El obispo de San Isidro y presidente de la Comisión de Pastoral Social de la CEA, Jorge Casaretto, habla del I Congreso Nacional de la Doctrina Social de la Iglesia, que se realizará en Rosario, cuyo objetivo es elaborar propuestas para el desarrollo del país junto a representantes políticos, sociales, sindicales y empresariales.–¿En qué consiste el I Congreso Nacional de la Doctrina Social de la Iglesia?
–A diferencia de un congreso académico, se trata de un encuentro de difusión y concientización de la importancia de los contenidos de la Doctrina Social de la Iglesia, por eso los cerca de 800 participantes recibirán el Compendio elaborado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz. También será un congreso pastoral en tanto queremos avanzar hacia algún tipo de elaboración de ciertas mediaciones de la Doctrina Social en la vida de los argentinos. Como Iglesia queremos colaborar con la clase política.
–¿Cuáles serán los temas a tratar?
–La Pastoral Social habitualmente realiza algunos actos concretos, por ejemplo, la Semana Social o la Semana con políticos, pero en el episcopado también hay otras comisiones que tienen que ver con lo social y quisimos reunirlas en un mismo encuentro, con veinte mesas orientadas a Bioética, Medio ambiente, Derechos humanos, Pobreza e inclusión social, Vivienda social, tierra y hábitat, Adicciones, entre otras temáticas.
–¿Quiénes están convocados?
–Cada diócesis puede invitar a un número representativo según la cantidad de habitantes, pero estamos siendo flexibles en función de los pedidos que recibimos. Estimamos que el 60 por ciento de los asistentes provendrá de las diócesis y el 40 por ciento restante reflejará una realidad argentina más amplia: políticos, sindicalistas, académicos, empresarios, representantes de la sociedad civil y referentes de otros credos.
–¿Cómo se concreta la organización?
–Trabajamos la Comisión de Pastoral Social, la Comisión Justicia y Paz, la Universidad Católica Argentina y el arzobispado de Rosario; contamos con las adhesiones de Cáritas, la Acción Católica Argentina y el Departamento de Laicos. Miembros de todas estas organizaciones han elaborado un documento de trabajo en cada una de las temáticas, de modo que al inscribirse cada asistente recibe las ideas principales y los textos específicos del Compendio de la Doctrina Social que tienen que ver con el tema en cuestión. Queremos que los asistentes estén predispuestos para el trabajo, que se extenderá por unas diez horas en total, y que el resultado sean algunos esbozos de políticas públicas.
–¿Hay un interés especial en función del año electoral?
–Es positivo separarnos de la Semana Social, que de por sí tiene un gran contenido político. De todos modos, este año vamos a presentar a las autoridades que resulten electas las conclusiones del Congreso en tanto tengan que ver con posibles acciones de Estado. En definitiva se trata de nuevos aportes en función de todo lo que ya se viene haciendo desde Justicia y Paz.
–¿Habrá representantes del Gobierno nacional?
–Invitamos al secretario de Culto, Guillermo Oliveri, como representante del Ejecutivo, y a legisladores de los diferentes partidos. Dado que el Congreso se realiza en Santa Fe, el gobernador Hermes Binner tendrá un espacio para inaugurar el encuentro. Además, varios gobernadores nos han manifestado interés por participar; esperemos que sus agendas lo permitan.
–¿Es oportuno que la Iglesia hable de estos temas?
–Estamos en un momento muy propicio para una proclamación pública pero sin afectar lo estrictamente partidario. Queremos avanzar en la línea en la que venimos trabajando desde hace mucho tiempo, que tiene que ver con la búsqueda de consensos y de una cierta comunión entre los argentinos.
–¿Cuáles serían los resultados deseables?
–En primer lugar nos interesa que la propia Iglesia se inquiete más por estas temáticas. La Doctrina Social debe ser mucho más conocida y por lo tanto asumida por los dirigentes y los cristianos en general. Un segundo deseo es que las personas invitadas que no tienen vínculos eclesiales puedan tomar contacto con todo este bagaje de pensamiento. Compartimos además un objetivo indirecto: hablarle a los políticos de la necesidad de que la política no sea mero pragmatismo, y que se oriente hacia una visión de principios, sobre todo en el plano de la ética. En este momento pareciera que se hubieran olvidado ciertos deberes y que la política se hubiera convertido sólo en el interés y el ejercicio del poder. El fin último del Congreso sería elaborar algunas políticas públicas lógicas y movilizar a la dirigencia en ese sentido.
–¿Estamos cada vez más lejos de los consensos?
–Personalmente creo que tarde o temprano vamos a tener que llegar a un acuerdo nacional, o como se lo quiera llamar. Es necesario como signo espiritual que la comunión prime sobre la confrontación, y tratarnos como hermanos y no como enemigos. También es necesario desde un punto de vista práctico: un país que no tiene una orientación y que no sabe hacia dónde camina no podrá encontrar un orden de realización.
–En 2001 estábamos sumergidos en una crisis muy fuerte y se vivía un estado de desesperación generalizado. Sin embargo, en la actualidad, en función de un contexto internacional favorable en lo económico, estamos menos apremiados pero más divididos y enfrentados. ¿Es pensable un acuerdo nacional?
–Es difícil de predecir, pero la historia y la cultura son dinámicas. Si lo analizamos desde una perspectiva teórica, hay una coincidencia en el sentir y en el pensar de muchos sobre la necesidad de elaborar un proyecto común. Pero tenemos que apuntar a la vida posible que queremos para el país. A algunos les puede resultar algo meramente teórico, pero no podemos dejar de percibir que se trata de una necesidad. Los jóvenes lo entienden mucho más que los adultos.
–¿En qué sentido?
–Hemos tenido reuniones con unos 600 dirigentes jóvenes y el tema de los principios vuelve a prender en ellos; están cansados de ver el desgaste de la clase política. Por eso en el marco del Congreso habrá en paralelo un Espacio Joven con una temática social,
donde esperamos reunir a unos 400.
–Usted tiene un contacto habitual con dirigentes sociales y políticos, ¿hay empatía con los principios e ideales que propone la Iglesia?
–La gente que está muy atada al pasado argentino, a los años 70, sigue mirándonos con un poco de recelo. Cuesta explicarles que cuando hablamos de reconciliación no nos referimos al olvido sino a la esencia del Evangelio. Por el contrario, quienes miran más hacia el futuro tienen buen diálogo con la Iglesia, la toman como un punto de referencia positivo en cuanto al deseo de construcción.
–Algunos expertos han hecho referencia a ciertos silencios de la Doctrina Social. ¿Cómo percibe el estado actual del pensamiento social cristiano?
–Me parece que en este momento, y después de varios años en la Pastoral Social, estamos en una actitud muy abarcativa. Temas como las tierras urbanas y rurales, la vivienda y la minería, por ejemplo, están cobrando mayor peso. Y también están muy presentes en la gente la pobreza, la exclusión y la inseguridad. Nos preocupan muchísimo el narcotráfico y el consumo de drogas; creemos que hay que meterse en serio en estos temas.
–¿En qué medida la función de profecía está acompañada por un testimonio en la Iglesia argentina?
–El testimonio está dado fundamentalmente por las acciones diocesanas; Cáritas, por ejemplo; y en la Patagonia, la minería y el medio ambiente son los temas más abarcados desde las Pastorales Sociales. El problema de la droga también está muy desarrollado pese a que la Comisión específica tiene apenas tres años. Muchas diócesis están ocupadas con el problema de la vivienda.
–¿Qué posibilidades de continuidad existen para los proyectos que nazcan en el Congreso de Rosario?
–El encuentro es parte de un proceso que ya se viene gestando y queremos alimentarlo con una comisión específica que pueda abocarse al seguimiento de los proyectos en juego, para que no queden como expresiones de deseo sino que sean propuestas concretas.
Los días 6, 7 y 8 de mayo se realizará el I Congreso Nacional de la Doctrina Social de la Iglesia en la arquidiócesis de Rosario bajo el lema “Unidos para promover el desarrollo integral y erradicar la pobreza”. El primer día cada una de las ocho regiones de la Argentina tendrá diez minutos para expresar cuáles son los tres temas sociales fundamentales que las afectan particularmente. El jesuita argentino Juan Carlos Scannone presentará luego un resumen de lo expuesto. El segundo día comenzará con la exposición del cardenal ghanés Peter Turkson, presidente de Justicia y Paz de la Santa Sede; para luego conceder la palabra a Jorge Casaretto. Seguirá el trabajo en mesas temáticas y luego de dar a conocer las conclusiones, la misa de cierre estará a cargo del cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. Más información en: www.argentinadsi.org
4 Readers Commented
Join discussionMe llama la atención que, a nivel de políticas de iglesia, lo que hace al servicio educativo que presta la iglesia por medio de todo su abanico de instituciones, no esté contemplado en este Congreso (por lo que se ve de temáticas a abordar).
Tal vez es un signo de cierta fragmentación de propuesta y de pastoral el hecho de que no veamos conexión entre nuestras prácticas como iglesia educacadora y nuestra práctica como iglesia de pastoral social.
No es real, que a tantos años del 2001 ahora estemos más divididos y más enfrentados, existe un consenso generalizado, (la intencionalidad de voto de la actual presidenta está diciendo algo). El grado de conflictividad está generado por la presión social, que ahora está siendo escuchada, al menos hay un modelo que la tiene en cuenta en un contexto de crecimiento y mayor reparto que en aquellos tiempos… Vuelvo a reiterar, no está basado más que en lo mediático solo basta ver la incapacidad que existía, la confusión de la clase política de aquel momento para formar un gobierno generar una salida…., y qué decir de la economía…. Un dato sintomático de que es como digo lo da la participación de la juventud, que solo lo hace cuando hay un poco de unidad y concordia.
Gracias por permitir expresarme
Coincido con la opinión de Martín y me parece que Monseñor Casaretto también.
En su respuesta él ignora lo que se refiere a la «división y enfrentamiento» y solo contesta la pregunta: ¿Es pensable un acuerdo nacional? opinando que, sin hacer futurología, «hay una coincidencia en el sentir y en el pensar de muchos sobre la necesidad de elaborar un proyecto común» y que «Los jóvenes lo entienden mucho más que los adultos.»
La frase sobre la «división y enfrentamiento» es solamente una afirmación de quienes deberían preguntar al entrevistado sin inducir sus respuestas, que no sustentan con ningún argumento.
YA QUE LA ESCLAVITUD ES ANTICONSTITUCIONAL, EL TRIBUNAL SUPREMO DE ESPAÑA NO PUEDE AVALAR LA ESCLAVITUD QUE PRACTICAN LAS SECTAS RELIGIOSAS AUQUE LAS VICTIMAS OBLIGADOS POR SUS VOTOS ACEPTEN TRABAJAR GRATIS __ El fallo del Tribunal Supremo a favor del Opus Dei, no sólo avala la esclavitud de los religiosos consagrados, sino que al beneficiar por partida doble a la Iglesia permitiendo que se apropie de los honorarios que el Estado español paga a los religiosos consagrados y del fruto del trabajo esclavo, evidencia el poder de la Iglesia sobre el Estado y la Justicia española __ La reciente negativa de los esclavistas del Opus Dei, a indemnizar de acuerdo a la ley otorgando un fondo de retiro y una pensión vitalicia a la profesionista consagrada que durante 28 años trabajó gratuitamente para la secta multimillonaria: es una constante que no deja lugar a duda que la Doctrina Social de la Iglesia, el respeto a los derechos humanos y dignidad de las personas que dice defender la Iglesia, solo son palabras huecas en boca de mercaderes de la fe, que no practican lo que predican. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD