Las notas que siguen pretenden recoger preocupaciones y anhelos motivados por la Argentina contemporánea, particularmente al término de un año que, si nos deparó algunas sorpresas, nos dejó también enseñanzas que deberíamos aprovechar.La primera de las reflexiones tiene que ver con la disociación que seguimos advirtiendo entre la democracia concebida como un hecho electoral y las que son (o deberían ser) sus condiciones de ejercicio. A este respecto, es notorio que el fenómeno del hiperpresidencialismo –la personalización del liderazgo expresada mediante la concentración del poder en el brazo ejecutivo– ha venido vaciando a nuestra democracia de otros contenidos tales como el imperio de la ley, el equilibrio de poderes, el control de constitucionalidad, la publicidad de los actos de gobierno o bien la llamada accountability (la obligación de rendir cuentas de la gestión) que, a estas alturas, no deberían ser vistos como garantías superpuestas a la soberanía del pueblo sino como elementos inherentes a todo régimen democrático, independientemente de su grado de consolidación.
Persiste además la crisis de representación que, como ocurre con la apatía cívica, afecta tanto a democracias estables como a aquellas que todavía presentan bajos niveles de desarrollo y calidad institucional. Las causas explicativas de este fenómeno son de sobra conocidas: el descrédito en que han caído los aparatos partidarios, la presunción de que las decisiones políticas provienen de un sistema impermeable al ciudadano medio, la tendencia a pensar la política como algo que concierne sólo a los que hacen de ella una profesión, etc. Tal vez acierten quienes argumentan que, en realidad, nos estamos emancipando de la representación clásica mientras se abre paso lo que Bernard Manin llamó “democracia de audiencias” (démocratie du public), con la proliferación de los liderazgos mediáticos y la desaparición de las adscripciones permanentes. Sin embargo, convendría recordar que la representación clásica, esencialmente fiduciaria, suponía al menos, como recuerda Carlos Strasser, “crédito, confianza, eso que ahora casi no hay o que en todo caso no se dispensa como antes”.
Otras preocupaciones
Asimismo preocupa la falta de una justicia verdaderamente independiente (en un país donde algunos magistrados actúan más bien como delegados del poder); los altos índices de marginación y las barreras que impiden a millones de compatriotas el acceso a una vida digna; la existencia de un régimen nominalmente federal que funciona en verdad con un marcado grado de centralización; los embates contra la libertad de prensa; el aumento incontrolable del gasto público; la inflación, la inseguridad, la manipulación de una historia que, en palabras del historiador español José Varela Ortega, enseña menos de los hechos pasados que de un presente que se construye y, desde luego, el flagelo de la corrupción que se ha vuelto sin duda, como previó Octavio Paz en “El ogro filantrópico”, un “espejo de la normalidad”. Es que, si cavamos más hondo, también están las claves que proporciona la misma sociedad argentina, que Aldo Isuani calificó en su momento como masivamente transgresora (lo que en buena sociología se denomina anomia), mal que no obedece tanto a la falta de normas cuanto al escaso respeto que ellas inspiran, razón por la cual, parafraseando a Tocqueville, podría afirmarse que tenemos “la letra de la ley”, sin “el espíritu que la vivifica”.
Se dirá que la responsabilidad es siempre proporcional a la capacidad de decisión y que, más allá de nuestras flaquezas como ciudadanos, nos cabe el derecho de exigir a los gobernantes probidad e idoneidad suficientes para discernir los intereses generales del país (para algo se pensó, después de todo, el régimen representativo). Pero la historia y la teoría se dan cita para demostrar que las costumbres y las creencias dominantes de una sociedad ocupan un lugar prioritario en el sostenimiento de un orden político. De ahí que Alberdi nos alentara a “elevar” a nuestros pueblos a la altura de las formas republicanas dándoles “la aptitud” que a ese fin se requieren. Una combinación de “instituciones, valores y conductas”, como lo formuló Natalio Botana, designio aún no realizado pero a cuyo efecto la política tiene una margen de creatividad que no deberíamos subestimar: para generar consensos, para pactar reglas de convivencia, para reformar hábitos hostiles a las instituciones libres y para renovar la confianza de los ciudadanos en aquellos políticos que todavía se afanan en revertir la imagen devaluada de su profesión.
Los signos esperanzadores
También están los hechos favorables. Este país por lo pronto, bendecido por la naturaleza y con la cruz de sus desaciertos a cuestas, ha recuperado definitivamente la democracia, lo que es de suyo un motivo de satisfacción: el fin de los golpes de Estado y de las largas vedas electorales. No menos auspiciosa es la conciencia que algunos dirigentes parecen haber cobrado, a juzgar al menos por sus declaraciones, de que las grandes democracias no se construyen de la noche a la mañana sino sobre la base de una continuidad en ciertas líneas o políticas de Estado que no deberían alterarse con los sucesivos cambios de gobierno. De propagarse este convencimiento, quizá abandonaríamos esa obsesión fundacional de consecuencias perjudiciales que ha sido típica de una sociedad y una cultura forjadas (en la expresión de Botana) “mucho más en torno a las rupturas que en torno a las continuidades”.
Sería injusto además no mencionar la creciente importancia del llamado tercer sector y de los vínculos asociativos, parcialmente receptores de la confianza que han perdido los partidos y cuya propagación es vista por algunos estudiosos (así la española Helena Béjar) como “prueba de una participación que renace”. Por cierto, nada garantiza queesto traiga aparejado un renacimiento de virtudes democráticas. No obstante, si la acción solidaria no es sinónimo de buena ciudadanía, convengamos en que es al menos un remedio eficaz contra el egoísmo, vicio que a la larga, para evocar nuevamente a Tocqueville, deseca el germen de todas las virtudes, incluidas las públicas.
Finalmente no es motivo menor de esperanza la vocación por el diálogo que va ganando lentamente terreno frente a una mentalidad que extrapola a la política lo que es propio de la guerra y cuyo real enemigo (diría Kundera) es “el hombre que pregunta”, aquel que “rasga el lienzo de la decoración pintada” para que podamos ver lo que se oculta detrás de ella. Como ha dicho Beatriz Sarlo, una confianza ciega en el diálogo “desafía todo realismo”. A veces, en efecto, el diálogo no concilia posiciones y por eso, “en las instituciones de la República se establece la votación”. Sin embargo, entre la conciliación de las posiciones y la violencia física o verbal, el diálogo nos preserva del odio y de esa disensión radical que afecta a las capas más profundas de la convivencia y que se expresa en una visión maniquea de la historia, la política y la sociedad. De ahí que entender la democracia como “un sistema de acuerdos para gestionar la discrepancia” nos ayudaría a vencer el ánimo revanchista y a experimentar el verdadero olvido que, como enseña Varela Ortega, es parte de la memoria, que nos prohíbe “rememorar agravios pasados”.
El compromiso del esfuerzo
En un maravilloso relato, Italo Calvino hace decir a Marco Polo que existen dos maneras de no sufrir el infierno que habitamos. “La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.” Más allá de las quejas de Calvino por la atención que la crítica prestara a esta frase final de su libro, lo que resalta en ella es el valor de la búsqueda incesante de aquello que, aun en medio de lo que parece derrumbarse, permanece todavía en pie. Hacer durar y dar espacio… ¿A qué y a quiénes? A las “ciudades felices” que se esconden dentro de las “ciudades infelices”. A los que trabajan incansablemente. A los que no se corrompen. A los que, en vez de dañar, reparan. A esos millones de compatriotas que se entregan a una causa justa, inmunes a ese narcisismo que lleva a otros de nosotros a vivir por encima de sus posibilidades o más bien, como señalaba Ortega y Gasset, a vivir “de espaldas a la vida, fija la mirada en su quimera personal”.
Es una apuesta que me parece insoslayable y que se alimenta de optimismo y pesimismo a la vez: “el optimismo de la voluntad luego del pesimismo de la inteligencia”, como propuso Fernando Devoto corrigiendo levemente una consigna de Gramsci para resaltar la necesidad, previa a toda terapia, de un diagnóstico “radical y severo” de nuestros problemas. Desde una lectura decadentista, el siglo que se enmarca entre el primero y el segundo centenario de nuestra República podrían ser descriptos en los términos de una genealogía de la involución. Un enigma indescifrable para algunos, una realidad cotidiana para otros a quienes deprime el ánimo evocar ese gran país que no fue. Confiemos entonces en que los tiempos venideros sirvan de estímulo para imaginar, como aconsejara José Luis de Imaz en su libro Nosotros mañana, un futuro intelectual y materialmente viable hacia el cual podamos comprometer nuestros esfuerzos y del que podamos ser, por tanto, desde ahora mismo, contemporáneos.
El autor es decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación de la UCA. Con supresiones y/o modificaciones, algunos párrafos de este artículo retoman opiniones expuestas en el diario El Imparcial, de Madrid.
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Join discussionEl concepto del imperio de la ley ( Rule Of Law, como se lo conoce en los países anglosajones) significa autoridad, no autoritarismo, como base sobre la cual establecer una estructura de ley y orden en la que cada ciudadano sea libre de vivir a su gusto. Implica capitalizar los aciertos de cada gobierno y llevarlos adelante en el siguiente, no rechazarlos porque no responan, o no correspondan, a los intereses políticos del momento. Implica un estado sensato, racional, que tenga bien en claro que su función es represntar a los ciudadanos al servicio de los intereses de éstos y, como un punto especialmente importante, por tiempo limitado: los famosos “four years” de la constitucion estadounidense que inspiró a todas las constituciones del mundo incluyendo la argentina. Perón decía que el hombre es bueno pero si se lo vigila es mejor. ¿Y a Perón quién lo vigila? ¿La Revolución Libertadora?
Vamos a dejar de lado, por reiterada y aburrida, la habitual letanía de adjetivos esta vez adjudicados al supuesto “hiperpresidencialismo”: vaciamiento del imperio de la ley, equilibrio de poderes, control de constitucionalidad, publicidad de los actos de gobierno y la llamada accountability. Cinco imputaciones al hilo para comenzar.
Hablemos de democracia. Pocos esperarían – o siquiera querrían – que un gobierno haga siempre lo que prefieren las mayorías, pero este vínculo, la capacidad de los ciudadanos de influenciar la política pública, es uno de los límites de la democracia.
Sin elecciones los que deben hacer la política tendrían poco incentivo para considerar las preferencias de los gobernados. Y cuando son elegidos reciben una confianza que no deben defraudar.
Sin embargo hay muchos estudios serios, por ejemplo en EEUU, que muestran que lo que las clases bajas y medias quieren no ocurre casi nunca, pero en cambio las clases altas (y sobre todo las muy altas) encuentran oídos más atentos y logran que sus deseos terminen siendo leyes y acciones de gobierno, lobbystas mediante.
En cambio ocurre que si un gobierno no escucha con la debida atención a estos lobbystas y toma medidas que favorecen a los votantes menos pudientes es inmediatamente acusado de populista. Y ahí aparecen las cadenas de adjetivos amontonados sobre quién se atrevió a escuchar a los preferidos de Cristo.
Hablar de la “persistencia” de la «crisis de representación» y de «apatía cívica» revela que el autor no ha estado en Plaza Mayo desde hace bastante tiempo y que no conoce las organizaciones sociales y políticas que movilizan especialmente a la juventud. Ciertamente no se habla mucho de esto en La Nación, pero la militancia dentro del FPV existe, es muy activa y variada.
Claro que es muy diferente con la oposición, donde sus dirigentes quedaron desprestigiados y sus seguidores desaparecieron. Ellos, efectivamente, intentaron generar una «democracia de audiencias», con candidatos que básicamente eligieron los medios del establishment.
Hablar de justicia sumisa, marginación, federalismo imperfecto, gasto público, inflación e inseguridad (seis acusaciones seguidas) sin siquiera mencionar el abismo de donde salió la Argentina hace menos de 10 años, sin considerar los avances que en todos estos terrenos se han producido, es francamente sorprendente. Nada tiene sentido si no se conoce la historia, si no se sabe cómo se llega a una situación dada. Una abrumadora proporción de los argentinos pensamos que hay mucho por hacer, pero también que hemos mejorado enormemente.
Yo he comentado anteriormente que Criterio no ha mencionado EN NINGÚN ARTÍCULO la Asignación Universal por Hijo desde su puesta en vigencia el 1 de Noviembre de 2009. Nunca ha comentado sus alcances, beneficios y/o inconvenientes ni su influencia en educación, salud y pobreza. Tampoco, a pesar de haber abierto un debate sobre el aborto, ha dicho nada sobre la extensión de la asignación a las mujeres embarazadas, ni de la ayuda y protección que representa para ellas. No se les ha ocurrido pensar el impacto social de esta valorización de los menores y de las mujeres.
La revista, sus articulistas y editores no lo consideran tema de análisis ni de interés para sus lectores. Todos sus reclamos anteriores y posteriores a la AUH sobre la pobreza, la desnutrición y el aborto ahí se quedan, en declamaciones contra este gobierno y nadie más. Sin contacto con la realidad social y política, creen que les alcanza con ignorar todo lo que no encaja con el modelo conservador y opositor que define la línea editorial. Lo mismo pensó la oposición y así les fue.
Un párrafo aparte merece la mención de supuestos «embates contra la libertad de prensa» (un séptimo epíteto). Nadie que haya leído diarios, escuchado radio o mirado televisión puede imaginar que exista alguna traba para expresarse públicamente. Toda clase de insultos, algunos de una bajeza inconcebible, mentiras y falacias han sido la constante de los medios más importantes del país. Y nadie fue preso o procesado por esto ni se ha cerrado ningún medio. El verdadero embate contra la libertad de prensa es la permanencia de un grupo de medios cuya concentración es ilegal en Argentina y también lo sería en los países centrales.
Efectivamente, hemos recuperado la democracia. Lo interesante de este momento histórico es ver como «cuatro(cientas) tapas de Clarín» no voltearon un gobierno.
Muchas citas, mucho estilo «literatoso», pero ninguna relación con la realidad. Sorprendente en un decano de una facultad de Ciencias sociales, políticas y de comunicación. Uno debería esperar muchísimo más de un artículo de Criterio que listas de críticas sin ninguna razón ni argumento que las avale.
Citar a 16 autores distintos y a cuatro de ellos dos veces en solo 9 párrafos, dos páginas de texto es algo que no recuerdo haber visto hasta ahora.
EXCELENTES REFLEXIONES….
Mucho he disfrutado de ellas, gracias por compartirlas.
Me identifico especialmente con aquello de:
Instituciones democráticas, renovadas
Nuevos valores y conductas de la sociedad humana
Gobiernos elegidos por el libre consenso de los ciudadanos
Un diagnóstico actualizado y severo, de las realidades de sociales y políticas del siglo XXI
Sólo quiero aportar, que esto del Hperpresidencialismo, a mi entender es una exageración. Esa personalidad es la que la gente ha elegido en base al voto popular. De nada sirvieron personajes políticos que no tuvieron esa supuesta «hiper» y nos llevaron a todos los argentinos por caminos equivocados. Enumeremos algunos casos, Videla, Massera, (torturas, miedo, amenazas, muertes ) Fortunato Galtieri ( miseria, miedo, guerra, frivolidad cultural), Alfonsín y la Hiperinflación, saqueos. Menen y la venta total de Argentina, el engaño de la Argentina Opulenta con los electrodomésticos y las cuotas del cochecito último modelo, para terminar en lo que terminamos. De La Rúa y la Alianza salvadora de la patria que finalizó con muertos en las calles a raíz de la fatídica represión en la que murieron algunos jovenes y los palazos de los muchachos de Duhalde en las calles de Buenos Aires. La ida en Helicoptero de De La Rúa es una imágen tristísima en el país.
Esto no es hiperpresidencialismo, esto es personalidad, fuerte, puede ser, pero de alguien al que no le tiembla el pulso para solucionarle el problema a miles de argentinos que esperaban ansiosos un cambio rotundo de modelo de hacer política. Los detalles, bueno, siempre vamos a encontrarlos, no existe el Gobierno Perfecto. Me parece que el periodismo y en especial cierto sector del editorialismo nacional, a veces tiene que escribir algo y llena páginas y páginas con textos que a veces se tornan demasiado pretenciosos. Está bueno de todas maneras el debate, pero atención, miremos hacia atrás y no nos quedemos conformes, con lo que tenemos, pero en lo que sí vamos a coincidir es en que al menos podemos respirar tranquilos, que la estabilidad del gobierno y de la Democracia en general, se va a seguir sosteniendo por muchos años.
Y sí, estoy de acuerdo, pero no se agota en el artículo el tema.-
Lo que el grueso de la población NO MILITANTE e INDEPENDIENTE (el 66 % del padrón electoral) nota, no de ahora, sino desde hace ya 100 años, es que: CUALQUIER DIRIGENTE o PARTIDO ELECTO y DE CUALQUIER SIGNO, que acceda al poder, terminará haciendo mas o menos lo mismo que el anterior.- En el año 1950 Rodolfo IRAZUSTA sostenía: «LA LEY DE BRONCE DE LA POLÍTICA ARGENTINA ES QUE, EL ÚLTIMO GOBIERNO ES SIEMPRE PEOR QUE EL ANTERIOR».-
Y esto, a la fecha, no fué desmentido.-
Lo que esperamos, muchos no saben expresar con propiedad, ningún ciudadano o partido propugna y por ende nunca se produce es:
UN TOTAL CAMBIO DE LAS ESTRUCTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS DE LA ARGENTINA .-
Es decir, cambiar las políticas de estado que hasta la fecha se aplicaron.- DESDE HACE MAS DE 100 AÑOS, la Argentina se gobierna, con las siguientes variables, a saber:
CON ENDEUDAMIENTO, CON INFLACIÓN, CON EXPROPIACIONES DE TODA ÍNDOLE (total falta de respeto por el derecho de propiedad de individuos y/o corporaciones);
CON CREACIÓN DE EMPLEO ÑOQUI (Los Estados Nacional, Provincial y Municipal dejaron de cumplir sus funciones elementales y pasaron a ser únicamente una fuente de trabajo ñoqui); como tampoco alcanzó, LES CAYERON ENCIMA A LAS PROFESIONES UNIVERSITARIAS y proletarizaron la clase universitaria, INUNDANDO DE UNIVERSIDADES DE TODA LAYA (mas de una estrambótica), que dictan cursos ciruelas para alumnos ciruelas y egresados ciruelas;
DESDE QUE SE CREARON, LA TOTALIDAD DE LOS REGÍMENES POLÍTICOS SE INCAUTARON DE LOS FONDOS DE LAS CAJAS PREVISIONALES, públicas y/o privadas;
La totalidad de los gobiernos permitieron, prohijaron y hasta alentaron (como el actual) LA CREACIÓN DE VILLAS DE EMERGENCIA, EN TODO EL PAÍS;
Desde el año 1918 / 1920, a partir de la reforma universitaria, LA EDUCACIÓN primaria, secundaria y terciaria, ENTRO EN UNA ESPIRAL DESCENDENTE QUE NADIE SABE EN QUE VA A TERMINAR; La totalidad de los gobiernos civiles (en especial los militares), permitieron, prohijaron y negociaron LA CORRUPCIÓN DE LAS FUERZAS MILITARES Y DE SEGURIDAD, desembocando en la crisis de seguridad que hoy en la Argentina padecemos, sin que nada o nadie se atreva a ponerle «el cascabel al gato»;
Ningún gobierno ni civil ni militar, COMBATIÓ SERIAMENTE LA CORRUPCIÓN PÚBLICA ni la PRIVADA;
Todos los gobiernos civiles y/o militares, prohijaron, sostuvieron y alimentaron UNA FALTA IRRESTRICTA DE RESPETO POR TODA LEY y/o POR EL ESPACIO PÚBLICO y/o POR TODA INSTITUCIÓN y/o POR TODA INSTITUCIONALIDAD;
Ningún gobierno ni civil ni militar (en mas de 100 años) se propuso CON SERIEDAD, ENCARAR LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL (ya pasada de moda) y en los años de la década del cincuenta, INSERTAR AL PAÍS EN LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA;
Ningún gobierno ni civil ni militar, se propuso seriamente CAMBIAR LA ESTRUCTURA SOCIAL Y ECONÓMICA DE REGIONES ENTERAS DEL PAÍS (como p.ej.: el NOA o el NEA) QUE HOY VIVEN CASI EXCLUSIVAMENTE DEL EMPLEO PÚBLICO y desde ya que ÑOQUI.-
Y me cansé.-
Podría seguir con el detalle toda la noche, pero no se siquiera si vale la pena.-
Lo único que aprecio es que la cantidad de miserables y pobres es cada vez mayor, y suministrados ahora sí, por la otrora orgullosa clase media y universitaria.-
Sinceramente, en mi fuero íntimo y no tan íntimo, CREO QUE LOS ARGENTINOS -por no sé que extraño virus- ENLOQUECIMOS y sin remedio.-
Con todo mi aprecio.-
Ah, perdón, se me olvidaron: LA SIDRA, EL PAN DULCE, LOS SUBSIDIOS, LAS CAJAS PAN, LOS PLANES PROMOCIONALES, LAS DEVALUACIONES, LOS CORRALITOS, LAS PESIFICACIONES.-
Es de terror.-
Mil gracias por la vida que me proporcionaron.-
Es significativo encontrar la palabra inglesa «accountability » dentro del texto que está manifiestamente dedicado a reforzar el ideario ideológico de una «clase para sí» y al mismo tiempo una «falsa ideología» para otras «clases en sí» nutriéndose para ello de una «tópica» plena de citas académicas, burda y mañosamente sacadas de contexto y complementadas con una insoportable sarta de subjetividades personales y sectoriales bajo el engañoso aspecto de discurso «culto y moralmente elevado» . De todas formas vemos que el uso del término foráneo es congruente con la ideología subrepticia y pretendidamente disimulada del autor. El hecho, consciente o no, de «verse necesitado» de recurrir a un término no incluido en el lenguaje común y corriente de nuestra sociedad para poder iniciar el señalamiento de supuestas debilidades de nuestro sistema democrático es revelador.
Es sumamente interesante además que se dé a esta discusión un espacio preponderante en esta publicación al unísono con las líneas editoriales de la empresas participantes el negocio mediático-comunicacional-masivo y de los referentes de las élites de las clases hegemónicas asociados. Curiosamente, un reguero de opiniones semejantes recorre los medios corporativos de nuestro país precisamente cuando se verifica claramente que los modos, mecanismos y conductas democráticas (siempre imperfectos) están mas desarrollados y activos que nunca en toda nuestra historia. Pero también es coincidente con un profundo silencio acerca de la novedad explicita del deterioro y la decadencia de los modos y procedimientos democráticos en el «mundo desarrollado» que fuera su cuna, tal lo que viene ocurriendo hace tiempo en USA/Uk y la CE. No he leído en esta revista artículo alguno respecto de la baja calidad de representación democrática en la elección de los representantes del pueblo en los poderes en los EEUU es decir pocos electores, solo representantes millonarios y un ejecutivo de cartón que voluntariamente (WB) o no (BO) es siempre funcional a los intereses económicos hegemónicos y bien desapegados de los modos democráticos originales y auténticos como ya describiera claramente Max Weber hace 50 años.
Tampoco se habla aquí de la manifiesta decadencia de las democracias europeas y sus modos explicitados en los recientes recambios de los primeros ministros de Italia y Grecia (seguirá España de inmediato), cuasi golpes de estado institucionales, con la unción descarada de funcionarios en actividad de las empresas financieras y especuladoras que son las responsables de las crisis y sin ninguna representatividad democrática constatable.
Rescato por fin del artículo la cita de Italo Calvino. La posición propuesta por el autor es obviamente la primera de las opciones de Cavino: «… aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más.»
Me inclino por la segunda que si bien «… es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos… » propone sabiamente «… buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.” En este sentido metafórico, hemos buscado en medio del infierno y hemos reconocido y sabemos que «Enrique Aguilar y sus Inquietudes … » son el Criterio del infierno.
El problema de la democracia es único y el de siempre; la calidad de los demócratas. Sarmiento, en las postrimerías del monarquismo, comprendió la importancia de la instrucción y educación del pueblo, nuevo «soberano». Sin ella, es imposible que el elector se eleve por encima de sus circunstancias y pasiones. Los problemas de gobierno que tanto se debaten, requieren para su solución estudio. no emociones ni ideología.Esto aquí como en cualquier parte del mundo. Gobernar con vocación de servicio constituye una verdadera carga. No creo ser el único que estime que la vocación de servicio sea materia prima escasa en los actuales niveles de actuación pública. Mientras la polémica moviliza los vientos de las orientaciones políticas, el votante invariablemente ejercerá su esporádico derecho del modo acostumbrado: con estricto sentido de «su caja»; al revés de la clase política que vive de los fondos que provee la población realmente productiva mediante el sistema tributario ( tal vez por ello tan propensa al sobredimensionamiento del gasto estatal, sus déficits y a la distribuición de lo que no contribuye a formar). Porque no hay sufientes pesos en la caja, se anuncian ajustes. Porque no hay suficientes dólares en la caja, se implementa el control del movimiento de divisas. Terminemos con los eufemismos, llamemos a las cosas por su nombre. Por lo tanto el ciudadano descreído, en cuanto «SU CAJA» no tenga saldo positivo, más pronto que tarde, votará en contra del gobernante de turno. Si además carece de verdadera cultura le importarán un rábano las disquisiciones principistas, jurídicas, morales o políticas con que gobernantes u opositores adornen su oratoria. Ese descreimiento fundado en reiteradas frustraciones lleva al cortoplacismo y genera la volatilidad de la opinión pública que se advierte y lo efímero de las circunstanciales mayorías. Por lo tanto, menos palabrerío ideológico por favor. Vayamos «a las cosas», pues sin resultados pasará a gobernar el que siga, con o sin idoneidad, antecedentes o trayectorias, principios o programas. Es lo que hay.-
Comparto las opiniones de Juan Carlos Lafosse. Resulta lamentabloe que el Sr. Decano carezca del sentido crítico indispensable en su condición de uiversitario para poder analizar diacrónicamente la ituación. Nuestro paísy no «este país» como dice el articulista en su tercer acápite, tiene una historia de presidencialismo que viene de la colonia y no la inventó este gobierno ni ninguno del siglo XX, y la calidad de nuestra democracia y el respeto a la división de poderes, si bien con las limitaciones que es preciso reconocer, al menos hoy puede decirse que están mínimamente garantizados por procesos eleccionarios claros y transparentes y por un Poder Judicial cuya cabeza es notoriamente calificada. Creo que si pretendemos realmente ser democráticos y convivir con el disenso, debemos dejar un poco las visceras de lado en el momento de elaborar nuestros análisis y procurar observar más objetivamente la realidad circundante. Sobre todo desde la posición privilegiada que nos otorga haber podido transitar la Universidad en un país donde aún el número de analfabetos es similar al de estudiantes universitarios.
En “La Sociedad abierta y sus enemigos” que Karl Popper había escrito como contribución a la Segunda Guerra Mundial, hacía la propuesta de sustituir la pregunta platónica: “¿Quién debe gobernar?” por otra pregunta diferente, más radical: “¿Cómo podemos configurar la Constitución del Estado para que podamos desembarazarnos del gobierno sin derramamiento de sangre?”
Popper hace hincapié en la palabra “democracia” como “gobierno del pueblo” y hace un profundo análisis.
Cada uno de nosotros, cada ciudadano, cada miembro del pueblo sabe que no gobierna y por ello es dable observar, que la democracia se le vuelve como algo fraudulento.
El término “democracia” es desde la antigüedad ateniense, la denominación tradicional para una Constitución que debe impedir una “tiranía”.
La tiranía de Gadafi no pudo ser aniquilada sin derramamiento de sangre.
Estos dictadores son demasiado fuertes.
Pero el principio fundamental de la democracia es que se puede destituir al dictador sin derramamiento de sangre.
Históricamente la democracia ateniense, al menos hasta Pericles y Tucídides relata Popper, no era tanto un gobierno del pueblo sino una tentativa de evitar la tiranía y precisamente Pericles, pareció tomar en cuenta que la democracia ateniense no era ningún gobierno del pueblo y de que no puede haber ningún gobierno del pueblo.
En nuestros días esto se puede ver como que si bien nosotros el pueblo no podemos intervenir en el gobierno ni diseñar políticas, podemos hacer justicia sobre el gobierno.
¿Cómo lo hacemos y cuando?: El día de las elecciones.
Idealmente aquel día no debería ser un día en que se elige un nuevo gobierno, sino el día en que llevamos ante los tribunales de justicia al gobierno que se va.
El día en que el gobierno debe responder.
Esta es la democracia como tribunal.
Pero, tiene el pueblo la información necesaria para llevar ante los tribunales al gobierno que se va?
Los ciudadanos que superaron el nivel medio entienden el significado de las noticias que se le ofrecen, no así quien se encuentra por debajo de aquel nivel.
Quien solo recurre a la información de banalidades o deportivas.
Tampoco la educación en general ejerce facilidades para adentrarse en lo que podríamos llamar educación política.
Evidentemente al aumentar la educación tendremos un pueblo mejor ilustrado, pero para los fines de una mejor opinión pública es necesaria una mejor instrucción pública, y esta la obtiene aquel que se interesa verdaderamente por la “res publica”.
Había escrito Giovanni Sartori que: “El verdadero poder del electorado es el poder de escoger a quien lo gobernará. Entonces las elecciones no deciden las cuestiones a decidir, sino quien será el que las decida”
Sugiero la lectura de un análisis interesante sobre la representatividad de los partidos en http://artepolitica.com/articulos/el-dilema-de-la-representacion-2/
Los comentarios al mismo, con sus respuestas respectivas, son un ejemplo de diálogo según los parámetros actuales en la era de Internet..
Interesante artículo del Sr Aguilar aunque me parecen excesivas las citas y creo falta un hilo conductor sobre el fondo del tema. También son interesantes los comentarios ofrecidos más arriba, y ello me empuja a meterme en este diálogo, dice el Sr Lafosse bien conocido por su encendida defensa del gobierno actual, él siente que las críticas que se efectúan son injustas pues no ve que exista hiperpresidencialismo, cree también que impera la ley y es respetada por todos incluso los gobernantes, cree que son idóneos los controles de gestión que tiene el gobierno democrático y que en base a la democracia hoy se escucha a los que nunca fueron tenidos en cuenta por anteriores gobiernos, debo recalcar que muchos de ellos democráticos tambien.
Es decir que gracias a su origen democrático se puede entender una cierta laxitud en el cumplimiento de las leyes, los controles pueden postergarse y los poderes judicial o legislativo pueden colonizarse, pues me parece que hoy desconocer esto es excesiva benvolencia Y no nos olvidemos de la corrupción….
Pero llega el Sr Francisco Dardan, que con dureza y justeza da en el clavo con un solo martillazo, en los últimos 100 años se vienen repitiendo sistemáticamente las mismas conductas, tanto por gobiernos militares como democráticos y el resultado es el actual, Podría unificarse los dichos del Sr Dardan como atropello sistemático a la propiedad privada, falta del sentido de responsabilidad individual y gran entusiasmo por disfrutar el esfuerzo ajeno, poca aficcion al esfuerzo sin el cual no hay logros sustentables, él ya ha perdido la esperanza y yo me animo a estimularlo, nunca la pierda
El gobierno actual cumple con todas las premisas enunciadas por el Sr Dardan e incluso por el Sr Aguilar pues cree ser un hito histórico fundacional, sin darse cuenta que hace lo que todos hicieron con diferente eficacia pero con iguales resultados hasta ahora y no creo sean diferentes en el mediano plazo. La gran diferencia con gobiernos anteriores es el discurso, el relato oficial, en él no tienen lugar conceptos y palabras malditas, recien hace una semana la presidente habló de la inflación antes no existía, hace 10 días descubrió el gobierno que se otorgaban subsidios inexplicables a quienes no lo necesitaban y lo corrigieron con un nuevo impuesto no votado por el parlamento pues las tarifas que todos pagaremos no irán a las empresas, van directo al gobierno que seguirá utilizando los fondos segun su criterio, nos ha tranquilizado a todos saber que el Espiritu Santo no nombró al gerente de Aerolíneas Argentinas, pero la responsable de ello no modificó un ápice los dislates cometidos en nombre de una aerolínea de bandera.
Y como dice el Sr Dardan paremos pues aun …la procesion es larga….Tengamos la esperanza que los ajustes (perdón otra palabra prohibida) que vienen se manejen con prudencia y las consecuencias sean lo menos dañina posible para los que nunca fueron escuchados y hoy sostienen al gobierno.
Estimado Sr. Buceta,
Le agradezco su opinión y lamento que Ud. vea mis comentarios simplemente como una «defensa encendida» de este gobierno y también que mis palabras den lugar a pensar que soy ingenuo y no veo los problemas existentes. Creame que los veo todos los días y como ya hemos conversado, también los peleo todos los días.
Este tema del «hiperpresidencialismo», además de tener razones históricas como ha señalado el Sr. Roberto Vega, es usado en este artículo solo como excusa para desencadenar una serie de 15 o 16 acusaciones, todas ellas sin una mínima justificación. Son simples opiniones personales, muy discutibles, redactadas en forma rebuscada para parecer verdades probadas.
Yo he repetido muchas veces que no soy kirchnerista ni participo del gobierno y muchas veces critico actos y opciones que no comparto. Pero no me parece bien que Criterio publique algo de tan poco nivel, tan en sintonía con el conjunto de medios opositores.
Temas como los subsidios dan para hablar mucho. Como diría Clarín, «ahora» la oposición se opone a que el gobierno haga lo que antes decían que tenía que hacer. Ud. dirá, no sin razón, que recién ahora lo hacen, pero me pregunto ¿cuando podían haberlo hecho? En el 2008, en medio de las protestas del «campo»? En el 2009, después de perder las elecciones y en medio de la crisis mundial? En el 2010, antes de las elecciones?
Ud. preferiría que lo llamen «ajuste»? Puede ser, pero no soy ingenuo, este es un mejor momento para adecuar (o ajustar) medidas que fueron útiles en otro momento, de otra manera. Eso es gobernar después de todo.
No estamos en decadencia ni mucho menos, mirando el mundo vamos navegando con aciertos y errores en un mar de problemas complicados, externos e internos. Yo no imagino que ninguna ola nos va a alcanzar, pero creo que estamos mejor parados que antes para navegar y no ser simplemente llevados por la corriente.
Especialmente, como Ud. y yo creo que pensamos, que los que más lo necesitan tengan una vida un poco mejor. Seamos optimistas.
Cordialmente,
jc
En términos generales, mi
¿Es pedir demasiado que se deje de glorificar el hiperpresidencialismo? ¿Entender que hasta el más humilde ciudadano tiene derecho a pensar y expresar sus ideas, desde la coincidencia o el disenso?
Es enorme la fatiga de vivir en un país unitario. A lo que se suma la intolerancia por el pensamiento de quienes no adherimos al gobierno k.
Prof. María Teresa Rearte
Estimado Sr Lafosse
Es mas interesante el intercambio de opiniones sobre hechos concretos y es lo que haré, dejemos de lado nuestra opinión sobre el valor del artículo del Sr Aguilar, en última instancia sirve para movilizar opiniones y discusiones y eso es valioso, que haya o no hiperpresidencialismo no es el fondo de la cuestion y sí hay cuestiones mas importantes, dice la Prof. María Teresa Rearte y con razon la enorme fatiga de vivir en un país unitario y parece que hubiera poco entusiasmo en los gobiernos provinciales, que realmente tendrían que defender el federalismo en hacerlo, creo que les resulta más facil gobernar con los importantes fondos que le da el gobierno que lograr eficiencia en lo suyo, primer problema puntual sin mucho deseo de solucionar.
Dice Ud respecto a los subsidios cuando era el momento más adecuado, y le respondo, al día siguiente de instalarlos. Estamos de acuerdo en que eran necesarios, pero al hacerlos universales en ese instante un funcionario capaz, tendría que haber iniciado una lista encabezada por casinos, prostíbulos, barrios acomodados, contries etc, a los que a la semana siguiente de instalarlos tendrían que haberselos retirados y así sucesivamente con todo aquel que no los necesitara. Otro item, la desocupacion era realmente importante, subsidiar al desocupado no requiere explicaciones ni justificativos, pero…al día siguiente iniciar un cuidadoso control sobre la necesidad de tal subsidio, hoy con una desocupacion menor a la mitad de aquellas épocas se mantiene igual cifra, todos los que reciben este subsidio lo necesitan hoy? No hablo del subsidio a la niñez que debe mantenerse y ampliarse.
Y para terminar imagina Ud un método mas regresivo y productor de corrupcion que el subsidio al transporte? Hay algun control racional y honesto para las paladas de dinero que reciben empresarios a los que la racionalidad en que viaja el sector mas necesitado de la poblacion? Vemos los negocios inmundos de concesionarios ferroviarios, a los colectiveros no le interesa el valor del boleto, solo les interesa el subsidio. No cree Ud que algun funcionario del gobierno tendría que ya tener estudiado el camino y no responsabilizar al empresario inescrupuloso y ambicioso .
Estimado Sr Lafose creo coincidimos en la necesidad de la real ayuda a los que nunca fueron escuchados y mas lo necesitan, pero me parece tendremos que coincidir tambien en que los actuales gobernantes han desarrollado un magnífico relato con agujeros por todas partes pues todo lo descrito se podía y se puede hacer con los medios actuales solo se debe exigir idoneidad y obviamente honestidad. La honestidad la dejamos para más adelante…pues en este item nuestros funcionarios están algo flojos de papeles.
Un cordial saludo
Estimado Sr. Buceta,
Vamos por partes y, como Ud. muy bien propone, atengámonos a hechos concretos.
Argentina tiene una historia que nos lleva a tener un país federal solo de palabra. Incluso desde antes de la batalla de Pavón en 1861, Buenos Aires era su cabeza hipertrófica. Basta ver los mapas de los ferrocarriles ingleses para ver el nivel de dominio que ejercía sobre lo que era la Confederación Argentina. O más cerca en el tiempo, las redes eléctricas y gasoductos.
Si miramos más de cerca, la riqueza y el poder se concentraban en pocas familias que vivían en la capital del país, cuando no estaban en Europa. Mucho se ha avanzado desde entonces, cuando solo 11 personas que se reunían en el Jockey Club tenían en sus manos la capacidad de decidir absolutamente cualquier cosa, desde intervenir una provincia hasta emprender la “conquista” del “desierto”. O realizar – patrióticamente – fraudes electorales o golpes de estado.
Yo he vivido muchos años en el interior donde tuve a mis dos hijos mayores, sé bien que Dios atiende en Buenos Aires, así como también sé que las raíces de la estructura política argentina son muy profundas.
No me parece que esto haya empeorado, más bien hay buenas razones para pensar que ha mejorado, por ejemplo con la notable expansión de polos industriales, y esto es bueno para el país.
Desde ya que esto no obsta a que busquemos mejorar la desigualdad y dependencia del interior, pero con realismo y sabiendo que todo lleva tiempo, esfuerzo e inversiones públicas en infraestructura y privada en industrias que demanden mano de obra local. Lo que a su vez requiere acumulación de capital, lo que también lleva tiempo y esfuerzo.
Respecto de los subsidios, me parece que tenemos una visión diferente sobre el tema. Para mí, son una herramienta de la economía, tal como los impuestos o la obra pública.
Algunos a menudo llaman a la obra pública «gasto» y otros la llamamos «inversión», con prescindencia de que se realice bien o mal. Ud. puede hacer una buena o mala inversión en una propiedad, pero seguramente no la llamaría gasto.
Las formas de implementar los subsidios requieren decisiones políticas muy complejas, que muchas veces no entendemos por falta de información o conocimientos. Afectan de muchas formas la estructura social – para mi prioritaria – y también la económica.
Voy a tomar prestada una frase de un artículo reciente de Mario Rapoport que me parece que viene al caso: «Un filósofo, Edgard Morin, señala: A fenómenos simples les corresponde una teoría simple; pero no se debe aplicar una teoría simple a fenómenos complicados, ambiguos, inciertos, porque haríamos una simplificación… hay que tener en cuenta que lo simple excluye a lo complicado, a lo incierto, a lo ambiguo, a lo contradictorio”.
En particular, el subsidio al transporte me parece una forma eficiente de ayudar a quienes más lo necesitan. Los pobres viven más lejos, no tienen auto y el costo de transporte es una proporción mucho mayor de sus ingresos.
Incidentalmente, conozco algunos casos de empresarios, que han aprovechado para renovar sus flotas y seguramente también hay deshonestos e incapaces. Globalmente, yo recuerdo los colectivos de hace 10 años en la provincia y le aseguro que es muy notable la diferencia. Los trenes también andan mejor, aunque sin duda falta muchísimo por hacer en este tema.
Coincido con Ud. en que la Asignación Universal por Hijo es un aporte importante. Conozco de primerísima mano como se gestó su extensión a las mujeres embarazadas y me alegra ver que existen personas en el gobierno capaces de valorar las necesidades y urgencias de los más indefensos.
Finalmente, los planes con tufillo clientelar son cada vez menos, lo que también es una buena noticia.
El relato es siempre personal, más o menos informado y/o pensado, pero siempre es personal. También el gobierno y los opositores construyen relatos, todos inevitablemente con agujeros porque difícilmente coincidan exactamente con el propio.
El asunto de la honestidad ya lo hemos conversado, así que me limito a decir que en mi opinión hemos mejorado mucho en estos 10 años.
Gracias por su tiempo y amabilidad.
Cordialmente,
jc
El último discurso del gobernador saliente, Dr. Hermes Binner, tuvo carácter principista. Quiero si se me permite transcribir lo siguiente:
«En general se piensa que el desarrollo económico es independiente del desarrollo social. Pero éste es lo más importante para lograr aquél: sin desarrollo social no hay desarrollo económico. Es una mentira que nos transmitió el neoliberalismo. Por eso reclamamos a la Nación el derecho al federalismo. Éste nos permite tener recursos económicos para avanzar en los derechos de la gente…
No es sólo buscar el superávit comercial, el superávit fiscal o tener una economía pensando en el hoy. Necesitamos una economía pensando en la sociedad de hoy, de mañana y de pasado mañana…» (publicado en el diario El Litoral de Santa Fe, del 12-11-2011) Por esto y mucho más, carecen de fundamento y por lo tanto de verdad, las palabras o el palabrerío de algún desinformado, que para desacreditar dice que el socialismo carece de ideología.
Gracias a Criterio por este espacio, para la información de quien desee conocer estas citas del pensamiento del primer gobernador socialista del país. Y permitir así la reflexión acerca de nuestro presente y futuro político. Es decir, si podemos abrigar esperanzas con relación al porvenir.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Hace más de una semana y no alcanza a dos que la señora presidenta de la Nación ha dado inicio a su segundo mandato. Estoy ansiosa por escuchar las explicaciones de sus seguidores con relación a:
-la colocación de la banda presidencial por su srta. hija. ¿qué es esto? ¿una monarquía?
– el acelerado tratamiento del tema de Papel Prensa, que, como es obvio, terminará en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, si es que algún juez no logra antes ponerle límites al embate del gobierno contra la libertad de expresión.
-el virulento enfrentamiento con el sindicalismo, por ej. con Hugo Moyano, antes aliado del gobierno. O con el líder de la UATRE, incluido el tema del estatuto del peón rural.
-el minimo no imponible aplicado al trabajo e incluso a las jubilaciones. ¿acaso no es éste el «modelo» que por fin se ocupa de los postergados.? ¿Tanto gana un trabajador, un jubilado?
-la discriminación de las provincias que no se han alineado con el gobierno central.
-el «instituto» de revisionismo histórico, con «directivas» acerca de qué hombres y nombres deben ser reivindicados.
Esto recién empieza. No hace dos semanas que la sra. presidenta inauguró un nuevo período de su mandato.
Reitero: estoy ansiosa por escuchar a quienes comulgan con el pensamiento k y su acción de gobierno, para que nos expliquen éstos y otros temas de interés.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte