El autor revisa el enfrentamiento entre el general Perón y la periodista Ana Guzetti, traído a la memoria por un desacertado comentario de Orlando Barone en el programa 6,7,8.gambini-foto-peron00012En una interesante nota del diario La Nación sobre la periodista Ana Guzzetti, que desafió a Perón en una conferencia de prensa televisada, se reconstruye la intención de ese diálogo iniciado por ella –entonces cronista de El Mundo– el 8 de febrero de 1974. Como no se mencionan las palabras de los personajes, me voy a permitir hacer un recordatorio.

Guzzetti le preguntó a Perón:

–Señor Presidente, en el término de dos semanas hubo exactamente veinticinco unidades básicas voladas, doce militantes muertos y ayer se descubrió el asesinato de un fotógrafo. Evidentemente todo esto está hecho por grupos parapoliciales de ultraderecha…

Perón contestó:

–¿Usted se hace responsable de lo que dice? Eso de parapoliciales lo tiene que probar. (Y dirigiéndose al edecán) Tomen los datos necesarios para que el Ministerio de Justicia inicie la causa contra esta señorita…

–Quiero saber qué medidas va a tomar el Gobierno para investigar tantos atentados fascistas.

–Las que está tomando; éstos son asuntos policiales que están provocados por la ultraizquierda, que son ustedes (señalando a la periodista con el dedo) y la ultraderecha, que son los otros. De manera que arréglense entre ustedes; la policía procederá y la Justicia también. Indudablemente que el Poder Ejecutivo lo único que puede hacer es detenerlos a ustedes y entregarlos a la Justicia; a ustedes y a los otros. Lo que nosotros queremos es paz. Y lo que ustedes no quieren es paz.

–Le aclaro que soy militante del movimiento peronista desde hace trece años…

–¡Hombre, lo disimula muy bien!

Quien hablaba con Perón no era un hombre sino una mujer; pequeño detalle en el que el general no reparó. Estos datos aparecieron en los diarios del día siguiente. Yo los vi y los escuché. No quedó un video, pero sí una foto de la escena. El diálogo me llamó tanto la atención que lo usé para iniciar el tercer tomo de mi Historia del Peronismo. La violencia (1956-1983) y lo reiteré hacia la mitad (página 313).

Hace cinco años, el 19 de febrero de 2007, publiqué en La Nación una nota titulada “Perón, creador de la Triple A”, dando detalles sobre la creación del somatén, una invención catalana del siglo XI, que el dictador español Miguel Primo de Rivera reflotara en 1923. Se trata de gente armada, que no pertenece al ejército pero se dedica a perseguir, torturar y matar al enemigo, como hacía la Gestapo de Hitler. Aquí se llamó Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como la Triple A.

Perón se enfureció el 25 de septiembre de 1973 al enterarse del asesinato de José Rucci, secretario general de la CGT. Sabía que los autores habían sido los Montoneros, su “juventud maravillosa”, y decidió destruirlos. Para eso llamó a una reunión privada en Olivos. Y allí estuvieron todos: desde el presidente provisional Raúl Lastiri, hasta los miembros del Gabinete y los gobernadores con sus vices. Se emitió un Documento Reservado, sobre el que Perón exigió “acatar sus directivas”. Y ordenó hacer actuar a todos los elementos de que disponía el Estado para impedir los planes del enemigo y para reprimirlo con todo rigor. Eso ponía en macha el conocido terrorismo de Estado.

Como Perón aún no había asumido su tercera presidencia sólo bendijo el documento, pero requirió el aval del Consejo Superior Peronista. Luego le encargó a José López Rega organizar el nuevo equipo de trabajo.

El terrorismo de Estado

A sólo tres días de conocido el Documento Reservado fue atacada a tiros, en Córdoba, una asamblea de delegados sindicales y murió Jorge Ávila, obrero de la construcción. El 11 de octubre un chico de la JP, afiliado a la Unidad Básica Héroes de Trelew, llamado Nemesio Luis Aquino, fue asesinado en General Pacheco. Una bomba estalló en la unidad básica Mártires de Trelew; otros artefactos reventaron en los domicilios de los diputados provinciales Fausto Rodríguez y Miguel Marcattini, y una tercera bomba dañó seriamente la casa del senador provincial peronista Miguel Tejada. Al día siguiente cayó asesinado en San Nicolás el periodista José Colombo, del diario El Norte, periódico que –según el Gobierno– estaba “plagado de comunistas”.

Dos días después de que Perón asumiera, el 12 de octubre, moría acribillado en Rosario el bioquímico Constantino Razzetti, de 58 años, en el que según su hijo Carlos fue el primer crimen reconocido por la Triple A. “Lo mataron los defensores de la falsa ortodoxia peronista, con el cuento de la depuración ideológica –se dijo en el sepelio-, justo a vos que hace treinta años luchás por el peronismo”. Quince mil personas despidieron a Razzetti.

El 17 de octubre se incendiaban en Mar del Plata las casas de Andrés Cabo y Alfredo Cuestas, dos dirigentes de la JP. Otro fuego consumió el día 21 el Ateneo Peronista Heroica Resistencia, en Santos Lugares, y un día después estallaba una bomba en el despacho de Alberto Martínez Baca, gobernador de Mendoza. A fines de octubre fue fusilado Pablo Marcelo Fredes, de la JTP, activista de la Unión Tranviarios. También le tocó ese día a Isaac Mosqueda, asesinado junto con tres jovencitos: Juan Piray (18 años), Francisco Aristeguis (17) y Omar Arce (de apenas 13). Además, las balas de la Triple A se cobraron en esos días las vidas de Adrián Sánchez (de Jujuy) y de Lorenzo Bernardo Perino (de Ensenada).

El 21 de noviembre casi muere el senador radical Hipólito Solari Yrigoyen, quien al poner en marcha su automóvil, vio cómo una bomba estallaba a sus pies y lo dejaba herido. Seis días después el jefe de la policía salteña, Rubén Fortuny, que investigaba  torturas locales, cayó muerto por la banda de las Tres A. Lo mismo le ocurrió a Antonio Dele Roni, abogado de la CGT de los Argentinos, y a su mujer Nélida Arana, asesinados en la estación ferroviaria de San Miguel. Héctor Antelos y Reinaldo Roldán cayeron durante el ataque montonero contra el cuartel de Azul, el 19 de enero. El día 27 de enero, en Córdoba, las torturas terminaron con la vida de José Roque Contino. Y por sacar fotos que comprometían, fue fusilado en los bosques de Ezeiza el reportero gráfico Julio César Fumarola.

El 16 de marzo fue asesinado en la puerta de su casa de San Nicolás el médico radical Rogelio Elena; el 30 lo mataron en Lomas de Zamora a Pedro Hansen, de la JP, y al día siguiente las balas se incrustaron en el pecho de Héctor Félix Petrone. El 8 de abril fue clausurado El Descamisado por publicar la foto de un policía matando con una Itaka a Alberto Chejolán, en medio de un piquete, cuando marchaba hacia Plaza de Mayo. El secuestro y asesinato de María Liliana Ivanof, de la Agrupación Evita, coincidió con la elogiosa confirmación, por parte de Perón, de los comisarios Alberto Villar y Luis Margaride.

El Gobierno preparó un acto para el 1 de Mayo que buscaba calmar los ánimos, pero a los Montoneros no les gustó que Perón los tratara allí de “imberbes y estúpidos”. Mucho menos que los amenazara recordándoles que “han visto caer a sus dirigentes asesinados, sin que todavía haya tronado el escarmiento”.  Era el terrorismo de Estado, pero no informó quiénes eran los asesinos. El país entero lo vio y escuchó por televisión, y no los echó de la plaza –como se dijo después– porque habían ido para insultar a su mujer y dejarle medio acto vacío. Se fueron solos, protestando en medio del caos.

El 11 de mayo, al salir de la iglesia de San Francisco Solano, en Mataderos, una ráfaga de ametralladora desplomó al padre Carlos Mujica. Fue ejecutado por el inspector Rodolfo Eduardo Almirón, uno de los jefes y organizadores de la Tiple A.

Finalmente, el 29 de mayo apareció torturado Salvador Bidegorry y se hallaron en Pilar los cadáveres de los fusilados Oscar Dalmacio Meza, Antonio Moses y Carlos Domingo Zidd. Habían sido secuestrados en un local del PST de General Pacheco. El 2 de junio  las balas bajaron al joven Rubén Aldo Poggioni por pegar carteles del Partido Comunista. El día 6 fue secuestrada y torturada Gloria Moroni, de la Tendencia Estudiantil Revolucionaria Socialista. Los secuestros terminaron con la vidas de Remo Crotta, sindicalista papelero, y con el portuario Carlos Borromeo Chávez, cuyos cuerpos sin vida aparecieron en los bosques de Ezeiza. Entre Villa Elisa y Punta Lara se encontraron los cadáveres de Francisco Oscar Martínez, de la JTP, y de Alfonso Gerardo Grignone, de la JUP. En esos días fue asesinada también la joven de 19 años Elsa Argañaraz.

