La Sentencia de la Corte Suprema de Justicia del 13 de marzo pasado se inscribe en un contexto que entendemos resulta importante tener en cuenta. Nuestro Código Penal (vigente –con reformas- desde 1922), penaliza en términos generales el aborto, y establece dos causales de eximición de la pena. El caso del aborto terapéutico, cuando está en riesgo la vida de la madre; y el supuesto de que el embarazo provenga de “…una violación o un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente”.
En el segundo caso, los estudiosos del derecho penal estaban divididos en dos posibles interpretaciones. La primera, que argumentaba que la causal exculpatoria sólo aplicaba al caso de una violación o atentado al pudor de una mujer idiota o demente. La segunda lectura sostenía que se trataba de dos subsupuestos distintos. El caso de violación de una mujer, o la circunstancia de que una mujer idiota o demente pueda ser violada o abusada, y como consecuencia de ello se produzca un embarazo.
La Corte Suprema zanjó la discusión inclinándose por la segunda alternativa, y como consecuencia de ello, habría en el Código Penal dos causales de eximición de la pena: (i) la terapéutica; y (ii) la que se da como consecuencia de un embarazo producto de una violación de la mujer, sea o no “idiota o demente”.
Hasta aquí, se trató de una interpretación de la ley vigente, que vuelve a poner en el tapete un tema cuyo debate genera posiciones sumamente polarizantes.
La Corte, no obstante, va un paso más allá, y establece la modalidad mediante la cual el Estado, a través del sistema de salud, debe proceder. Precisa que la sola presentación de una declaración jurada es elemento suficiente para que el médico interviniente proceda a realizar la voluntad de la madre embarazada. Exhorta a los distintos poderes públicos a elaborar los protocolos del caso.Por otro lado, en el Congreso Nacional conviven varios proyectos de ley que proponen una legalización amplia del aborto, dejando de lado la estructura actual del Código Penal, en cuanto privilegia el derecho a la vida del no nacido mediante la penalización general de la práctica abortiva, para luego establecer causales de exculpación de la conducta. Los proyectos plantean la cuestión del aborto como un derecho de la mujer sobre su cuerpo.
Creemos que el aborto nunca puede ser la solución. Creemos también que debatir sobre el aborto significa tomar conciencia de que estamos frente a un drama serio, que no puede resolverse como la confrontación de dos derechos (el de la madre y el del no nacido), y que en esta batalla, la poca visibilidad y operatividad de los derechos del no nacido, hace que para muchos los de la madre prevalezcan. La Corte, en su fallo, avanza en este último sentido, y cuando dispone que la sola declaración jurada es suficiente, reconociendo que tal metodología puede dar lugar a abusos, se está inscribiendo en esta confrontación binaria entre derechos de la madre frente a los derechos del niño, haciendo que los primeros prevalezcan sin más. En este sentido es oportuno advertir que el voto concurrente de la Dra. Argibay, es más preciso que el de la mayoría, al reconocer con claridad lo que ella llama “severo conflicto de intereses”, reconociendo con honestidad que el hijo por nacer también los tiene, aunque se elija sacrificarlos. Este avance del voto mayoritario, además, puede generar el riesgo de que la efectiva aplicación de la interpretación formulada por la Corte, signifique una indirecta legalización de todo aborto.
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Ante el fallo de la Corte Suprema, que puede dar lugar a un cambio de paradigma, y los proyectos de ley presentados que legalizan plenamente el aborto, pensamos que cualquier debate sobre este tema debe darse necesariamente en el Congreso Nacional, ámbito propicio y competente para debatir los límites del derecho a la vida. Pensamos también que la discusión debe ser lo suficientemente amplia para no caer en visiones polarizantes, que presenten el tema como un choque de derechos.
El derecho humano más básico a la vida requiere ser protegido de manera razonable y efectiva, con políticas de ayuda eficaz que la promocionen. Si el aborto es un drama que afecta a una madre en la encrucijada de tener que tomar semejante decisión, no puede resolverse solamente con una declamación principista hacia sus derechos, o hacia los del niño.
¿Hasta dónde puede intervenir el Estado, penalizando a una mujer cuyo embarazo es producto de un delito? ¿Puede la ley imponerle semejante carga a una persona? ¿Está esa persona en condiciones de decidir de manera autónoma? Por otra parte, ¿puede considerarse que un embarazo cuya gestación avanzó una determinada cantidad de tiempo, es lo mismo sin más que otro embarazo en estado inicial? ¿Estos temas no son dignos de reflexión y debate? ¿No debe el Estado promover políticas activas en materia de información sobre lo que significa la vida en el vientre materno? ¿O, más aún, facilitar y promover que un embarazo –aunque fuera no deseado- pueda llegar a término? Paralelamente, ¿puede el Estado consentir el aborto sin tener en cuenta y resolver –o al menos intentarlo– el gigantesco problema de la violencia doméstica y el abuso a la que son sometidas mujeres? ¿Dónde quedan los derechos del padre, para el caso que éste no quisiera abortar y la madre sí? ¿Merecen el mismo juicio y trato una madre gravemente afectada por una violación, que los propietarios de una clínica que lucra haciendo abortos? ¿La objeción de conciencia no merece un tratamiento profundo y meditado?
¿Es razonable quitar la vida al niño concebido sin que al mismo tiempo se exija al menos investigar la violación que se alega y perseguir a su autor? Los interrogantes siguen y son muchos. Las respuestas a algunos de ellos no son unívocas. Si pretendemos responder recurriendo a principismos rígidos, no hay debate posible, y probablemente terminemos fomentando posiciones que soslayen el bien común y favoreciendo a quienes declaman al aborto como un derecho.
Creemos que la vida es un don de Dios y que quitarla nunca puede ser un derecho. Como cristianos, le reclamamos al Estado que respete nuestra autonomía para protegerla, ya sea mediante la acción en la sociedad civil, a través de organizaciones no gubernamentales, y ante todo participando del debate. El resultado de éste nunca contemplará todo lo que pretendemos, pero el bien común se verá menos afectado que en el caso que tomemos una actitud rígida. Ser parte de la discusión significará trabajar intensamente en el plano político, sin condenar a quien piense distinto, sino colaborando para que los representantes de la comunidad política puedan encontrar caminos que privilegien la vida y reconozcan que el aborto, al final de cuentas, es un severo drama que no puede solucionarse con respuestas simples.
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Join discussionEl problema del posible abuso, que la misma Corte plantea, ocurre porque la violación todavía es un delito de orden privado que el Estado no puede perseguir sin denuncia de la víctima.
Que la Iglesia revise su anacrónica posición sobre el control de la natalidad, que ocasiona el nacimiento de niños no deseados, destinados al hambre, el abuso y la miseria. La Humanae Vitae, ya en su época, resultaba irrazonable. Es lógico que se opongan al aborto, pero no lo es que presionen por cualquier medio, justificando el fin de impedir abortos. Hay católicos que llegan hasta la violencia. Saludos
Estimados Editores de Criterio:
En el tema del aborto, hay que partir de un principio, la mujer encinta no es dueña del hijo que está gestando por estar dentro de su cuerpo. Aquí se trata de DOS personas.
A ambas se les aplican los derechos contenidos en la Constitución Nacional, y los Tratados Internacionales de Derechos Humanos que surgen del art.75 inc 22 , de la misma Constitución.
Partiendo de esto, desde mi punto de vista, no puede aceptarse la interrupción del desarrollo de una vida., salvo por razones estrictamente médicas.
Es por eso que considero que no puede exigirse a las parejas, que se abstengan del uso de los distintos anticonceptivos, que justamente son para evitar el embarazo, y no tener siquiera qiue mencionar el tema del aborto.Y la mayoría de los anticoncetivos no son abortivos, pues con esos argumentos el no mantener relaciones sexuales , también sería abortivo.
En relación al fallo de la Corte Suprema interpretando el artículo del Código Penal, es solo un fallo. Lo que ocurre, siendo que vivimos en la Argentina, el permitir que el médico actúe con la sola mención de que ocurrió una violación, va a hacer que la mayoría de las personas mencione su existencia para lograr el aborto. Ojalá me equivoque. Será cuestión dentro de unos meses hacer una estadística de cuanto aumentaron los abortos médicos, sustentados en una violación.
Saludos
Juan Damonte
El fallo me parece un avance fenomenal en el sentido de la evolución jurídica. Tener una dispositivo, una herramienta más dentro del sistema jurídico para lograr disminuir la razón de la segunda causa de muerte en las mujeres en la Argentina, me parece un avance fantástico. El que no lo quiera ver, que no lo vea!!! Parece que no se entendió bien el fallo!!!. En la Argentina, la segunda causa de muerte en las mujeres, es por prácticas abortivas mal hechas, sin profesional a cargo, en lugares de dudosa reputación, en el anonimato, en la clandestinidad, sin suficiente higiene ni profilaxis, etc. Hay 500.000 nacimientos por año, pero hay tambien 500.000 abortos (aunque se sospecha que más),. Nuestro Código penal solo autoriza en tres casos, como se describió en el artículo. Y ésto sólo sucede si usted encuentra un médico que se anime a realizar en público la interrupción del embarazo (la mayoría no lo quiere hacer por temor a la condena social), es decir sin clandestinidad. De manera que la tasa de abortos clandestino, resulta lo suficientemente alta como para enfrentar a la mujer argentina con la muerte por prácticas abortivas realizadas en condiciones de subdesarrollo, todos los días del año. El fallo UNA GRAN SOLUCION PARA UN PAIS que va en camino de convertirse jurídicamente en uno del del PRIMER MUNDO (aunque estemos todavía en el cuarto).
Esto es para Aldo. Me parece excelente que para evitar o superar todos los problemas que describís es matar al inocente
Hace poco me insultó una persona en el centro, así que cuando llegué a mi casa le pegué a mi vecino.
El hombre (varón y mujer) no crean vida, sólo tienen el don de transmitirla (por ello no tienen derecho a quitarla). Pero, ante la desacralización de la vida en general y el ambiente político de claro indiferentismo religioso -en el mejor de los casos- la postura católica integral debiera, sin abandonar la prédica consistente con todos sus principios, hacerse cargo de las consecuencias naturales de sostener su correcta prédica. Creo que la Iglesia (jerarquía y fieles) debe tomar el toro por las astas y darse a la tarea de crear y sostener, para ofrecer ofrecer a la sociedad sin esperar absolutamente nada del Estado, centros de recepción de niños nacidos -no queridos por sus progenitores por cualquier causa- con todos los costos inherentes a los cuidados necesarios hasta que pudieren llegar a valerse dignamente por sí mismos. El desafío es enorme, no exento de sacrificios de todo tipo. Las palabras están muy bien, pero como decía Ortega: «a las cosas». Tales obras serán verdaderos amores y no sólo buenas razones.-
Lo primero que uno piensa es que el aborto en caso de violación, es una suerte de venganza, contra un inocente. Ya en ese punto uno siente que se está ante un acto injusto.
Otra cosa que uno puede pensar es que si la declaración jurada es suficiente para habilitar un aborto, es como autorizar lo que se llama «justicia por mano propia». La madre se convierte en Juez y verdugo. Suena injusto, también…!
Por último, ¿el aborto remedia la violación ?
La pena de muerte, porque de ello se trata, aplicada a un ser totalmente indefenso, puede mejorar la vida o como yo creo la empeora…
En mi opinión la Corte erró.
Concuerdo con lo expresado en el editorial, excepto que no me queda claro la necesidad de citar a Argibay justamente, ya que esta corte entre la que se cuentan homosexuales garantistas y aborteros entre otros, no garantiza que el asesinato de inocentes nunca llegue a legislarse. Lo único que buscan los que promueven este tema, es ir avanzando de a pequeños logros hasta lograr su cometido.
Estimado Director: Estoy en absoluto descuerdo con toda tentativa contra la vida humana y mas contra la recien concebida, que por su inocencia debe ser preservada a toda costa. Entiendo que la violación es algo terrible, criminal, pero el aborto NO VUELVE LAS COSAS ATRAS, solo es un nuevo crimen contra un inocente. Lo real es que el estado debió velar por que la violación jamas se produjera, y abortar no es otra cosa que borrar las consecuencias de esa falla en la seguridad de las personas, con beneficio unico para un estado ausente de la vida segura en sociedad. El estado DEBE GARANTIZAR LA VIDA PARA TODOS, Y PARA LA MUJER VIOLENTADA NO SOLO JUSTICIA, SINO MUCHAS COSAS MAS QUE TAPAR LO OCURRIDO 1) En primer lugar la condición digna para llevar a termino la gestación; 2) DIGAN ATENCION MEDICA; 3) CONTENCIÓN PSICOLOGICA Y AUN SOPORTE RELIGIOSO ADECUADO, SI LO REQUIERE ESTE ULTIMO; Y SI PERSISTE EN SU DERECHO DE DESPRENDERSE DEL NIÑO ADECUADO SOPORTE JURIDICO PARA DARLO EN ADOPCIÓN; LA MUERTE JAMAS PARA NADIE Y MENOS PARA QUIEN NI SIQUIERA PIDIO SER GESTADO. UN HIJO NO ES UNA ENFERMEDAD.
Lo mas valioso de la editorial, es la invitación al diálogo y al debate formulando preguntas desde el título.
…..»Los interrogantes siguen y son muchos…..y las respuestas a algunos de ellos no son unívocas».
Porque solo a algunas? prefiero dejar abiertas todas las preguntas y es el punto de partida imprescindible para llegar a respuestas diversas y seguramente polémicas.
La editorial (como todas) toma posiciones o dicho de otro modo responde a alguno de los interrogantes. Se puede coincidir o no.
Pero insisto con el valioso aporte de tantas y tan variadas preguntas, prácticamente 15 líneas de interrogantes.
Yo agrego otras: ¿estamos realmente dispuestos a la búsqueda sincera de respuestas?
¿no clausuramos el debate/diálogo con respuestas ya asumidas de antemano?
En todo caso el Código Penal o el fallo de la Corte es una respuesta a algunas demandas, ¿pretendemos que responda a «mis» criterios o valoraciones morales?
Felicito las preguntas, pero no podemos dejarlas, sin intentar responderlas en un dialogo que no excluya actor ninguno.
O defendemos la vida para todos, o no hablemos de «derechos humanos». Estoy totalmente en desacuerdo con el aborto, porque un embrión es «vida humana» en desarrollo, como también lo es un niño de dos años, o un adulto de cincuenta. La discusión de si el embrión es o no «persona», tiene tintes más filosóficos, antropológicos y teológicos que se podrán discutir. Pero que allí hay «vida humana» desde la concepción, diferente a la vida de la madre, ningún científico serio hoy pone en duda.
Por ello es que cuando las mujeres alegan el «derecho a disponer de SU CUERPO», se equivocan, ya que el embrión no es parte del cuerpo de la madre, sino que se alimenta gracias a él, por un tiempo, como después se alimentará gracias a los cuidados de quienes lo protejan y le permitan vivir. Si esta atención desapareciese, el niño nacido moriría irremediablemente.
Sí exijo la máxima pena para el violador, sin ningún atenuante legal. Y que se ayude a la niña o mujer violada desde todos los ámbitos: físico, espiritual, psicológico, económico. Y ya que nadie está obligado a «amar» el fruto de sus entrañas, si la mujer violada no desea quedarse con el niño, debe facilitársele que pueda darlo en adopción, en seguida. Es la solución más equitativa para el niño y para la madre. Nunca el aborto. Sí la posibilidad rápida de dar al niño en adopción. Pero el máximo rigor con el violador, sin garantismos de ninguna clase. Que se aplica la ley con toda su dureza para estas lacras sociales que entre todos, tenemos que ayudar a que hagan el menor daño posible.
Saludos cordiales,
Graciela Moranchel
Profesora y Licenciada en Teología Dogmática
Como siempre Criterio «hace plancha» de los principios…se mantiene en el «borde»…el mal nunca se puede justificar…todo aborto permitido, es un tobogán hasta llegar al «aborto por nacimiento parcial» que se practica en EEUU…nada de lo que afecte la vida termina donde comienza…lo mismo pasará con «la muerte digna»…será como en Holanda, facilitad para «el asesinato indigno» de los viejos y enfermos…Vds. en Criterio siempre fueron «soslayadores» de la verdad…como decía Castellani, «católicos mistongos».
De católicos así se nutrió el nazismo, se afirmó la falsa «liberación de los pueblos» latinoamericanos, que cuando la Unión Soviética se disolvió, se dieron cuenta que habían sostenido «otra sumisión». De católicos así estamos como estamos, con 60 años de universidades católicas egresando titulados, y ningún católico que abiertamente se proclame así y defienda los principiso en el Congreso de la Nación y las legislaturas provincial…A Vds. les falta «Criterio de Verdad».
A favor de la vida, de todas las vidas
Sobre el aborto
No creo que nadie este «a favor» del aborto, pero debemos entender que el Código Penal argentino (El artículo 86 del Código Penal de la Nación , que entró en vigencia en enero de 1922, determina los casos en los que el aborto se encuentra despenalizado, es decir, permitido) que trata a la mujer como delicuente-asesina, salvo en situaciones de excepción donde se permite abortar, no ha solucionado estos problemas:
1- se penaliza a la mujer y no al varón responsable también de haber engendrado
2- se avala un negocio de clínicas privadas que ganan cifras millonarias con abortos clandestinos pero seguros médicamente, las mujeres ricas tienen ese privilegio
3- se expone a la muerte o a graves consecuencias en la salud física y psíquica, sobre todo a las mujeres jóvenes y pobres que abortan sin medidas higiénicas y todos los cuidados necesarios.
Esta Ley del Código Penal es la que hay que debatir, porque es una ley inútil para «cuidar la vida», tanto la del embrión como la de las madres… con las graves consecuencias que ya mencione. ¿Se la debe corregir? ¿Se debe sacar el tema del Código Penal? ¿Qué es lo mejor para la sociedad toda?
Es cierto que la sola Ley no garantiza resultados si no está acompañada de consenso social, educación, prevención, cambio cultural. Pero ayuda a comenzar estos caminos.
Algunas posiciones religiosas (sobre todo la católica en nuestro país) se aferran a un principio teórico (existe desde el instante de la concepción un ser humano de pleno derecho) para no mirar ni abordar una realidad concreta, lacerante e ineludible: la muerte de mujeres jóvenes pobres por abortos clandestinos. Las teorías son discutibles, las realidades se deben asumir. Es una actitud típicamente “farisaica” aferrarse a “doctrinas y tradiciones” para no hacernos cargo del desafío de aquel que tengo a mi lado, sobre todo cuando está en una situación de vulnerabilidad. Jesús siempre optó por las víctimas concretas de su tiempo, muchas de ellas víctimas de aquellos teóricos dogmáticos aún desafiando sus “sagradas leyes”.
La Ley existe, los abortos existen… ¿qué hacemos? Poner el tema en «en contra o a favor del aborto» o en términos de «asesinato» es un simplismo que no nos ayuda a buscar respuestas y soluciones… puede darnos tranquilidad de conciencia, pero no ayuda.
Mientras tanto, las gravísimas consecuencias de los abortos clandestinos sin condiciones de salubridad se multiplican. Para la conciencia ética cristiana, estas muertes de las mujeres, sobre todo jóvenes y pobres, son un desafío ineludible: son víctimas inocentes de un sistema que no las contempla.
Pbro. Nicolás Alessio, teólogo
Estimado padre Alessio:
Es muy comprensible y justo que ponga su mirada sobre las graves consecuencias que los abortos clandestinos traen a las niñas o mujeres que se someten a ellos sin las mínimas condiciones higiénicas o de salubridad exigidas para evitar lesiones o directamente la muerte de la madre. Está muy bien atender a estas víctimas de violaciones y exigir la aplicación del máximo rigor que contempla la ley contra los violadores, que por lo general son poco investigados y poco castigados como marca el Código Penal. Ni siquiera las instancias de la jerarquía religiosa «carga las tintas» como debería sobre el violador, sino siempre exclusivamente sobre la atrocidad de quien cometió un aborto, la madre, sin siquiera detenerse a examinar cada situación en particular, y cuáles han sido las motivaciones profundas que llevaron a una niña o a una mujer violada a tomar tal decisión.
La experiencia nos muestra que se tienen demasiadas contemplaciones para con los violadores y nada de compasión con las mujeres víctimas de ellos, quienes incluso llegan a quedar «excomulgadas» de las iglesias a las cuales pertenecen por haber caído, a veces por desesperación, en la práctica del aborto. Todo esto es absolutamente aberrante y merece la máxima atención de todos los estamentos de la sociedad.
Sin embargo, creo que de igual modo que no se considera como debiera ser la situación de la mujer violada, en algunas mentalidades tampoco se tiene en cuenta el «ser humano» que late en el seno de estas madres, que ante todo es un ser inocente y que tiene derecho a la vida, en igual medida que su madre, y que también tiene derecho al máximo cuidado, a las máximas condiciones de salubridad y alimento a fin de poder desarrollarse en plenitud.
La atención a las necesidades de las mujeres violadas jamás deben hacernos olvidar del ser que lleva dentro, quien es merecedor de respeto y cuidados, no digo de «amor», sino de compasión, simplemente humana. Aquí no se trata de dogmatismos ni de creencias religiosas, sino de respetar la vida, la humanidad, de cuidar al otro, de ser solidario con el más débil. Ambos, mujer y embrión, merecen el máximo cuidado y la máxima atención, sencillamente para que puedan «vivir», que es un derecho inalienable absolutamente para todos.
Saludos cordiales,
Graciela Moranchel
Profesora y Licenciada en Teología Dogmática
Estimado Sr. Director:
El fallo de la Corte Suprema sobre la despenalización del aborto tiene demasiadas aristas, algunas singularmente filosas, como para abarcarlas todas en este breve comentario.
Permítame dejar de lado, pese a su crucial importancia, las implicaciones morales y las convicciones religiosas, para referirme solo a una que tiene connotaciones biomédicas: la naturaleza misma del producto de la concepción. Para ello, corresponde citar las palabras que usó Tabaré Vázquez, médico y ex-Presidente del Uruguay, impensable como fundamentalista religioso, para vetar una ley similar. CRITERIO supo registrarlas en sus páginas hace un tiempo.
“La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como lo revela la ciencia… Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que, desde el momento de la concepción, hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser…el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia”.
Esto plantea sin lugar a dudas que, en el tema de la despenalización del aborto, no puede apelarse al «derecho humano» de la mujer a disponer de su propio cuerpo, ya que la ciencia biológica ha probado claramente que el embrión o feto -cualquiera sea su edad desde la concepción- no es un pólipo, un lobanillo o una verruga, que puede ser extirpado sin más porque es solo una parte del cuerpo de la madre, sino una nueva y diferente vida humana. Y esto, que me disculpe el Padre Alessio, no es un ”principio teórico”, es una “realidad concreta”, un hecho científico indiscutible.
¿Qué condiciones se requieren entonces para suprimir una vida humana, como ocurre en el aborto? Hay algunas situaciones en que no se penaliza esa supresión. Ejemplos: la acción de muerte en legítima defensa. Tampoco está penalizado, en caso de guerra, matar a un enemigo en combate leal, aun en países o sociedades antibelicistas. Ya en otro nivel, algunos países contemplan en sus leyes el ajusticiamiento de criminales culpables de serios delitos.
La supresión impune de una vida humana por la vía del aborto debe entonces tener gravísimos justificativos, del tipo de los ejemplos apuntados anteriormente, lejos de toda comodidad o conveniencia individual, familiar o social. Esto obliga a delimitar qué causales justas juegan en estos casos y plantea la cuestión en otros términos, sin referencias al derecho de la mujer a disponer de su propio cuerpo, ya que no hay sustrato biológico para ese derecho (en todo caso, estaría contrapuesto al derecho humano de subsistir de la nueva vida engendrada).
A los médicos, además, por los fundamentos éticos de su profesión, se les agrega el antiquísimo juramento hipocrático, que la Asociación Médica Mundial (Ginebra 1948, Sidney 1968) recoge hoy como ”velar con el máximo respeto por la vida humana desde su comienzo, aun bajo amenaza”
No comparto la despenalización, si mal no recuerdo aquí no está aprobada la pena de muerte, pero si es que la autorizan para un inocente que no puede defenderse, pueden utilizarla muy bien para el violador que anda suelto y generalmente es alguien del nucleo familiar o cercano.
Lo propio de una ley es proteger, defender y promover el respeto y cuidado de un bien. En el caso que se plantea, es un bien fundamental, la vida humana.
En el caso del aborto se plantea un real conflicto de intereses o de valores. El cual es agravado por ser el fruto de una violación. Y por tratarse de un vida humana, de un ser totalmente inocente e indefenso.
Que una simple declaración jurada acerca de la violación sea suficiente para que el médico realice la práctica abortiva, da cuenta de que el aborto queda reducido a un trámite. Y da cuenta del nulo valor otorgado a la vida humana. Pero también de la falta de recaudos en cuanto a ese trámite.
No se puede invocar el derecho de la mujer sobre su cuerpo, porque el ser concebido no es parte del cuerpo de la madre. Y esto lo podemos sostener basándonos en razones estrictamente científicas. Si se desea, se puede ver, en diario El Litoral de Santa Fe, mi nota titulada «El derecho a la vida y un veto memorable.»
Pienso que el Estado, en principio, debiera prevenir los ataques sexuales contra la mujer. Penar severamente estos delitos. Y tanto más cuando se cometen contra mujeres niñas. Además, llamo la atención sobre la necesidad del efectivo cumplimiento de las penas. Y no como ocurre actualmente que por un motivo u otro los violadores recuperan la libertad.
No me parece que el Estado, garante del bien común, tenga derecho o autoridad para penar a una mujer, por un aborto que sea producto de un delito. Como garante del bien común, debe procurar las condiciones para que el bien se pueda alcanzar. Lo mismo digo con relación a la vida concebida. En función del bien común el Estado debe proteger el bien de la vida, sobre todo cuando ésta es más débil e indefensa. ¿Cómo? He aquí, a mi criterio, la razón de ser de la tarea de legislar, que no es sencilla. Uno observa que hay legisladores que van directamente a eliminar la vida concebida, lo cual es una contradicción con relación a su función de legislar. E incluso van en contra de lo que es una ley. Porque la ley es para el bien común. Legislar para destruir la vida humana, va contra la razón de ser de una ley. Lo cual la convierte en una ley injusta, porque lo propio de la justicia es asegurar o resguardar el efectivo cumplimiento de un derecho de la persona.
El argumentar que las mujeres ricas abortan en condiciones sanitarias más favorables que las mujeres pobres, puede ser una realidad cruda, dolorosa, como tantos otros aspectos relacionados con la vida en la pobreza. Pero no justifica la eliminación de la vida concebida. Y llamo la atención sobre el significado de justificar. De hecho, las mujeres ricas tienen más y mejores posibilidades de realizarse prácticas más seguras. Pero ni las unas ni las otras, ricas o pobres, realizan cuando abortan acciones que se puedan justificar, entendiendo la justificación como justicia, que es dar, reconocer, el derecho del otro, en este caso el ser concebido.
En cuanto al derecho a la objeción de conciencia frente a una ley injusta e inmoral, como sería una ley que permitiera el aborto, por supuesto que al personal sanitario le asiste el derecho de que se respete el derecho de no participar en la realización de esas prácticas. Así como hubiera sido deseable que los miembros de las FF.AA. hubieran debido ejercer la objeción de conciencia, frente a órdenes inmorales, y no que quedaran subordinados a las órdenes de sus superiores. En esto, los miembros de las FF.AA. que se declaran cristianos, debieran haber tenido presente lo que dice la Escritura, que se obedece a Dios antes que a los hombres. Y los incluyo a los jefes militares que daban esas órdenes.
Un consideración aparte me merece la condición de los violadores, sobre cuya conducta deberían pronunciarse los especialistas en medicina, psicología, etc. Pero con relación a los cuales, se requiere imponer la severidad de la ley. Y con respecto a la sociedad, cabe la responsabilidad de sanear el ambiente de esa mentalidad sexista, machista, que tiene extendida vigencia. Y que incluso está fuertemente arraigada en algunas instituciones.
Al respecto quiero decir, con relación a la Iglesia católica, que tiene una grave responsabilidad por su silencio frente a los abusos contra las mujeres, siendo que hay enseñanzas muy claras con respecto a las conductas que son violatorias de la integridad de otras personas. A ella le compete la misión de enseñar y contribuir al mejoramiento de las conductas, en el interior de culturas machistas, y que incluso son reductoras de la mujer a un nivel de servidumbre. Pero no escuchamos sino alguna tibia y aislada voz en ese sentido. O se escuchan las nuestras, de mujeres que ponemos en acento en la condición femenina. Y no nos pasa por alto que somos ignoradas, e incluso miradas de soslayo, y hasta tenidas por locas. Existe el pecado de omisión, y a quienes tienen el deber de enseñar les cabe esta alusión, si bien, conociendo como es la Iglesia a la cual pertenezco, de seguro ni siquiera se dará por aludida de lo que estoy afirmando.
Parte de esa mentalidad machista, es pasar por alto la responsabilidad del varón en las violaciones. Y por consiguiente en el tema del aborto por violación. El tema se centra casi exclusivamente en la mujer y el fruto de ese acto de violencia. Parte también de esa mentalidad machista es educar a los hijos varones con la idea de que, por ser tales, les es lícito tomar a la mujer como objeto de placer, de cualquier forma. Y parte de esa responsabilidad, es pensar en castigar a la mujer que aborta. Pero eximir de pena al violador, como hace la Iglesia, que pena con la excomunión a quien aborta y a todos quienes tienen que algo que ver con la práctica abortiva; pero no dice una sola palabra sobre el violador. Y presta oidos sordos a las voces que se levantan en ese sentido.
En conclusión: sí a al vida, de la madre y del ser concebido. No al aborto. Pero en el cómo está la difícil cuestión por resolver. Penas, severas penas a los violadores. Y saneamiento de las costumbres, de las conductas, porque vivimos en una cultura desprovista de límites.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
El fiscal de Termas de Río Hondo, en la Prov. de Sgo. del Estero, expresó que Emanuel Guidone, conocido como DJ Memo, «tiene una causa por robo calificado con arma en la provincia de Buenos Aires». Gozaba del beneficio de la probation. Y ahora esta acusado de intentar abusar sexualmente de una adolescente de 13 años.
La información viene a propósito de observar el comportamiento de individuos en conflicto con la ley, tanto como de la necesidad de que la sociedad, y en ella los padres de familia, desempeñen sus roles con prudencia y responsabilidad, resguardando la integridad de sus hijos con relación a este tipo de personajes. Sobre todo cuando está en juego la educación y la integridad de menores.
No todo ocurre como por fatalidad. Sino que en sociedades y culturas como las actuales, hay que saber cuidarse, protegerse, porque se vive en una constante exposición al peligro de situaciones como ésta. Y otras peores. Esto puede ser un ejemplo de la necesidad de prevenir.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Con relación a mi primer comentario sobre la nota editorial, quiero aclarar que estoy por la defensa de la vida. Y en contra del aborto.
De modo que cuando digo que no me parece que el Estado, garante del bien común, tenga derecho o autoridad para penara una mujer por un aborto producto de un delito, quiero significar que estamos ante un Estado incapaz, o negligente, de garantizar la integridad sexual de las mujeres (previniendo, combatiendo, penando severamente, etc. a los violadores), que no es apto, no tiene autoridad moral, para penar un delito cuando incumple sus funciones, o no ha hecho el mayor esfuerzo posible para evitar que el delito de violacion se llevara a cabo. Perseguir y castigar a la mujer que aborta sería un cometido; pero no cumple el otro, de tratar con los medios a su alcance de resguardar su integridad, aunque no siempre lo logre. Porque no es sencilla la tarea, dado que a veces estos delitos permanecen en la esfera privada. O no se denuncian.
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También debiera pensarse que el hombre no sólo es culpable del delito de violación; sino que si está en condiciones de hacerlo, se lo debiera hacer que responda por la crianza, educación, etc. del niño del cual es padre. Y que haya alguna forma de reparar el daño hecho a la madre, al modo de la restitución, compensación, u otra medida similar.
Por eso es de tanta importancia la función del legislador, que no puede limitarse a autorizar o no el aborto por violación.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Estimados Graciela Moranchel y Pbro. Nicolas Alessio.
Graciela y Nicolas los felicito por sus conceptos vertidos y su enseñanza sobre el tema.
A Graciela por defender su visión con ánimo de firmeza y a su vez con propuestas de solución.
Al Pbro Nicolás por su brillante descripción del problema. Aún cuando no abone a la mejor comprensión de esta situación el llamarle fariseos a quienes no han tenido el conocimiento, experiencia y sensibilidad necesaria para mejor entender las circunstancias.
En realidad que la situación es difícil,
En mi perspectiva, únicamente Dios tiene derecho sobre la vida de cada uno de sus hijos. Entiendo el dolor que puede sentir una mujer abusada injustamente, pero entiendo que ese dolor puede transformarse en gozo con la ayuda de Dios si se recibe al niño como un don. Pienso en este sentido que el recurrir a la VIrgen puede ayudar. Finalmente ella decidió aceptar en su seno al Niño que no esperaba tener, al que posiblemente había renunciado al entregarse a Dios en cuerpo y alma. Y al acogerlo en su seno y convertirlo en la razón se su vida, ésta cobró un sentido nuevo y no sólo para ella sino para tantos millones de creyentes a lo largo de los siglos. Pienso que facilitar el aborto no es la solución a ningún hipotético problema. El pensar que el legalizarlo salvará muchas vidas, tiene algo de verdad desde el punto de vista de las madres, pero olvida que al mismo tiempo condena a otro grupo también mayoritariamente femenino, el de los niños y niñas abortados.
Pienso que no debemos olvidar la realidad de la existencia de un otro, un inocente, que no ha pedido nacer, pero ya está ahí. Reconocer esta verdad nos dará pautas para buscar y encontrar posibles soluciones verdaderamente justas aun en las situaciones más crueles y brutales que podamos imaginar.
Hoy, es noticia que en Corrientes, una niña de 10 años, que había sido violada, fue madre. ¿Qué podemos decir? Personalmente me quedo sin palabras.
El periodisimo informa que el violador sería alguien de su entorno. ¿Qué tiene para decir por un lado la Iglesia, que excomulga a quien aborta o colabora con un aborto? Y quede claro que no estoy promoviendo el aborto. ¿Nadie puede decir algo? ¿Los obispos, por ejemplo? ¿El P.Víctor Fernández, con quien en el espacio de esta de esta revista tuve, en su momento, serias diferencias?
¿Qué pueden decir las autoridades públicas? ¿Nada se puede hacer para cambiar la mentalidad sexista, machista, de la cual está impregnada la cultura.
Al parecer, aún no se sabe quien fue el violador. ¿Y la Justicia, qué rol cumple?
Gracias.
Prof., María Teresa Rearte
Completamente de acuerdo con Susana, y católicos ¡pongamos las manos en nuestros bolsillos para que en los casos de criaturas no queridas por sus progenitores, éstos no recurran a ningún aborto, ilegal o legal, sin profilaxis o con ella, sino que entregen sus criaturas a institutos católicos aptos para su crianza, protección, hasta su habilitación para una vida digna o su entrega para adopción de quienes tengan vocación de padres, como verdaderos cristianos!.-
Estimada Moranchel
Decir sobre el embrión o aún más, sobre el pre embrión (antes de la anidacion) que «tiene derecho» o «merece» es hacerlo «sujeto de derechos» como si se tratase de una persona humana, y creo que este es el punto, no podemos confundir lo que hay de «vida humana en proceso», y que obviamente debe, en principio, ser respetada, cuidada, valorada con una «persona huamana sujeta de derechos». El embrión tiene las potencialidades de, pero es solo eso, un posibilidad. La misma naturaleza «descarta» muchos pre embriones o embriones que jamás terminan el proceso de personalización. Creo que es insostenible aquello de que «desde el primer momento de la concepción» hay un «niño con derecho a nacer».
Por otro lado, insisto, el aborto existe, penalizarlo solo agrava la situación, no ha resuelto nada de lo que el legislador penal quería evitar o corregir. Eso debe cambiar.
Estimado Pbro. Nicolas Alessio,
Su argumento tiene un solo problema: la continuidad del desarrollo desde la concepción hasta la muerte, que finalmente nos «descarta» a todos. No es solo «potencia», es un ser humano desarrollándose a lo largo de la vida, con todas sus etapas y vicisitudes.
Yo he contestado el argumento suyo a quienes hablan de un «renacuajito» explicándoles la enorme diferencia que se vé a simple vista solo un poquito después y que puede reconocerse con algo más de conocimientos e instrumental desde la concepción, incluso determinando quienes son los padres.
Si limitamos los derechos a las «personas» todo queda sujeto a una definición – necesariamente arbitraria – de este término. Exigir que exista algo como un sistema nervioso es tan válido como exigir que sea capaz de comprender a Heidegger o tocar el violín (a mi me descartarían!). Si se requiere «capacidad de sufrir» o «conciencia» de las cuales podemos carecer durante periodos prolongados, una persona termina siendo algo que nos conviene o nos gusta o nos «parece» que puede reclamar derechos. Es arbitrario e injusto.
Y acá aparece algo que no es menor: en caso de duda, hay que defender al que lo necesita. «Por las dudas» mejor no matar algo que, hasta ahora, nadie me ha podido dar un argumento científico para demostrarme que NO es persona y sujeto de derechos que podrá ejercer cuando corresponda.
Quizás Ud. tiene razón en que la prohibición no resuelve nada, que termina cayendo sobre pobres mujeres, castigadas con muertes, dolor y estigmas sociales. Pero yo creo que esa sangre cae también sobre nosotros, que como sociedad no somos capaces de brindar la protección, apoyo y seguridad que requieren las mujeres antes y después de ese momento terrible. Pensemos como buenos samaritanos, más que como doctores de la ley.
Cordialmente,
jc
Sobre el último comentario del Pbro. Nicolás Alessio, a quien saludo, aunque su argumentación no está dirigida a mí, entiendo que -desde que es publicada- queda a consideración de todos.
Personalmente no hablo de persona, ni de embrión, o pre-embrión, en fin, la terminología que él usa, sino lisa y llanamente de vida humana. Esto es científicamente comprobable. Y como tal debe ser respetada.
Disiento con su concepción de la ley, la cual está obviamente fundada en el sociologismo. A mi criterio, una argumentación fundada en los hechos, tanto para aprobar como para reprobar los comportamientos humanos, es ambigua.
Si la ley está fundada en un bien, y lo que se propone es resguardar un derecho, esto es válido aunque los hechos pudieran ser masivamente contrarios al bien que se pretende proteger. En este caso, el bien de la vida concebida.
Pongamos un ejemplo. Aunque muchas veces no se respete la justicia, ésta siempre sigue generando un débito. Siempre tenemos la obligación de ser justos.
El Pbro. Nicolás Alessio dice que el aborto existe. Y no ha resuelto lo que debía resolver o corregir. De hecho que existe el robo, el asesinato, etc. y eso no es un argumento para autorizarlo. Es contrario a la razón de ley mandar un mal.
Pienso que estamos ante un conflicto de valores. Por lo cual no es sencilla ni fácil la tarea de legislar. Y habría que pensar como se ayuda a evitar estas situaciones. Aquí concretamente se plantea el caso del aborto en caso de violación. ¿Qué hacemos para prevenir el delito de violación?
No quiero mezclar esta última reflexión con lo argumentado anteriormente. Pero me parece interesante comentarlo. En la película «Un hombre y una mujer», del director Claude Lelouch, que data de muchos años atrás, pero personalmente me sigue agradando, hay una escena que quiero citar.
En un momento en el que la pareja está conversando, uno de los protagonistas recuerda una frase del escultor Alberto Giacometti. «Si en un incendio tuviera que escoger entre salvar a un gato o un Rembrandt, salvaría al gato… y luego lo dejaría libre.» Pienso que se destaca el valor de la vida de un animal. El valor de la vida, repito, de un animal. ¿Qué nos pasa con relación a la vida humana? Se dirá que también la vida de la madre debe ser salvaguardada. Y estoy totalmente de acuerdo. La ley, a la que me refiero más arriba, debe prever los medios conducentes a proteger la vida humana.
Pero también a prevenir la concepción como fruto de un delito tan aberrante como la violación de una mujer.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Ascaso otra solución sea la consulta pública a través de un plebiscito nacional. Es una humilde opinión, dese luego, porque el tema da para largo…
Increíble. Esto es simplemente una nueva muestra del cinismo infinito de la Iglesia Católica a la hora de imponerle su doctrina a toda la población.
Los jerarcas católicos afirman que su Iglesia ha defendido al “niño no nacido” durante sus dos milenios de existencia, cuando ellos saben que esto no es verdad. Tomás de Aquino, Agustín de Hipona, Jerónimo, Anselmo de Canterbury y otros grandes teólogos y pensadores afirmaron que el embrión no era un ser humano hasta que Dios le ponía el alma: 40 días después de la concepción para las niñas, 80 para los niños. Aunque nunca fue doctrina oficial, “de facto” los teólogos y los papas no veían al aborto como asesinato, sino como un pecado venial contra el matrimonio. Los musulmanes tienen una doctrina parecida: Alá dota de alma al cuerpo, por lo que se vuelve un humano, a los 120 días de la concepción. Esto no es simplemente una mera creencia, es un dogma. Lo mismo se plica para otras iglesia cristianas.
La ciencia moderna, cosa que el catolicismo siempre ha despreciada desde la época de Galileo, ha demostrado que cerca del 76% de todos los óvulos fecundados nunca serán más que eso, el cuerpo de la mujer los rechazara naturalmente y acabaran en una toallita femenina en el fondo de un tacho de basura. Y sin embargo, según ustedes, afirman que los embriones son seres humanos… ¿Qué clase de conclusión se puede sacar de esta afirmación frente a la evidencia? Solo una… EL EMBRION NO ES UN SER HUMANO (Si ustedes quieren creer es porque su fe se los dice perfecto, hagan lo que quiera)
No es un ser humano hasta las 12º semanas de embarazo, cuando ya el cerebro, órgano donde reside toda nuestra humanidad, tiene una actividad neuronal tal como para considerarse al feto un humano. Si quieren saber más del tema, dejen su catalogo de crueldad humana y superstición llamado Biblia y vayan a leer algunos libros que no muerde, manga de fanáticos brutos e ignorantes.
En sus comentarios el Pbro. Nicolás Alessio, cuya participación me da satisfacción, porque permite el debate, incluso previendo que vamos a disentir, ha dejado «flotando» ideas un tanto imprecisas.
Sobre persona y personalidad, quiero aclarar que «persona» es un principio antropológico, que define al hombre como tal. No está referida a la conformación concreta, individual, de un hombre en particular. Sino que apunta a su posibilidad, la del hombre, a ser tal. Y supone momentos, como la autoconciencia, el pensamiento, la libertad.
La personalidad, en cambio, se refiere al desarrollo concreto de un hombre en particular.
Pretender vincular el ser personal de un sujeto a la posesión plena de autoconciencia, a la capacidad de obrar libremente, etc. significa negar la condición de persona por ej., y para poner un caso sencillo, al individuo que duerme. Y esto hay que tenerlo claro, porque los problemas éticos con relación al respeto debido a la vida humana son serios, delicados, exigen un tratamiento responsable.
El Pbro. Nicolás Alessio, a quien menciono con sincera estima, no obstante que en su intervención apela al mensaje y actitudes de Jesús con respecto a los más débiles, marginados, etc., está recurriendo en su argumentación al «derecho del más fuerte» para decidir acerca del destino de los otros. Restringe en números de titulares de derechos, mediante consideraciones restrictivas de lo humano, que tanto pueden ser «lo todavía no humano», como «lo ya no humano», «lo digno de vivir» y «lo que indigno de seguir viviendo.» Ese es el resultado cruel, desnudo, duro, durísimo, del «derecho del más fuerte», aún cuando se quiera revestirlo de misericordia.
Otro aspecto del tema: la injerencia en la dimensión personal de la vida humana es inmoral. Hacerlo en cambio en la personalidad, por ejemplo a través de la educación, es lícito e incluso necesario.
Puede hasta que se concediera, bajo determinadas condiciones, intervenir en la personalidad en configuración de un no nacido, para que se alcance de determinada manera. Pero no en el ser personal de nadie.
El Pbro. Nicolás Alessio dice que una ley que contemple la condición de la mujer pobre, víctima de prácticas abortivas sin ningún recaudo sanitario, etc. debe ir acompañada de educación, etc. Yo apunto, con plena conciencia de lo que es la vida en la pobreza, y con sensibilidad y misericordia por las mujeres pobres, por las mujeres en general, por las mujeres de este continente latinoamericano, que una ley que legalice el aborto es una puerta para realizarlo como un trámite, que es lo que -al final de cuentas- propone la Corte, que dice que es suficiente con una declaración jurada. Hay legislación que penaliza la violación. Y los violadores se escapan de las comisarías, como recientemente ocurrió en la ciudad de Sta. Fe, con un un individuo que violó a una empleada de comercio, en pleno día, en un comercio de la céntrica peatonal santafesina, que más tarde fue reconocido y capturado por personal policial femenino. etc. etc.
Por mi parte, abogo por el cumplimiento de la ley, que penaliza este delito. Y que debiera ser severa. Y también por combatir el machismo del que está impregnada la cultura. Y permite que el varón piense, sienta, que puede tomar una mujer y hacer con ella lo que quiera. Pero pienso también que se debe pedir ayuda a la ciencia para conocer mejor la naturaleza de estos individuos. Y saber cómo debe ser la ley que los encuadre, porque aparentemente se trata de reincidentes.
Sobre el negocio de las clínicas privadas que el Pbro. Nicolás Alessio menciona, la ley también debe alcanzar cuando se trata de penalizar el aborto.
Dije que el tema es delicado. Y que exige responsabilidad de parte de los legisladores. Pienso que también de parte de todos los que opinamos. No creo estar menos enrolada que el Pbro. Alessio en un pensamiento cristiano, incluso progresista, no sólo por mi condición de cristiana, sino por ser mujer, universitaria, etc. Pero no quiero concluir sin decir con estima, lo reitero, hacia el Pbro Alessio, que cuando uno ha tenido estudios filosóficos y teológicos, debe exponer su pensamiento con más cuidado, de modo de dejar claramente comprensible su alcance, porque al ser sacerdote aún algunas personas lo pueden tomar como un referente. Pero aquí estamos en algo que venimos proponiendo, y reclamando a la jerarquía, diálogo, debate, con participación laical. La mía tiene este carácter: una laica, mujer, que piensa, y expone sus ideas. Y no tiene ningún problema en confrontarlas con las suyas.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
En el Derecho Penal, existe una regla para solucionar los conflictos de derechos de igual valor.Se llama LA REGLA DEL INTERES PREPONDERANTE. Si esto es así ¿ Que derecho tiene más valor el de la madre o el del feto que es un proyecto de vida?. Se entiende que es el de la madre. Muchos se equivocan al abordar este intrincado tema. Incluso el propio autor de este artículo. Llama Niño, al producto de la concepción dentro del claustro materno, cuando en realidad ese producto es sólo un proyecto de vida y sus derechos como persona humana están condicionados a que nazca vivo. Por otra parte veo que el autor de este artículo no tiene muchos conocimientos de lo que es la ciencia jurídica de tipo penal. Si bien es cierto el artículo en cuestión revela su postura esta no deja de ser cursi y hasta potencialmente cucufata. A todos nos interesa el derecho a la vida. Y en relación al tema del aborto, no debe darse el grito al cielo por ejecutorias supremas como la que es materia de comento, puesto que la referida refleja un criterio del más alto estamento judicial de la República, de tipo restrictivo: » Mujer idiota o enajenada que es objeto de violación sexual», y no es una patente de corzo, semejante a una hipérbole, que nos lleve a pensar en la existencia de un comercio indiscriminado por clínicas, hospitales particulares etc. es decir en la legalización del aborto. Del tenor de la Resolución Suprema se desprende que esta da luz verde a favor del aborto en mujeres que son víctimas de violación sexual en su condición de enajenadas mentales. Empero este concepto debe extenderse a favor de mujeres que no siendo ni idiotas o enajenadas, han sufrido VIOLACION SEXUAL y como consecuencia de ello han quedado embarazadas. ¿ Por qué? Porque nadie está obligado a aceptar un hijo no querido y que además no ha sido producto del amor o del actuar o querer voluntario de la madre. Una violación Sexual supone un hecho traumático y más allá de ello, la ley estaría obligando a esa mujer que recuerde siempre esos momentos. Cuando lo correcto es que una mujer evoque el inicio de su embarazo cuando se entregó por amor al hombre que eligió. Todos creemos en Dios. Pero es bueno que recuerden también que Dios ha optado por compartir sus secretos y sobre todo el secreto de la vida, al darle la posibilidad de participar en el conocimiento genético. ¿ y que tiene que ver esto con el aborto? tiene que ver puesto que conforme a los conocimientos que cada vez se tengan sobre los mecanismos de la vida, el hombre podrá manipular con mayor certeza el genoma humano. Habrá menos violadores, homicidas y delincuentes porque podrán extirparse los genes que los hacen peligrosos. Y cuando llegue ese momento no sería raro que la Iglesia diga: Blasfemia..el hombre está jugando a ser Dios. Oh se avecina el fin del mundo. Todos queremos vida. Si. Pero no cualquier tipo de vida. QUEREMOS CALIDAD DE VIDA.
Estoy asombrado. El Pbro. Alessio desconoce al pre-embrión o el embrión derecho o merecimiento para ser considerado «sujeto de derecho como si se tratara de una persona humana» ¡no tiene derecho a su desarrollo para llegar a ser, según su criterio, persona. Decir esto y afirmar que no tiene aún derecho a la vida, ¿en que se diferencia?. Que la naturaleza «descarte» no es lo mismo que el hombre deseche. Respetuosamente: Si la naturaleza no descarta y el hombre no desecha, el resultado natural de la evolución del embrión ¿es un ser humano o un paquidermo?
Con relación a lo expresado por el Sr. Francisco Gutiérrez Ferreyra, que parece ser abogado, quiero decir lo siguiente:
1º Me gustaría saber por qué considera que el interés preponderante es el de la madre. O formulado con sus propias palabras: ¿Qué derecho tiene más valor, el de la madre o el del feto que es un proyecto de vida?» La pregunta le pertenece a Ud. , Sr. Gutiérrez Ferreyra.
No están en el mismo rango el derecho a la vida del embrión o el feto, que el derecho de abortar, o a no tener un hijo que es producto de una violación que, créame, por ser mujer no voy a decir que me imagino porque no puedo imaginarme lo que experimenta una mujer en esa situación, el derecho a abortar, reitero, de una mujer violada.
2º No conozco la ciencia penal, no tengo obligación de conocerla, soy profesora de Ética y otras materias afines, Pero por exigencia de mi formación tengo conocimientos de Embriología, que, si usted es abogado, debería conocer por lo menos en lo elemental. Desde el momento de la fecundación estamos en presencia de vida humana, un nuevo ser, que no es el parte del padre ni de la madre. El ADN en los sistemas jurídicos modernos es la «prueba reina» para determinar la identidad de las personas. La Embriología muestrra quje con la fecundación se inaugura un proceso origina, autónomo, contínuo y gradual, por el que todos hemos pasado en algún momento de la vida. Esa unidad original que es la célula, va a conservar la informacion original a lo largo de la existencia humano, y aún después de la muerte, para las pruebas de ADE.
Pero, además, las técnicas de fertilización asistida, con el caso de los llamados bebés de probeta, han puesto en evidencia que esa célula pluripotencial se desarrolla aún fuera del organismo materno. No quedan dudas científicas de que: a) estamos ante vida humana; b) que se trata de un individuo nuevo, distinto del padre y de la madre.
3º Yo no me equivoco, Sr. Gutiérrez Ferreyra, ni le llamo niño al fruto de la concepción, que no es un proyecto de vida como dice usted, sino que es VIDA HUMANA.
4º He leído la nota y el pronunciamiento de la Corte, Y he comprendido ambos textos. Que la Corte se haya experido no significa que sea infalible, ni verdad absoluta, ni irrecusable.
Le propongo una comparación. Con qué facilidad para la Corte se puede probar una violación, con una declaración jurada, como si se tratara de un trámite, para pedir que se le practique un aborto a una mujer.
Cuánto le cuesta a la Corte expedirse sobre el reclamo de mi provincia, Santa Fe, que ya lleva largo tiempo, sobre la deuda que la Nación mantiene con la misma.
La comparación le dará la pauta del escaso y nulo valor que se otorga a la vida humana.
5º Todos quisiéramos que la concepción de un hijo se dé en el marco de un acto de amor, como usted expresa, Y no sea el resultado de la brutalidad masculina que somete y viola a las mujeres. Pero la realidad es que los violadores existen, escapan de las comisarías, reinciden, etc., yo le sugeriría que si es un profesional del Derecho, como se me ocurre que puede ser, y si no lo es, lo mismo le sugiero, que haga algún aporte acerca de cómo contener el instinto desbocado de algunos individuos varones, que atropellan a las mujers, las niñas, y hasta los niños.
Que sugiera a las autoridades públicas la instrumentación de algún dispositivo del tipo alarma, o algo similar, para que una mujer pueda activar cuando se ve amenazada o atacada, a fin de provocar la huida del agresor. Etc. etc.
6ª Exijamos el estricto cumplimiento de la ley penal con los violadores.
7º Sepamos respetar la vida humana concebida, desde el instante mismo de su concepción. Y hacernos cargo no sólo de la criminalidad del delito de aborto; sino de la crueldad que representan las técnicas abortivas. Sieno profesora en una universidad, los alumnos varones no soportaban ver un video, llevado por un médico, para mostrar cómo se practica un aborto. Caían desmayados uno tras otro. Bueno, a esos procedimientos que los varones no soportan ver, es sometido el ser que se quiere abortar.
8º Hagamos algo para mejorar la condición de las mujeres. Promovamos condiciones sociales, laborales, etc. en las que se las respete. Porque desgraciadamente su condición está, en no pocos casos, devaluada.
9º Hay un principio en el cual coinciden todas las antropologías: el ser humano, cualquiera sea el estadío de su desarrollo intrauterino, y ya nacido, en cualquier edad de la vida, situación social, económica, etc. no puede nunca ser un medio para un fin ulterior. El fin es él.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Estimado Ricardo,
A las 12 semanas menos un día Ud. tiene solamente un día menos de desarrollo de «eso» que al día siguiente ya Ud. considera persona. No hay NADA que no sea un desarrollo sin solución de continuidad en ningún momento, desde la primera célula hasta la vejez inclusive. Y no hay en esto ninguna cuestión de fe, es ciencia pura, que no se conocía en épocas anteriores.
Lo que Ud. tiene es una mala definición de «persona» simplemente. A mi me asombra realmente el dogmatismo puesto en defender esa particularísima definición. No agrega ningún argumento científico, es así nomás porque lo dijo ¿quién?. ¿O es solo conveniente y cómoda?
Sorprendente que nos traten de fanáticos a quienes pensamos que no hay una diferencia ESENCIAL entre ninguna etapa del desarrollo humano basándonos en la evidencia.
Cordialmente,
jc
Estimado Francisco Gutiérrez Ferreyra,
Ud. dice que el feto es un «proyecto de vida». El problema es que el feto es una persona en una particular etapa de su desarrollo, tal como la adolescencia o la vejez. Nadie duda que está vivo, cualquiera puede ver como crece y se mueve, luego no es un proyecto sino una realidad bien concreta.
Así que en un aborto, Ud. tiene por un lado la vida del feto y por el otro la muy posiblemente dolorosa – terrible cuando hay una violación – situación de la madre. Pero no son «conflictos de derechos de igual valor», se entiende que el derecho a la vida está por encima de cualquier otro. Suponiendo que pudiera hacerlo, ningún juez condenaría a un feto por matar en defensa propia al que quiere realizar su aborto.
Lo que realmente falta es que la sociedad toda actúe como el buen samaritano, que se conmueva y actúe eficazmente para proteger y cuidar a las mujeres, antes, durante y después de quedar embarazadas. La realidad de sus muertes y padecimientos claman al cielo. Ellas también merecen una vida de calidad.
En el Derecho Penal, existe una regla para solucionar los .Se llama LA REGLA DEL INTERES PREPONDERANTE. Si esto es así ¿ Que derecho tiene más valor el de la madre o el del feto que es un ?. Se entiende que es el de la madre.
Me parece humanamente inadmisible el comentario del señor Francisco Gutiérrez Ferreyra, por varias razones. Ante todo, porque considera al feto, sobre el cual ya nadie puede discutir seriamente si es o no «vida humana», como un «proyecto de vida», poniendo el «derecho» de la madre por sobre el del feto.
Con respecto a esto le pregunto al señor Ferreyra: ¿acaso un niño de dos años no es también un «proyecto» de joven? ¿Acaso un joven de 20 años no es un «proyecto» de adulto? ¿Acaso usted mismo no es un «proyecto» de lo que va a ser dentro de un mes?
En segundo lugar, considerar el criterio del «más alto estamento judicial de la República», como Ud. afirma, como «norma normans» de esta reflexión, donde se pone en juego nada menos que la protección del derecho fundamental a la vida de un inocente, es absolutizar dicha instancia con un poder y un criterio omnímodos que dicho estamento no tiene y que no debemos permitir que tenga, al menos en cuestiones esenciales que se deben discutir desde otros ámbitos de pensamiento, donde prime la defensa de los valores humanos y se dejen de lado ideologías de cualquier naturaleza, como la que reflejan sus palabras.
La «calidad de vida» que todos deseamos no se consigue eliminando al más débil, al que molesta, al que opina distinto, al que no nos gusta. Un feto no deseado es vida humana, y hay que permitir que nazca. La madre no tiene ninguna obligación de amar el fruto de una violación. Pero como ser humano tiene el deber de proteger la vida de su prójimo en necesidad. Y el hijo que tiene en el vientre lo es, aunque luego lo dé en adopción.
Saludos cordiales,
Graciela Moranchel
Profesora y Licenciada en Teología Dogmática
Sobre lo que se dice en los comentarios que preceden, quisiera decir lo siguiente:
1º El derecho a la vida no es que esté «por encima de cualquier otro derecho», como afirma el Sr. Lafosse. Lo correcto es que se trata de un derecho fundamental, porque es el fundamento, o está en la base, de todo otro derecho. Si no respetamos ese derecho básico, fundamental, no queda posibilidad de que el individuo pueda ejercitar ningún otro derecho.
2º Nadie puede dar «un argumento científico para mostrar que (el fruto de la concepción) no es persona», como le pide el señor Lafosse al Pbro. Nicolás Alessio, que parece haberse retirado del debate, porque la ciencia positiva no se plantea esta cuestión. Si es o no persona, y en qué etapa de su desarrollo, es tema muy debatido. Y pertenece al campo de la filosofía y la teología. Por eso, lo seguro, demostrado, científicamente, es que se trata de vida humana. Y como tal merece ser respetada. Por eso incluso el Magisterio de la Iglesia se apoya en los aportes de la ciencias, que están fuera de discusión. La revista Criterio publicó en su momento, no recuerdo la fecha, el veto a la ley de despenalización del aborto, por parte del Dr. Tabaré Vázquez, ex-presidente del Uruguay, basándose en los datos de la ciencia y la razón de ser de la profesión médica, que él tiene por ser médico oncólogo. Y sin recurrir a ninguna argumentación religiosa, filosófica ni teologica, porque el Dr. Tabare Vázquez es agnóstico.
3º Al Sr. Ricardo quiero responderle, en nombre propio, y como creyente, que por mi parte defiendo la inviolabilidad de la vida humana, en cualquier etapa de su desarrollo, sin sostener que se trata de un ser humano, ni de persona, porque el tema es muy discutido.Basándome en los datos de la ciencia sostengo que se trata de vida humana. Y que como tal merece ser respetada.
Fe y razón no tienen por qué oponerse. Por lo menos eso es lo que promovemos algunos cristianos, formados incluso en una universidad católica, como es mi caso, donde cultivamos el uso de la razón y no desechamos en ningun momento los aportes de la ciencia. Le sugieron leer la encíclica de Juan Pablo II sobre fe y razón. Y otras enseñanzas del Magisterio.
Ahora si en lugar de avanzar con el curso de la historia, ud. prefiere retrotraerse a tiempos pretéritos, encontrará argumentos que siguen siendo de valor en distintos ámbitos del pensamiento humano, y otros que no. Por ej. santo Tomás de Aquino sostenía la pena de muerte. Y hoy la postura de la Iglesia no es esa. Ud. puede ver en la encíclica «Evangelium vitae» la posición adoptada en ese sentido por Juan Pablo II.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Con respecto al «proyecto de vida» del Sr. Francismo González Ferreyra, quiero decir lo siguiente,con relación a la estructura del cigoto o embrión: «es un dato definitivamente confirmado por la biogenética actual y ampliamente divulgado a raíz de las múltiples experiencias de fecundación artificial extracorpórea o in vitro, que en el momento de fundirse los gametos masculino y femenino cada uno de ellos aporta un determinado número de cromosomas con sus respectivos genes, cambiante según la especie animal.
En el caso del hombre, cada uno de los gametos aporta 23 cromosomas, de los cuales 22 son homólogos (autosomas) y uno heterólogo (heterosoma) o determinante del sexo (x en el óvulo, x-y en el espermatozoide), constitutivos de una nueva célula de 46 cromosomas -el cigoto- como todas las demás células humanas. Está ya fuera de toda discusión que, biológicamente hablando la vida humana comienza en ese momento, pues indefectiblemente sólo puede ser humano lo derivado de gametos y cromosomas humanos…. Se ha de agregar -dato también ya comprobado- que en esos 23 pares de cromosomas está encerrado el código genético donde se encuentra totalmente programado el nuevo ser. Como recuerda el Dr. F. Merchante -citando al Dr. Blázquez- ´lo que somos biológicamente los adultos, no es esencialmente otra cosa que lo que fuimos como óvulos fecundados.´»
Estas constataciones citadas han dejado de ser hipótesis, para convertirse en certezas. Y han sido extraídas de la obra de Domingo M. Basso, OP: «Nacer y morir con dignidad. Bioética.» Ediciones Depalma. Bs. As. Patrocinada por la Corporación de Abogados Católicos y el Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires.
Depende de cada persona juzgar sobre el particular. Y hacerse cargo de su posición.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
No todo puede quedar reducido a «aborto sí», «aborto no». Habría, me parece, que preguntarle a la psicología profunda acerca de las raíces de la sensualidad agresiva, en la cual la atracción, el amor, varón-mujer se encuentran bloqueados. Y emerge la ley violenta del machismo. La fuerza bruta del machismo que se apropia de la mujer.
Ser varón es para algunos ser amos. Y convertir a la mujer en esclava sexual. Hay que pensarlo, porque los problemas que tenemos como sociedad no se solucionarán, y ni siquiera disminuirán, por el contrario pienso que van a aumentar y tornarse aún más crueles, facilitando el aborto, la matanza de la vida humana concebida.
Aquí hace falta un orden nuevo. La castidad no es lo opuesto a la virilidad. Pero para algunos sí es lo opuesto a la fuerza, a la astucia, a la hombría, que los define como varones. Aquí también hay que educar. En la sociedad y la cultura violenta en la que vivimos, ser varón es ser dominador.
Pero también hay que ver al sexo no como dominador, sino como integrador. Y cambiar la consideración que se tiene de la mujer. Cómo fue en los origenes. Y cómo es en la actualidad, en la cual parece que la historia, la actualidad, se desenvolvió y se desenvuelve, respectivamente, según Gén 3, en el desorden, en el pecado. E incluso en el delito.
En la actualidad se perciben cambios. En los discursos sobre la mujer. En el discurso de la mujer sobre sí misma. Pero habría que pensar si esos discursos representan una esperanza en la situación de la mujer. Si se trata de cambios cualitativos. En el orden de su dignidad y de los valores. O qué tipos de cambios son los que se dan, e incluso se propician con las leyes, con la reforma al Código Civil, que como tal tiene cierto carácter modélico. Por lo cual la reforma no nos debe dejar indiferentes, como algo que tienen que hacer otros. Por lo menos debemos enterarnos de lo que se está proponiendo.
Como conclusión pienso que el tema que plantea esta nota no es un hecho aislado. Sino que forma parte de una problemática más global, e incluso de una realidad demasiado dolorosa y aún grave, que debiera motivar la responsabilidad de la población. Es lo que me ha llevado a desarrollar esta reflexión.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Refiriéndose a la resolución de la Corte Suprema de Justicia, el señor Aldo S. dice que el país «va en camino de convertirse jurídicamente en uno del primer mundo.»
¿Así que destruir la vida humana es para usted, señor, un indicador de progreso?
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Si el embarazo fuera en caso de violación, si la madre no desea al bebe lo puede entregar en adopción, pero de allí a matarlo o abortarlo eso sería un pecado…