La aviación naval tiró bombas sobre la Casa Rosada para liquidar a Juan Domingo Perón, pero ninguna estalló en la Plaza de Mayo sino detrás, sobre Leandro N. Alem y Paseo Colón.

 Leyendo la edición de junio de Criterio me encontré con una interesante nota de Juan Carlos Espeche Gil sobre lo sucedido el 16 de junio de 1955, en la que se invita a hacer un revisionismo. Como autor de tres tomos sobre la historia del peronismo, es obvio que no dejé de lado la fecha ni lo sucedido ese día. Por eso estoy dispuesto a la revisión.

Me parece oportuno aclarar que no soy creyente, lo que no me impide leer Criterio, revista que respeto –y admiro– desde la famosa polémica entre monseñor Gustavo Franceschi y Lisandro de la Torre.

Empiezo por desmentir que se bombardeó una plaza llena de gente. Dice la nota: “Unas 200 personas se encolumnaron, vivando a Perón. La plaza estaba llena, colmada. Y fue entonces que un avión solitario, en su última pasada, dejó caer unas bombas y ametralló a la gente reunida”. Lo cierto es que no había ningún acto público, ni se había convocado a nadie y, además, con 200 personas no se llena esa plaza. Se la colma con cien mil, pero esa tarde estaba vacía, porque del lugar se fueron todos apenas se escuchó la primera estampida. No quedaron ni las palomas.

Perón se enteró que había un complot para matarlo a las ocho de la mañana, cuando se lo informó su ministro de Ejército, el general Franklin Lucero. Tras una audiencia del Presidente con el embajador norteamericano Albert Nufer, Lucero le ofreció los sótanos de su Ministerio para refugiarse. “El presidente Perón, con el mayor sigilo abandonó su residencia –dice el historiador Isidoro J. Ruiz Moreno– acompañado de algunos pocos fieles, sin advertir al resto de los funcionarios y empleados que ocupaban los despachos oficiales” (en La Revolución del55. Cómo cayó Perón; tomo II; Emecé, 1994).

Seis periodistas acreditados en la Casa de Gobierno bajaron a los sótanos y se apretujaron –con 400 empleados– en los túneles coloniales sobre los que se edificó la casa. Enrique Almonacid, Juan Parigi, Atilio SilasAlmonacid, Roberto Di Sandro, Guillermo Napp y Marcial Rocha Demaría se preguntaban por qué Perón y el resto del Poder Ejecutivo habían huido sin avisarles que iban a ser atacados.

Una escuadrilla de aviones navales dejó caer bombas sobre el edificio y detrás de la Casa Rosada, en Leandro N. Alem y Paseo Colón. Ninguna de ellas estalló en la plaza. Las fotografías lo prueban, porque los muertos y heridos están todos en el pavimento. La foto que se muestra es de un artefacto que cayó, pero no explotó.

El peor espectáculo lo ofrecía un trolebús en Paseo Colón, semidestruido por una bomba que lo alcanzó cuando circulaba junto a la Casa Rosada, y mató a todos sus ocupantes. Hubo un diario que identificó a las víctimas y fue Clarín del día siguiente: hizo un recuento de 156 muertos y 846 heridos; publicó, además, los nombres y apellidos con sus internaciones en la Asistencia Pública y en los policlínicos.

Enseguida se organizó la represalia: incendiar las iglesias. Según la nota De Juan Carlos Espeche, “a poco de caer la noche pareció que los bomberos dejaron a las llamas actuar libremente”. Pareció no. Fue así, igual que tres años antes, cuando los peronistas incendiaron la Casa del Pueblo y el Jockey Club de Buenos Aires. 

Las llamas consumieron una decena de templos y empezaron por la Curia Eclesiástica. Dice el autor de la nota que Manuel V. Ordoñez vio caer una bomba sobre la curia. La verdad es que allí no cayó nada: la incendiaron los peronistas.

Termina diciendo Espeche Gil que “para los católicos opositores al gobierno de Perón esas quemas fueron, y siguen siendo, mucho más relevantes que la matanza precedente de la que poco se habla y estudia entre nosotros los católicos”. Y concluye: “Aquí cabe un revisionismo”.

Bueno, yo no soy católico, pero nadie me va a impedir recordar que no es cierto que se hable poco del bombardeo y mucho de las iglesias quemadas. En todo caso es al revés. Hasta se puso una placa en el Ministerio de Economía recordando el bombardeo. Además, todos los políticos peronistas lo mencionan como uno de sus más fuertes argumentos. Yo le pediría a la Iglesia que no se olvide de la quema de los templos, porque es un hecho tan histórico como el otro. Los peronistas católicos –que los hubo y los hay– no lo olvidan. Ni en la guerra civil española ocurrió semejante cosa.

La curia fue regada con nafta por los peronistas, preparando el incendio que se realizó entre las 15.30 y las 16.45 ante las pasividad de los bomberos que estaban allí desde la mañana. Ese fuego no sólo consumió papeles eclesiásticos, también destruyó para siempre el archivo colonial de la ciudad de Buenos Aires, guardado desde 1600.

A la noche Perón habló por radio en cadena nacional y dijo que “es indiscutible que toda la acción se ha dirigido sobre mi persona, lo que me llena de satisfacción, porque lamento mucho más lo que le ha ocurrido al pueblo que lo que podía haberme ocurrido a mí”. Es lógico preguntarse por qué no hizo evacuar el edificio y sus alrededores, en lugar de refugiarse silenciosamente en un sótano. Pero nadie se atrevió a proponérselo.

Sin duda que ese bombardeo fue un acto de grave irresponsabilidad castrense, por las muertes civiles que ocasionó, pero la actitud del ministro de sacar tres horas antes al Presidente, sin alertar al personal de la Casa y sin evacuar la zona aledaña indica falta de interés en proteger a los transeúntes, expuestos al bombardeo. “Nosotros, por nuestros servicios de informaciones, ya habíamos sido advertidos con anterioridad”, asumió el Presidente por la cadena de radio.

El escritor Félix Luna pintó el clima de esta forma: “Lo que había pasado el 16 de junio es un trágico síntoma de la división que vivían los argentinos. Que los pilotos rebeldes no hubieran trepidado en producir esa masacre para aniquilar a Perón daba la medida de la desesperación total en que ese encontraba la oposición”. (Perón y su tiempo. III El régimen exhausto,Sudamericana, 1986).

Por mi parte, creo que el revisionismo sobre el bombardeo ya está hecho, aunque no descarto volver sobre los incendios.

 

El autor es periodista y escritor.

17 Readers Commented

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  1. Juan Carlos Lafosse on 9 septiembre, 2012

    Hay un serio problema de valores en este artículo. Los muertos en el bombardeo de la Casa Rosada eran personas inocentes, no “daños colaterales” sino cadáveres mutilados, heridos, dolor de las familias. Pero durante la quema de las iglesias no murió nadie, las pérdidas fueron solamente materiales.

    Aunque no se menciona, la Iglesia era en ese momento el eje que articulaba la oposición política, cosa de la cual doy fe como asistente a la procesión de Corpus Christi de la semana anterior.

    También murieron personas con la bomba puesta durante un discurso de Perón en un acto en la misma plaza, que terminó en el incendio del Jockey Club y de la Casa del Pueblo, donde en cambio tampoco hubo muertos.

    Llamar “grave irresponsabilidad” al bombardeo, es realmente una irresponsabilidad grave.

  2. María Teresa Rearte on 10 septiembre, 2012

    Me parece bien que revista «Criterio» publique esta nota, sobre un tema ya expuesto por otro autor, con una perspectiva diferente.

    Lo que Hugo Gambini refiere de Juan Domingo Perón no me sorprende. Nunca lo consideré un valiente. Tampoco me sorprende que no diera aviso a los empleados, funcionarios, periodistas, que quedaban librados a su propìa suerte. Sólo se preocupó de ponerse a salvo él. Es muy propio del ex-presidente Perón.

    Digamos que tenía una estimativa moral acerca del valor de la vida humana, según de quien se tratase, bastante alterada. O tergiversada. Lástima que algunos simpatizantes suyos no lo adviertan, tan preocupados como parecen estar por el problema de los valores.

    No advierto en la nota que el autor diga que es el mismo pecado la masacre de los aviadores, que el incendio de la Curia, las iglesias, etc., como un comentario lo insinúa. Personalmente, no llamaría pecado solamente a lo uno y a lo otro. Sino delitos a ambos.

    En real que la Iglesia era fuertemente opositora a Perón. Pero no la ùnica opositora. Piénsese por ej. en los socialistas, que era opositores y no son precisamente católicos. Pero aún considerando que la Iglesia «articulara» la oposición, como se dice en otro comentario, eso no da derecho al incendio de la Curia, de las iglesias, a la profanación de lo sagrado, y en particular DE LA EUCARISTÍA. ¿Se tiene conciencia, pregunto, de lo que es un SACRILEGIO?

    Ocurre que para la estimativa moral de algunas personas el fenómeno político, y más el peronismo, como el kirchnerismo, y los «ismos» que le son afines, tienen «derechos» que se niegan a otros sectores del pensamiento, de la sociedad, de la religión. Máxime, en tiempos como los actuales, en los que se ha perdido el sentido de lo sagrado.

    Personalmente sostengo el valor inviolable de la vida. Me duele lo sucedido. Me impactan las descripciones. Sé que eran vidas inocentes, en las que debió pensar el entonces Presidene Perón, si estaba en conocimiento de los hechos que se avecinaban. Para algo era el Presidente de la Nación.

    Y por supuesto que debieron pensar también los marinos. No estan excusados de responsabilidad. Ni siquiera por la «desesperación» que dice el autor experimentaban. También estábamos desesperados quienes vivíamos en el interior del país. Y éramos personas inocentes, argentinos, perseguidos por los peronistas, por el único pecado o delito, de no plegarnos al partido gobernante. Perseguidos hasta el punto de tener que abandonar el lugar donde vivíamos, la casa, el hogar, etc. Y empezar de nuevo en otro sitio.

    Por último, no desestimo la gravedad de la pérdida de vidas humanas como producto de los bombardeos. Lo tengo bien presente. Pero tampoco he olvidado la gravedad de la quema de los templos, la profanación de lo sagrado. Tengo bien en claro en mi conciencia ambos hechos.

    No creo que la historia tenga que construirse sobre la base del olvido de lo uno ni lo otro. Ni con metodologías de esta naturaleza.

    Gracias.

    María Teresa Rearte

    • Graciela Moranchel on 15 septiembre, 2012

      El único «sacrilegio» aquí es haber atentado contra la vida humana inocente. No hay ningún otro. Si usted se dice cristiana, sabrá que lo más «sagrado» que Jesús nos enseñó a cuidar y respetar fue la vida del prójimo. Jamás los ritos, ni los sacramentos, ni la Torá, ni el culto, cuando son interpretados en detrimento del bien humano. Todas esas son cuestiones puramente «humanas». Pongamos las cosas en su justo lugar. Nunca puede compararse quemar un templo o «profanar» hostias con matar a una persona.

      • Joaquin de Salazar on 15 septiembre, 2012

        Siempre ha mostrado un importante déficit de razonamiento. Y lo reitera otra vez. Una cuestión es el respeto por el valor inviolable de la vida humana. Y otro el valor de lo sagrado. Cada uno va por sus propios carriles.

        En ningún momento yo mezclo una cuestión con la otra. Y mucho menos subordino un tema al otro. La que ha perdido el justo lugar de las cosas es ud.

        La que, en su afán de agredirme, incurre en evidentes confusiones, es ud.

        Además, las palabras tienen un significado objetivo que no puede ud. alterar a su gusto. Y en eso también se advierte el déficit de su formación: en el lenguaje.

        Lo raro hubiera sido que ud. no tratara de agredirme, una vez más, entre tantas otras. Eso va con ud. Y lo lamento por ud.

        Prof. María Teresa Rearte

        • Graciela Moranchel on 17 septiembre, 2012

          Señor Joaquín de Salazar (o María Teresa Rearte (?)):

          ¿Agredirla yo a Ud por manifestarle una diferencia de opiniones? ¿Dónde está la agresión? ¡SEÑÁLELA!

          Es justamente «usted» la que acostumbra denostar a todo aquel que no piense como cree que se debe pensar. Es «usted» la que afirma que tengo un «importante déficit de razonamiento» y un «déficit de formación en el lenguaje»? ¿Quién agrede a quién?

          Háganos el favor: Tenga la humildad de «leerse» antes de enviar los comentarios, y de reconocer que es imposible entablar un diálogo fructífero o medianamente elevado con usted, debido a «sus» lamentables actitudes que ya han cansado a más de un forista en esta Revista.

          Señora Teresa: todos conocemos muy bien quién es usted y cómo se dirige a los demás, en términos soberbios e irrespetuosos, considerando siempre que «su» opinión es la única valedera, y que usted es la «única» capacitada para juzgar las opiniones de los otros, como depositaria de la verdad de todas las cosas, especialista en «todos los temas».

          Le sugiero humildemente que reflexione y que, si lo necesita, no dude en consultar con un psicoterapeuta. Creo que lo necesita con suma urgencia.

          Graciela Moranchel
          Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

          • Héctor on 18 septiembre, 2012

            Totalmente de acuerdo con los comentarios de la licenciada Graciela Moranchel quien en ningún momento ha agredido a nadie. Comparto su opinion. Lo más sagrado es la vida humana. Ese es el único y verdadero templo donde habita Dios.
            Inconcebible poner en un mismo plano como hace Teresa Rearte la quema de iglesias con la matanza a inocentes que pasan por la calle, cuando los curas estaban bien resguardados de todo peligro en el seminario. Solo una mente muy confundida podria afirmar semejante cosa.

      • Luis Wetzler von Deneken on 19 septiembre, 2012

        Señora, Perón mandó asesinar a los ferroviarios que le hicieron huelga, mi padre en plaza San Martín vio caer muerto a su lado a un conocido médico de Buenos Aires, que fue asesinado mientras atendía a heridos en una manifestación de la oposición. La vida humana es sagrada, no importa el color que tenga, pero hoy como ayer, se recuerda a los muertos de la dictadura pero no a los miles asesinados por el terrorismo marxista y peronista, descalificado éste último por el propio Perón al expulsarlos de la plaza de Mayo. Si hay memoria que sea completa no parcial, la última no es memoria, es relato maniqueo que nos tiene sumergidos el presente totalitarismo K.

  3. Americo Lohin on 13 septiembre, 2012

    Bombardeo indiscriminado con ciento de victimas e incendio de Iglesias,son dos aspectos que se recuerdan de aquel tragico 16 de junio de 1955,sin embargo hubo otros hechos que por alguna razon,han tenido poco eco en la revision historica de ese periodo,cual fue la detencion de todos los dirigentes politicos opositores independientemente de su relevancia y actuacion y de todos los Curas y Religiosos.Era un adolescente entonces y fui testigo de la detencion de estos ultimos ,parrocos en su mayoria ,en el ambito geografico del entonce Obispado de Azul,que luego de su paso por las respectivas jurisdicciones policiales fueron recluidos en el Seminario de Azul,mientras los dirigente polticos permanecian en las Jurisdiciones policiales,en ambos casos la detencion duro aproximadamente una semana.Es de suponer que lo que aqui relato no fue una excepcion y similares procedimientos tuvieron lugar en todo el ambito de la Provincia de Buenos Aires y otra jurisdicciones.

    • Juan Carlos Lafosse on 14 septiembre, 2012

      Estimado Americo Lohin,

      O sea que si la Iglesia actúa como núcleo de grupos políticos opositores, que bombardean civiles con la V y la cruz pintadas matando cientos de personas, sus miembros tienen «inmunidad eclesiástica» y no se los puede encarcelar…

      Nadie está a favor de reprimir – avance que recién alcanzamos en estos últimos años – pero es imposible comparar personas destrozadas con sacerdotes recluidos en un seminario durante unos pocos días, durante los cuales no he oído que ayunaran.

      Es un problema de valores, la vida humana está por encima de las cosas materiales.

      • Americo Lohin on 4 octubre, 2012

        No estoy comparando,me he referido a un hecho poco conocido de nuestro historia ,no hay otro hecho en el cual se hayan encarcelado a todos los curas y a todos los dirigentes políticos aun de los pueblos más pequeños,fue un hecho inédito que no trascendió debidamente merced a la ausencia de la libertad de expresión.

        • Juan Carlos Lafosse on 4 octubre, 2012

          Estimado Americo Lohin,

          Si hay un grupo subversivo que busca derribar un gobierno constitucional y para eso llega a bombardear la Casa de Gobierno y a asesinar civiles ¿Por el hecho de llevar sotana no se los debe detener? ¿Haberlo hecho no es lo razonable acaso? ¿Ud. piensa que la Iglesia no tenía nada que ver con estos hechos espantosos?

          Tiene toda la razón del mundo el Sr. Espeche Gil cuando dice que la mayoría de los católicos no asumimos nuestras culpas, ni nos arrepentimos, ni ayudamos a la reconciliación.

          Ahora, si de comparar se trata, mire como estos mismos personajes respetaron las sotanas cuando asesinaron a los Palotinos, a Angelelli y a tantos otros miembros de la Iglesia.

          • Americo Lohin on 16 mayo, 2017

            Ud se esta desviando del tema,si hubiera habido un grupo de sacerdotes y politicos ,que participaban de operaciones subversivas y atentaran contra el orden Constitucional seria correcto que los detengan No es el caso lo que señalo pues fueron detenciones MASIVAS ¿Que complot podrian hacer sacedotes y politicos de acuarta categoria de pequeños pueblos como el que cito que no tenia mas de 3 mil habitantes?

  4. tarascon on 18 septiembre, 2012

    Ahora es más sacrilegio un incendio de iglesia que una bomba matando una treintena de niños que iban a la escuela?
    Qué pensaría Jesús de semejante comparación?
    Basta por favor!!Demasiada locura ya tenemos para agregar más confusión en la alicaída Fe de las personas!

  5. juan on 24 septiembre, 2012

    La masonería atea-anticatólica-pro-británica estuvo activamente detrás de todas las atrocidades cometidas en la Argentina en nombre de nuestra religión, la Patria, la libertad y también en nombre de Perón. Para que nos matemos los argentinos entre nosotros. Para sembrar el odio entre hermanos.

    El segundo gobierno pernonista se vio infiltrado por masones, desde el vicepresidente Tessaire (uno de los que estuvo detrás de la quema de las iglesias) para abajo… Durante esos tiempos trágicos y confusos, hemos sido usados y manipulados al antojo de intereses foráneos, para alegría de Sir Winston Churchill.

  6. juan on 24 septiembre, 2012

    La quema de iglesias fue una obra de la oligarquía, fueron comandos civiles, grupos marxistas, comunistas, resentidos, anarquistas, pero seguro que no eran peronistas.

  7. Juan Carlos Espeche Gil on 4 octubre, 2012

    Agradezco al Sr Hugo Gambini que, sin ser creyente, según su aseveración, asuma la invitación hecha a los católicos, realizada en mi artículo de junio en CRITERIO, para que realicemos un revisionismo de lo cruelmente acontecido el 16 de junio de 1955, en lo que tanto peronistas como antiperonistas llaman bombardeo sobre la Plaza de Mayo, y que el Sr Gambini aclara con razón, que el mismo no fue sobre la plaza.
    Es verdad que, excepto una bomba que explotó en las cercanías del monumento a Belgrano (eso está filmado), cayeron en la Casa Rosada , detrás de la misma y en sus costados, aparte de las que fueron arrojadas en otros sitios de la ciudad. Esta corrección del Sr Gambini, que acepto, pretende ignorar entre otras cosas el título de mi artículo: «El bombardeo de junio de 1955 y sus protagonistas». Esos» protagonistas», demuestro en mi artículo, fueron los que en 1976 desarrollaron el llamado Proceso de Reorganización Nacional, al que el Sr Gambini de alguna manera apoyó: en La Opinión, 5 de Noviembre de 1978, al entrevistar al Ministro del Interior, el Sr Gambini termina escribiendo «…se puede ejercer más la libertad de prensa que lo que la gente cree». Para esos días, ya eran muchos de sus colegas periodistas que estaban desaparecidos. Esto forma parte de las sombras del periodista Sr Gambini como de cualquier ser humano, pecadores somos todos, unos más y otros menos. Algunos con más luces y otros con más sombras. Dios sabrá.
    También es verdad que la plaza no estaba colmada, como exagero en mi artículo, pero decir que «se fueron todos apenas se escuchó la primera estampida. No quedaron ni las palomas», representa una manera despectiva y falsa de relatar los hechos. Yo vi a muchísima gente por Rivadavia y la Avenida de Mayo dirigirse hacia los estruendos que venían desde la plaza. Muchos huyeron de la muerte, y otros muchos se quedaron refugiados en las recovas de L. N. Alem, Paseo Colón y la calle H. Yrigoyen, junto a peatones. Se ve en filmaciones a civiles ayudando a soldados del ejército a mover cañones. Tanto fue así que cuando la Marina se rindió exhibiendo paños blancos desde las ventanas, los que no habían huido «con las palomas», avanzaron con lo que tenían hacia el Ministerio de Marina, lo que obligó a los marinos a reanudar el fuego contra ellos, a pesar de su rendición, porque se rendían al ejército y no al pueblo peronista que se abalanzaba.
    Es verdad que Perón no alertó a los que estaban en la Casa Rosada que podían ser bombardeados y que se retiró a lugares más seguros. Esa conducta más que reprochable, y que no es poca cosa, forma parte de las luces y las sombras de cualquier hombre, incluido Perón.
    Algunas bombas no estallaron gracias a Dios, porque el mal tiempo obligó a volar muy bajo y esa poca altura no era apropiada para su estallido. Pero no existió solamente bombardeo, también hubo ametrallamiento aéreo.
    Quisiera salvar aquí algunas omisiones en mi artículo referido al bombardeo de la Plaza de Mayo publicado en CRITERIO del mes de junio.
    -Las expresiones del doctor Mario Amadeo pertenecen a su libro Ayer, Hoy, Mañana (Ediciones Gure, 1956).
    -En lo referente al ánimo del general Lonardi en relación al incendio de la iglesia cercana, pertenecen al libro Dios es Justo, de su hija Marta Lonardi, comentando decires de su hermana Susana.
    -En lo relativo a comentarios del doctor Manuel Ordoñez referidos a una bomba caída sobre la Curia, fueron extraídos del libro de José Oscar Frigerio El síndrome de la Revolución Libertadora. La Iglesia contra el Justicialismo (Tomo X, Centro Editor de América Latina, 1990, páginas 102 y 103). Lo que no pudo aclarar fue si la bomba era incendiaria o no, y eso no implica negar la participación de peronistas en su incendio y el de otras iglesias. No sé si ese sacrilegio es menos malo o peor que el asesinato masivo de cristianos, que estando en estado de gracia, eran templos del Espíritu Santo, morada del Dios viviente ( 1 COR 6,15,19;12,27). Solamente en el día del Juicio Final se conocerá cuántos templos fueron destruidos el 16 de junio de 1955. Estas son cosas que el Sr Gambini no puede creer, ya que se manifiesta no creyente y piensa que la Iglesia no debe revisar nada, y sobre todo no olvidar el incendio de sus templos.
    En lo que se refiere a una placa en el Ministerio de Economía que memora el hecho trágico, colocada por el Estado, no absuelve a los católicos a la revisión que propuse y que no solamente reitero, sino que como miembro de la Iglesia asumo, pidiendo personalmente perdón, porque en los aviones y en las bombas estaba dibujada la cruz del Salvador, porque la procesión del Corpus fue un acto claramente político y porque todavía la mayoría de los católicos no asumimos nuestras culpas en estos acontecimientos, ni estamos arrepentidos ni podemos, por ello, reparar nada. El Sr Gambini cree que el revisionismo ya está hecho, pero no tiene derecho a decirnos a los católicos que nada tenemos que revisar, solo recordar los incendios… así no se construye ninguna reconciliación nacional.

  8. martha elvira on 12 octubre, 2012

    YO TAMBIÉN ERA JOVEN,20 AÑOS Y RECUERDO TODO PERFECTAMENTE.
    ADEMAS TENGAN EN CUENTA QUE NO SOLO EN BUENOS AIRES SE QUEMARON TEMPLOS . YO VIVIA EN BAHIA BLANCA Y SE QUEMO,ENTRE OTROS LUGARES, PARTE DE LA IGLESIA DEL CORAZON DE MARIA, EL ARCHIVO DE LA CATEDRAL ,SE ATACO LA IGLESIA DE LOURDES DESPARRAMANDO LAS HOSTIAS CONSAGRADAS PARA ROBAR EL COPON Y LOS SACERDOTES FUERON PRESOS EN EL EJERCITO. HUBO QUE ESCONDERSE O ESCAPARSE PORQUE SABIAMOS QUE TENIAN LAS LISTAS CON TODOS LOS NOMBRES.
    HABRIA QUE PONER UN CARTEL COMO LOS DE AHORA QUE DIGA
    «ESTO LO HIZO PERON»
    COINCIDO CON VARGAS LLOSA QUE LO PEOR QUE LE PASO A LA HISTORIA ARGENTINA ES ESTE PERSONAJE NEFASTO CUYAS DERIVACIONES TODAVIA ESTAMOS PAGANDO

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