El terrorismo de Estado había dado comienzo en manos de Perón, quien murió el 1 de julio de 1974. Su mujer, que era la Vicepresidenta, heredó ese siniestro aparato que no dejó de funcionar, hasta llegar a casi un millar de víctimas.  El resto lo hicieron los militares, que fueron responsables de más de ocho mil desaparecidos cuyos nombres se conocen todos.

No obstante, voy a  corregir un error de mi nota publicada en La Nación en 2007: bajo la conducción de Perón los muertos no eran 15, como entonces dije, fueron 63. Para ser más preciso, faltaban consignar los nombres de las siguientes víctimas: Carlos Rafael Llerena, José Luis López Lage, Nancy Estela Magliano, Ramón Martínez, Joaquín Pires Cerveira, Mario Pizarro, Marcos Félix Ramayo, Jean Henri Raya Ribard, Joao Batista Rita, Arnaldo Rojas, Fabiola Sánchez Gómez, Ruth Sánchez Gómez, Ricardo Silva, Benito Spahan, Raúl Tettamanti, Victorio Vázquez, Joaquín Vega, Juan Carlos Villafañe, Mario Zidda Chesa, Jorge Ávila, Juan Piny, Francisco Aristeguis, Omar Arce, Adrián Sánchez, Antonio Dele Roni, Alberto Chejolán, Francisco Oscar Martínez, Alfonso Gerardo Grignone, Elsa Argañaraz, Ramón Giménez Vega, Enrique Grynberg, Horacio Manuel Orostegui, Viviana Irene Ringach, Adolfo Skof, César Augusto Baldini, Guillermo Tomás Burns, Edmur Pericles Camargo, César Cervato, Juana Romero Crisóstomo, Daniel José De Carballo, Joel José De Carballo, Oscar Hugo Garay, Víctor Gerez, Hugo Hansen, Ricardo Zoilo Ibáñez,  Catalina Jara, Eduardo Jiménez, José Lavecchia.

Como se ve, la máquina atroz empezó en el peronismo, contra sus propios afiliados y simpatizantes de izquierda. De esto no hay dudas. Mejor digamos que sobran pruebas.

21 Readers Commented

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  1. Clara I Gorostiaga on 7 enero, 2013

    Excelente investigación que espero sea continuada y tenida en cuenta. Me parece que contribuye a que la historia del país no sea sólo un «relato» de lo que conviene a nuestro modo de pensar.

  2. MARTIN DOMENICONE on 7 enero, 2013

    Excelente trabajo. Queda en claro entonces que los «Dos Demonios» no solo existieron, sino que nacieron en Ezeiza con el retorno de Perón y eclosionaron violentamente durante su presidencia. Para entender la historia completa es necesario trascender el escenario argentino evaluar estos sucesos dentro de los acontecimientos internacionales que simultáneamente estaban ocurriendo en el mundo en general y en Latinoámerica en particular. Era un mundo bipolar, donde la Unión Soviética y los Estados Unidos luchaban desespeadamente por vencerse el uno al otro y se enfrentaban militarmente, en diferentes teatros de operaciones incluyendo Africa y América Latina. Argentina no quedó al marge y el apoyo y la formación que los EEUU brindaron a los estrategas y militares latinoamericanos sobre técinicas de combate contra la guerrilla y para la obtención de información no fue menor al apoyo, entrenamiento para ejecuciones selectivas o sistemáticas y el apropiado financimaiento que la URSS brindó a grupos insurgentes que operaban contra un gobierno constitucional y democráticamente elegido por abrumadora mayoría como era el de Perón. El objetivo de estos grupos era (reconocidamente) tomar el poder para conformar un gobierno afín con la Unión Soviética. Obsérvese como Perón se refiere reiteradamente a los «comunistas», no ya como un calaificativo para indicar una pertenencia ideológica sino casi como un insulto.
    A partir de allí se entiende bien que grupos insurgentes cuyas fuerzas se autodefinían como «ejército», que tenían unifomes, bandera y jerarquías, que pedían reconocimiento internacional como grupo beligerante y que recibían apoyo logístico, estratégico, financiero y político de una potencia extranjera, claramente tenían un status similar al de las fuerzas regulares de un estado, por lo que es correcta e históricamente comprobable la Teoría de los Dos Demonios: Un «Terrorismo Socilaista-Comunista» que respondía ideológica y funcionalmente a un estado extranjero (la URSS) contra el «Terrorismo de Estado» como técnica para combatir loclamente al primero.
    Este modelo de enfrentamiento se reprodujo con mínimas variantes en la mayoría de los países latinoamericanos y también en Africa. Debemos profundizar los estudios históricos comparativos para ver aún con mayor claridad lo ocurrido y aprender para que no vuelva a ocurrirnos.

    • Clara I Gorostiaga on 7 enero, 2013

      Me parece que lo realmente interesante del artículo es que muestra como el papel de Perón no fue sólo ser la «circunstancia» de este enfrentamiento. Su ideología siempre fue claramente de extrema derecha y su modo de proceder por medio del terrorismo de Estado es anterior al enfrentamiento del año 74.

  3. elba beolchi on 7 enero, 2013

    Señores , así que para algunos Perón tenía razón. ¿Acaso permitió a la Ley actuar? Pero todavía hay individuos que sostienen : «mano dura al paredón» Total insensatez. Claro si esa mano dura o el paredón le toca a ellos o a su familia , entonces a los gritos llaman a la Justicia.

  4. Gabriel on 7 enero, 2013

    Mientras tanto, todos acompañamos y participamos con un silencio hipócrita del encarcelamiento sin sentencia firme de militares ancianos (últimamente tambien civiles) a quienes al grito mágico de lesa humanidad se le niegan sus derechos adquiridos (leyes de obediencia debida y punto final) y los constitucionales principios de legalidad, irretroactividad de la ley pena, juez natural, entre otros.
    SOMOS TAN RESPONSABLES CON NUESTRA COBARDÍA COMO LO SON LOS PERONISTAS CON SUS VOCACION INTRÍNSECA POR LA VIOLENCIA COMO FIN EN SI MISMO.

  5. José M. Soaje Pinto on 7 enero, 2013

    Gambini, su gorilismo antiperonista es archiconocido. No sé que hace usted escribiendo en una página supuestamente católica. Comando civil y por ende un cuasi guerrillero; Socio de norteamérico Ghioldi de triste memoria y recalcitrante socialista (es decir marxista), usted pertenece a ése pasado que evoca con tanto ahínco. Su nota no es valiente, es cobarde. Usted es de los que vociferan contra la tempestad cuando pasó la tempestad. de los que se alzan contra la tiranía cuando se derrocó a la tiranía. Más le valdría callarse. Hace un racconto de muertos de izquierda pero omite la contabilización de los muertos civiles, policiales y militares de antes y durante Perón. No justifico la muerte de nadie, pero convendría saber que intervención tuvo usted y sus socios en los fusilamientos de 1956.

  6. Martín Lagos on 7 enero, 2013

    Quienes gustan decir que Perón regresó a la Argentina desde el exilio transformado en un leon hervívoro y portador de un mensaje de paz, deben recordar que hasta mayo/junio de 1973 apoyó sin retaceos a los violentos de izquierdas y que a partir de ese momento alentó, también si retaceos, a los violentos de derechas. Un «track record» no muy propio de un pacifista y, además, absolutamente coherente con toda la trayectoria de su vida.

  7. Adela Mancuso on 8 enero, 2013

    Agradezco la nota y la mayoría de os comentarios.
    Lamento que persistan posturas como las de Gabriel que llama lacras a los que no piensan como él.
    Nadie merece ser ejecutado por sus ideas: entodo caso está dolorosametne confirmado que ni el terrorismo de Esrtado ni las izquierdas merecen un lugar en la consturcción e la Nación.Ambos utilizaron los mismos métodos y no tienen autoridad moral para reclamar nada.

    Dios quiera los argentinos podamos dolernos TodoS por este pasado de violencia y elegir de una vez por todas re-construir con verdad, sin venganza.
    Adela aci

  8. horacio bottino on 8 enero, 2013

    ¡Hipócrita y mentiroso! empezó con el gobierno militar 1966-73

  9. susana ravalle on 8 enero, 2013

    la nota aporta datos interesantes de un perìodo històrico reciente y con efectos en el presente.
    No comparto el uso de categorìas «derecha» «izquierda». Ningùn argumento ideològico justifica la violencia. Lo que hay en polìtica es LUCHA POR CONQUISTAR ESPACIOS DE PODER.y como decìa Clausewich (no està bien escrito): «la polìtica es la continuaciòn de la guerra por otros medios».
    Para los ciudadanos del mundo que apostamos al trabajo, la paz y la convivencia solidaria, Hitler, Stalin, Peròn y la actual dictadura no hacen a la diferencia

    • Horacio Parenti on 9 enero, 2013

      Comparar Hitler con Stalin es de «intelectuales» de circo.
      Peron ha sido el mejor presidente de Sud America. Por eso la Marina de Guerra lo echo. (es decir la oligarquia)
      El Peron que volvio de la Madre Patria, fue un sinverguenza y un asesino. Distingamos.

      «La dictadura actual», te refieres a la del Imperialismo financiario? Bueno, esta dictadura es la mas repugnante, y quienes luchan contra ella (Correa, Morales, Chàvez, Cristina Kirchner) son la esperanza de la humanidad.

  10. Ulises J. P. Cejas on 9 enero, 2013

    Tengo 80 años y he visto muchas cosas que han pasado en Argentina. La historia es útil como referencia para aprovechar las experiencias buenas y evitar los errores.
    Pero estoy un poco aburrido de seguir revolviendo temas que pasaron hace más de un par de generaciones atrás.
    Nuestro querido país necesita una nueva visión política más preocupada por solucionar problemas y generar proyectos de desarrollo (reales, no teoricos) que lleguen a la mayoría de la población. Tengo la deprimente sensación de que seguimos enredados en temas menores y seguimos descuidando las cosas concretas que podrían transformar realmente a nuestro país. Basta mencionar las grandes carencias de infraestructura que podrían dar trabajo genuino a mucha gente y mejorar la vida de nuestra sociedad. De esto se habla muy poco.

  11. a ferrari etcheberry on 9 enero, 2013

    Si se trata de historia y de precisar el «privilegio» del inicio no es posible negar que le pertenece a la revolución de 1930. Durante Uriburu se torturaba en la Penitenciaria Nacional de la av.Las Heras con participación directa de David Uriburu (hijo del dictador), el ministro Sánchez Sorondo y L.Lugones (hijo)Se inauguraron «técnicas» (usadas en los campos de concentración clandestinos del terrorismo de estado) contra anarquistas, radicales y aun generales de la nación como lo denunció Lisandro de la Torre – quien nunca mintió, según Rodolfo Moltedo – y cuya candidatura porla Alianza Civil era la única esperanza para el país de acuerdo a las cartas que le enviaba desde Europa Gustavo Martinez Zuviría (Hugo Wast). El uso de la picana eléctrica fue tan amplio como el fraude bajo Justo y Fresco. De paso: también fue de la Torre el primero en denunciar que el apoyo militar al dictador Uriburu se habia logrado – o al menos confirmado – con los fondos de un club de bancos que se hizo cargo de sus deudas. No me parece un hecho ajeno al inicio de la tortura sistemática. Para quien tuviera dudas podría recomendarle textos y documentos.

  12. a ferrari etcheberry on 9 enero, 2013

    deberían agregar la etiqueta Uriburu

  13. Juan Carlos Lafosse on 10 enero, 2013

    La violencia en Argentina no es un fenómeno sencillo de explicar y merece un tratamiento mucho más serio. No se comprende la publicación de un texto que, como bien dice Ulises J. P. Cejas, aburre sin aportar nada.

    El Sr. Gambini trata de usar la historia relatando hechos puntuales, bien conocidos por cualquiera que haya vivido esos años de asesinatos de la AAA de Lopez Rega.

    De terrorismo de estado, como tantos países, tenemos toda una historia, la mazorca, la «conquista» del desierto, la Sociedad Patriótica, los fusilados de la Patagonia…

    A mi lo que me sigue sorprendiendo es que haya quién califique como «valientes» a quienes – hoy en día en Argentina – den cualquier opinión en cualquier medio.

  14. iseko kanaka on 10 enero, 2013

    Estimados amigos de Criterio: Vds. seguramente son los mismos o los herederos de los que aplaudieron (o de la parte de la sociedad, no importar el nivel social), el bombardeo de Plaza de Mayo con sus 300 muertos y no sabemos cuantos cientos de heridos. Que en realidad, son los amigos o los mismos que pusieron la bomba en un acto donde hablaba Perón desde la Casa Rosada, en abril de 1953, que mató varias personas.
    Así que dado que no pueden probar cuantos «asesinados» hubo durante el período 1946 a junio 16 de 1955, Vds. deben reconocer que el terrorismo a gran escala, comenzó con el famoso bombardeo, anticipado por la bomba de abril de 1953, y donde desgraciadamente, nadie se lamentó EW SERIO, que esas bomgas fueran «aplaudidas» por matar a la «negrada», por aquellos que ponían en las paredes Cristo Vence. Esa es la historia, y sino cuentan toda la verdad – no negando que los peronistas «de Perón» participaron en una lucha despiadada contra los «peronistas de Fidel Castro», Vds. estan diciendo la mayor de las mentiras y contribuyendo a que nunca se salde nuestra historia.

  15. Jose Buceta on 16 enero, 2013

    Un correcto y documentado artículo sobre temas que los que tenemos mas de 60 años conocemos y muy bien y trae Martin Domenicone mas arriba a colación los famosos 2 demonios, mala palabra para el oficiliasmo actual, mirador crítico y vengativo de un demonio, el otro permanece olvidado y glorificado. No estamos viviendo hoy novedades pues en la Argentina hemos vivido varios terrorismos de estado, Rosas por ejemplo, el proceso militar del 76 otro ejemplo, lo realmente llamativo y a pesar de expresiones tan nobles como por ejemplo Mons. Zazpe que hablaba no de 2 demonios, de uno solo y ese demonio es la VIOLENCIA, no hay camino de violencia que culmine bien, y hoy seguimos transitando los mismos errores, la triple A no se condena, la guerrilla fueron jóvenes idealistas y los únicos malos de la película son los militares del 76 y hoy meten presos hasta a sus vecinos, Algun día llegará que condenemos la violencia venga de donde viniere, allí iniciaremos el verdadero proceso de convivencia No olvidando pero tampoco repitiendo los mismos errores de antaño.

    • MARTIN DOMENICONE on 21 enero, 2013

      Coincido plenamente Sr. Buceta. La violencia siempre es un fracaso y los violentos son simpre fracasados. Si para «liberar» a alguien tengo que matar a alguien, ¿dónde está el mérito? Cuando veo óvenes usando camisetas con el rostro del Che Guevara me pregunto si saben sobre los fusilamientos de los que fue responsable y de los «tiros de gracia» que disaparba personalmente. ¿Que se puede admirar de un violento fusilador? ¿Que diferencia puede haber entre un fusilador con gorra y otro con boina? ¿O acaso matar es una solución? Pero lo que hay que recordar es que a la guerrilla argentina la apoyaba y financiaba una potencia extranjera (la URSS y su satélite Cuba) para imponer una ideología, por lo que también su acción fue «Terrorismo de Estado» y tarde o temprano debe juzgarse como tal.

      • carlosnota on 17 enero, 2016

        Pero lo que hay que recordar es que a la guerrilla argentina la apoyaba y financiaba una potencia extranjera (la URSS y su satélite Cuba) para imponer una ideología, por lo que también su acción fue “Terrorismo de Estado” y tarde o temprano debe juzgarse como tal.

        Sr en ese caso ? cual es el EStado a juzgar ? la URSS ?

  16. carlosnota on 17 enero, 2016

    O sea que el Terrorismo de ESTADO fue creado por PERON recien en el 73 ?… alguien sabe entonces cómo se murieron tantos politicos y militantes antes del 73?.. alguien sabe que fué la Liga Patriotica o esos grups de fascistas de los años 30{s que se mataban entre ellos y los socialistas.
    que ingenuidad maliciosa la de estos Gorilones

  17. Ricardo on 29 febrero, 2020

    Excelente informe. Revelador.
    Estos peronistas son un chiste. Cómo la dibujan para justificar todos los desastres que hicieron. Con razón se negaron a integrar la CONADEP: Alfonsín quería que se juzguen los crímenes desde el 25 de mayo de 1973 que es cuando arrancó oficialmente el terrorismo de Estado.
    Siempre iguales, jamás se hacen cargo de nada.

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