guantanamoEl anuncio de la muerte de Osama Bin Laden lleva necesariamente al dolor y la vergüenza de Guantánamo.La divulgación de Wikileaks de documentos referentes a la situación de los presos de Guantánamo ha tenido profunda repercusión internacional. Pasar de la sospecha o la presunción a la constatación, aunque no sea más que una porción de lo que realmente ha ocurrido –y nada deja pensar que no siga ocurriendo– interpela y conmueve. Más aún, porque esos documentos revelan otra faceta de un país y una sociedad que reconoce los derechos de las minorías y la transparencia en el manejo de la información pública.

Hoy se sabe que fueron alrededor de ochocientas personas las que pasaron por esa prisión. Y que una de cada cinco era totalmente ajena a cualquier movimiento terrorista; había ancianos con demencia senil y niños, tal el caso del afgano Mohamed Ismail, quien en 2002, al ser detenido y entregado a los norteamericanos, tenía 14 años, y su propósito era conseguir trabajo como albañil en su ciudad.

Al menos dos grandes enseñanzas, además de dolor y vergüenza, dejará la prisión de Guantánamo en nuestra conciencia “occidental y cristiana”. La primera tiene que ver con mirar al otro, con la construcción cultural sobre la base del respeto a la vida; temática brillantemente tratada por la destacada y polémica filósofa norteamericana Judith Buttler. En su libro Marcos de Guerra. Las vidas lloradas indaga en los mecanismos que establecen la diferencia entre las vidas que deben ser reconocidas como dignas de duelo y las que no. Vidas que en definitiva “no son del todo –o nunca lo son– reconocidas como vida”. El reconocimiento de la precariedad del otro, de la necesidad que tiene de ser protegido y de que en cierto sentido su vida está en manos de los demás integrantes de la sociedad, hace que lo asumamos como un semejante, perteneciente al mismo marco valorativo y, por ende, como sujeto de los mismos derechos que cualquiera de nuestros amigos o familiares. Pero cuando ese nexo se rompe o, lisa y llanamente no llega a establecerse, la mirada sobre el otro pierde el sentido y el contenido de humanidad. En este caso la foto que muestra torturas o avasallamientos no nos contiene, no nos abarca. En definitiva, el torturado no es un ser humano con las mismas precariedades para su subsistencia que quienes toman la foto o la ven en los diarios. Esa vida dejó de ser digna de duelo. Pero en Guantánamo también encontramos poesía. Marc Falkoff (Poemas de Guantánamo: los detenidos hablan) logró reunir 22 poemas que sobrevivieron a la censura, y allí donde hay poetas hay un “otro” que comparte sus sentimientos y angustias, y lo hace necesariamente desde el mismo plano de humanidad en que nosotros nos encontramos, no desde uno distinto.

La segunda enseñanza es la necesidad de ocultamiento que requieren iniciativas de este tipo y las formas en que se llevan a cabo. Desde su infancia el hombre busca ocultarse cuando realiza acciones que sabe impropias, luego arreglará cuentas con su conciencia y con Dios. De ahí el valor que en toda sociedad tienen los medios de información independientes, más aún en una tan globalizada como la que nos toca transitar, y que son absolutamente necesarios para echar luz sobre situaciones oscuras o que pretenden distorsionarse. Este será seguramente uno de los mayores puntos negativos en lo que va del siglo para una nación donde la prensa ha jugado históricamente un rol muy valorado, con autoridad incluso para obligar a renunciar a un presidente (Richard Nixon) con sólo dar a conocer un proceder impropio y su posterior ocultamiento y negación.

La prisión de Guantánamo está distante y aislada, no sólo por su ubicación geográfica sino

principalmente por el impedimento que tienen periodistas y miembros de las Naciones Unidas de hablar libremente con los presos. El presidente Barack Obama, que recibió, tal vez prematuramente, el premio Nobel de la paz, pero de quien pocos dudan su genuino deseo de paz y respeto a los derechos humanos, parece no poder salir airoso del laberinto tejido en torno de la prisión y sus presos.

A través de sucesivos comunicados, pequeños y fragmentados, nos enteramos del operativo militar que dio muerte a Osama Bin Laden, operativo guiado según algunas  versiones por la confesión de un preso de Guantánamo. El estado de euforia y exaltación patriótica seguramente acalle por un tiempo los documentos filtrados por Wikileaks; también el cuestionamiento sobre la legitimidad del “programa de interrogatorios mejorado”, tal como lo denomina el ex vicepresidente Dick Cheney, programa que él piensa fue determinante para obtener la confesión que condujo al éxito del operativo.

Nadie duda sobre lo espantoso, criminal e injustificable de los ataques a las torres gemelas, donde miles de seres humanos encontraron la muerte. Las víctimas muestran aún más que otras la fragilidad de nuestra existencia y la necesidad que tenemos de contención y ayuda mutua. Todas esas vidas merecen ser lloradas. También las de sus seres queridos cambiaron en pocos segundos, para siempre. Y cambió para siempre, en pocos instantes, la vida de Mohamed Ismail a los 14 años, y las de cientos de presos sin relación con el terrorismo detenidos en Guantánamo recibiendo un trato inhumano. Sus vidas, las que no pudieron vivir, merecen ser lloradas.

 

Yo fui humillado en las cadenas

¿Cómo puedo ahora componer versos?

¿Cómo puedo escribir?

Después de las cadenas y las noches y el sufrimiento

Y las lágrimas,

¿Cómo puedo escribir poesía?

 

Sami Al-Haj

 

Paz, dicen

¿Paz en la mente?

¿Paz en la tierra?

¿Paz de que tipo?

Los veo hablar, discutir, pelear…

¿Qué clase de paz buscan?

¿Por qué matan? ¿Qué están planeando?

¿Son simples palabras? ¿Por qué discuten?

¿Es tan sencillo matar? ¿Es ese su plan?

¡Sí, por supuesto!

Hablan, discuten, matan….

Luchan por la paz.

 

Shaker Abdurraheen Aamer

 

De Marc Falkoff, Poemas de Guantánamo: los detenidos hablan, Península, Madrid, 2008.

 

2 Readers Commented

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  1. Juan Carlos Lafosse on 5 junio, 2011

    En primer lugar quiero agradecer a Eduardo López Rivarola por este artículo. Excelente también el libro de Judith Butler, duele leerlo pero vale la pena.

    Es verdad que para muchas personas hay “otros” que no existen, que no se ven como seres humanos. Lo terrible es que esto se construye, a menudo deliberadamente con fines económicos y políticos. Que esto ocurra con al menos el silencio cómplice de los medios de comunicación, demuestra el grado de vinculación que tienen con los intereses de grupos y corporaciones.

    Si respetamos la vida, si creemos que nuestro prójimo nos necesita tanto como nosotros a él y que es siempre “otro” quién nos completa como personas, interroguémonos sobre cuáles son las vidas que nosotros no vemos, las que nosotros no lloramos.

    El “marco cultural” del que habla Butler, el que nos hace desconocer las vidas de “otros”, no es inocente, tiene raíces profundas y crece a partir de las ventajas que les proporciona a algunos.

    Pero salgamos de Guantánamo, analicemos por qué nos ocurre esto a los argentinos, cuales son y cómo nos penetraron los mensajes que nos hacen no valorar por igual a todos nuestros hermanos.

    Pensemos en los inmigrantes, en los que viven en villas, en todos los que rechazamos desconociendo la miseria de vidas que no podemos ni siquiera imaginar, las más precarias. En todos los que, consciente o inconscientemente, discriminamos a diario.

    Aquí, en mi país, circula un mensaje abiertamente xenofóbico y racista que contradice valores humanos y cristianos. Pero también hay un mensaje de inclusión social, de equidad en la distribución de la riqueza, que ha logrado el apoyo de muchos.

    Es muy difícil, pero necesario, que rompamos el marco cultural que nos encierra para comprender que todos los hombres son nuestros hermanos, cuyas vidas merecen ser vividas plenamente y sus muertes lloradas también por nosotros.

  2. horacio bottino on 22 junio, 2011

    Excelente nota,totalmente de acuerdo¿Y Obama tiene el premio de la paz?,Cómo creían Borges y Sábato el premio nobel es una FARSA,SOBRE TODO MUCHAS VECES EL DE LITERATURA

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