento y luego la opción por lo que es más ajustado a la voluntad divina.Bergoglio sabrá escuchar al Espíritu y correr los riesgos inherentes a su misión.Porque es un hombre de bien.

  9. Felicito al autor de este artículo.
    La sabiduría, la paz, la unión a Dios y a la Virgen que destacan en Francisco, su afán de fidelidad a nuestra FE Católica, lo hacen merecedor de nuestra oración, nuestra unión a sus sugerencias como Buen Pastor y nuestra respuesta de FE y conversión personal.
    El Espíritu Santo está actuando en la Iglesia, también lo ha hecho con Benedicto y con Juan Pablo II y todos los Papas anteriores, porque la Iglesia es de Dios.
    La profunda sensibilidad por los más desvalidos, los más pobres del Papa Francisco nos hace replantear muchas estructuras interiores que tal vez debemos modificar. Hay prioridades que no son tales, situaciones de comodidad y falta de compromiso nuestras que Dios a través de Francisco nos está pidiendo cambiar! Muy buen artículo.

¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ?