Editorial Sudamericana reditó en una versión corregida y actualizada el libro La Argentina. Historia del país y de su gente, de María Sáenz Quesada, donde la autora logra conjugar minuciosidad y síntesis en capítulos que pueden leerse de forma autónoma. Cuando esta consagrada académica brindó ya hace más de una década una lúcida mirada retrospectiva y panorámica, pero no por ello menos minuciosa, de nuestra vida en común, estampó en el prólogo de aquella primera edición, que escribir una historia de su país es el sueño de todo historiador. Entre otras razones, porque es una labor de síntesis que sólo quienes ejercen un real dominio de la disciplina pueden hacer. Esta prestancia en la factura del relato no es un regalo solamente de un natural talento sino producto del conocimiento y del ejercicio del oficio.
Son 74 capítulos repartidos a lo largo de 762 páginas, que llegan hasta nuestros días y recogen una siempre bien seleccionada literatura, incluyendo la más reciente en la materia. Espigar en las fuentes equivale a recorrer así un frondoso arsenal de variada gama, incluyendo autores de valía, independientemente de su orientación. Cada capítulo está precedido de un escogido párrafo que aporta una caracterización epocal y constituye una unidad autónoma, que puede ser objeto de una lectura aislada sin mengua de su claridad, facilitando su empleo como obra de consulta. Una considerable presentación fotográfica salpica aquí y allá las bien nutridas páginas, ofreciendo un oportuno testimonio plástico de la narración, y enriqueciendo así su comprensión.
María Sáenz Quesada, en la saga de Félix Luna, reúne el rigor científico y la amenidad, un rasgo éste tradicionalmente bastante descuidado, que precisamente constituye un elemento característico de la producción historiográfica de ambos. La prosa es concisa, sencilla, descriptiva de situaciones…y amena. La armonía alcanzada por la autora al conjugar minuciosidad y síntesis –lo que permite una lectura prístina de los datos–, es uno de los logros más evidentes de la obra. Transmite con fidelidad los datos necesarios para que el lector se sitúe rápidamente en la realidad sin aparatos conceptuales ideológicos.
No se priva la historiadora de brindar sus pareceres cuando lo considera necesario, ni tampoco de trazar cuadros donde refleja opiniones y sensibilidades personales, pero no es un acierto menor de su estilo evitar incurrir en vicios tan comunes de nuestro tiempo como lo son el relativismo, el anacronismo y el ideologismo que suele auparlos. El resultado es un beneficio que el público destinatario de esta historia agradece como un respetuoso cobijo de su libertad, beneficio más valorable aún si se trata de gente joven, que suele ser presa de tales manipulaciones.
Con motivo de habérsele otorgado un doctorado honoris causa, Andrea Riccardi expuso entre nosotros una reflexión sobre la tarea del historiador, luego publicada en esta revista, donde critica tanto a la historia apologética como a la historia justiciera, muy respetables ambas pero ajenas a la naturaleza de la investigación científica. Según Riccardi, la función del historiador no reside en juzgar sino en comprender.
María Sáenz Quesada encarna ejemplarmente esa concepción de la historia, superadora de las contingencias subjetivistas y al mismo tiempo encarnada en la trama viva de lo humano, con sus luces y sus sombras. En horas de oscurecimiento, donde regresan viejos fantasmas a escena, se valora más aún esa honestidad intelectual. La misma historiadora, con motivo de otro artículo de Criterio donde asume la herencia intelectual de su maestro, destacó su desapego a las categorías abstractas como nación o comunidad, y su concreto interés por conocer el país y su gente, que le venía de lejos. A ella también.
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Join discussion¿Cómo comprende ,esta historiadora,la época 1853-1916?.Secesión de Bs As 185 y pico,batalla de pavón 1861,asesinato de Peñaloza,guerra de la triple alianza,encierro de Urquiza,José Hernández,Conquista del «desierto»,1er. gobierno de Roca,laicismo,crisis de 1890,creación de la UCR y sindicatos,trato a los trabajadores,desaparición de los negros,provincias muy pobres,Ley de residencia,estado de sitio en el centenario,FRAUDE, desde1862 a 1912,NO industrialización.
Plausible tarea la de la historiadora María Sanz Quesada.
Interesante la reflexión, aludida en esta nota, de Andrea Riccardi sobre la crítica a la historia apologética y a la historia justiciera, en cuanto ajenas -ambas- a la investigación científica.
Importante también que sintetizara la función del historiador no en juzgar sino en comprender.
Orientativas todas las apreciaciones para nuestro juicio de profanos en la materia, cuando nos internamos por el camino de nuestro pasado.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte