Dos nuevos medios nacieron para propiciar el diálogo entre diferentes disciplinasque asumen el hecho religioso como objeto de estudio.En nuestro país los estudios de historia religiosa fueron hasta no hace mucho patrimonio casi exclusivo de las religiones mismas, que por lo general los encararon con finalidades apologéticas o conla intención de construir y resguardar la memoriacomunitaria. En los últimos decenios, sin embargo,un creciente número de historiadores se abocó aellos, incluso en medios que tradicionalmente loshabían mirado con escaso interés, como las universidades nacionales y el Conicet. Estamos atrasadosen este punto, porque en otros países hace rato quelos historiadores –de todo signo político y religioso– comprendieron que la religión es un aspectode la vida de los individuos y de las sociedades queno puede soslayarse si se desea comprender mejorel pasado. Recuerdo que mis profesores italianos, que por lo general enseñaban en universidades estatales, daban por sentado que la UBA contaba conalguna cátedra de historia del cristianismo y conalgún centro de historia religiosa.
La historiografía religiosa y la memoria de lasreligiones son cosas diferentes. En el primer caso se trata de una mirada externa que debe respetarlos cánones teóricos y metodológicos de una disciplina; en el segundo, de la visión que los actoresreligiosos proyectan sobre sus propias vicisitudes.
Ambas miradas son legítimas, pero conviene distinguirlas. No es raro que entre ellas se entablendiálogos conflictivos, porque a los actores religiosos no siempre les agrada lo que los historiadorestienen para decir sobre su pasado. Al igual que las operaciones de la memoria, ninguna lectura histórica puede pretenderse objetiva –ni siquiera lasciencias exactas lo son–, pero el punto externo deobservación y las herramientas metodológicas dela disciplina le permiten escapar a ciertas trampasa las que el ejercicio de la memoria suele conducir.
El desarrollo que en los últimos decenios experimenta la historiografía religiosa argentina ha mejorado enormemente nuestro conocimiento del pasado, tanto en beneficio de la disciplina histórica como –creo– de las religiones mismas. No es unaperspectiva “atea”: entre quienes hoy la cultivan hay tanto no creyentes como creyentes de diversa fe, incluidos hombres y mujeres consagrados. Entre ellos conviven puntos de vista diferentes y no faltan las discusiones, pero las dirimen –o al menos así deberían hacerlo– con las herramientas que proporcionan la disciplina histórica y las ciencias sociales, especialmente la sociología y la antropología. La regla de oro es que no es el caso de defender o de atacar a nadie –ni a la Iglesia católica ni a cualquier otro actor religioso, político o social– sino de intentar comprender el devenir de la religión.
La expansión de los estudios condujo, en los últimos años, a la creación de grupos de trabajo en Buenos Aires y en otras ciudades del país, a la celebración de multitud de congresos, simposios y otros eventos, a la preparación de tesis de grado y de posgrado, a la publicación de libros y de un impresionante número de artículos y otros trabajos.
Movilizados por esa tarea, investigadores de las universidades nacionales y del Conicet se han encontrado trabajando, discutiendo y publicando sus estudios junto a colegas de universidades y centros de investigación confesionales. Todo lo cual representa, me parece, un enorme paso adelante.
Recientemente dos nuevas iniciativas se hanlanzado para estimular el desarrollo de los estudios: un sitio web, historiayreligion.com, y una publicación anual, Itinerantes.
Desde la web y desde el papel
El sitio historiayreligion.com se propone, fundamentalmente, ofrecer recursos que faciliten la tarea de los investigadores, pero puede resultar interesante para personas ajenas al oficio. Disponede secciones orientadas a estimular el intercambio de ideas, a publicitar actividades académicas,a proveer información sobre los horarios, las condiciones de acceso y los materiales custodiados enarchivos y bibliotecas. El sitio cuenta además con una rica biblioteca de textos, que se acrecienta díaa día con el aporte de estudiosos argentinos y extranjeros, y está dando los primeros pasos para la formación de un archivo al que desea incorporar documentos escritos, visuales y sonoros.
El sitio es responsabilidad de un equipo editor integrado por investigadores pertenecientes alConicet y a varias universidades nacionales. Pero quien busque una “línea” ideológica o posicionamientos en temas que hacen a la actualidad de las religiones no ha de encontrarlos. Entre los textos de la biblioteca figuran trabajos de muy diferente perspectiva teórica e ideológica, y se publicitan actividades organizadas por instituciones y grupos de trabajo de muy diversas orientaciones. Por el momento la mayor parte de los textos pertenecen a historiadores argentinos y versan sobre diferentes períodos y problemas de la historia religiosa de nuestro país, pero los hay también de estudiosos latinoamericanos, norteamericanos y europeos –algunos de gran renombre– y referidos a la historia de otros países.
La revista Itinerantes. Historia y Religión acabade publicar su primera entrega. Es una publicación especializada editada por el Instituto de Investigaciones Históricas “Prof. Manuel García Soriano” de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, deTucumán. La revista invita a concebir la indagación histórica como un viaje hacia el conocimiento dela experiencia religiosa. El camino es el del diálogo entre las diferentes disciplinas que asumen el hecho religioso como objeto de estudio. Los editores,en efecto, proponen crear un espacio para el diálogo entre las ciencias humanas, las ciencias sociales y las ciencias de la religión, fortalecer los vínculos de investigación entre los estudiosos de la historia y las religiones en sus distintas manifestaciones(teóricas, artísticas, literarias) e indagar sobre los diferentes actores y prácticas de las diversas tradiciones religiosas.
Entre las líneas temáticas cabe señalar las cuestiones teóricas concernientes a la historia religiosa, el pasado no sólo de la Iglesia católica y de las demás Iglesias cristianas, sino también de otras tradiciones religiosas, la experiencia mística, la ritualidad y las prácticas devocionales, los cruces entre religión, economía y política y las manifestaciones del arte religioso.
Un sitio web y un anuario nacen casi contemporáneamente y animado por un espíritu similar. En ambos casos la expresión Historia y Religión indica la voluntad de estudiar la religión en la historia, no como una realidad esencial inmune a las transformaciones que experimentan en el tiempo las sociedades humanas. Ambas iniciativas son una muestra de la buena salud de que goza en nuestro país una disciplina que, como dije, tiene mucho aportes que ofrecer no sólo a la historiografía, sino también –si son capaces de aprovecharlos– a las religiones mismas.
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Join discussionAgradezco y felicito esa iniciativa. Tengo siempre, como asignatura pendiente, el estudio de la religión.No creo que pueda aportar mucho,pero me encantará participar y seguir lo mejor posible este tema. Gracias y que Dios bendiga esta nueva iniciativa.
Martha