El caso de los Legionarios de Cristo

Una ardua tarea para llegar al núcleo del escándalo del padre Marcial Maciel, fundador de la Congregación cuestionada, y su entorno.La Congregación Legión de Cristo y la Asociación seglar Regnum Christi fueron fundadas por el padre Marcial Maciel Degollado, nacido en México en 1920 y fallecido en 2008. En las mejores familias siempre pueden surgir ovejas negras, pero es extremadamente doloroso para la Iglesia y sus miembros un caso tan escandaloso como el del fundador de estas importantes instituciones eclesiales.

El 1º de mayo de 2010 la Santa Sede emitió un comunicado sobre los Legionarios de Cristo al final de la visita apostólica realizada por cinco obispos. Luego de haber entrevistado personalmente a más de mil Legionarios y analizado varios centenares de testimonios escritos, llegaron a la siguiente conclusión: “La visita apostólica ha podido comprobar que la conducta del padre Marcial Maciel Degollado ha causado consecuencias serias en la vida y en la estructura de la Legión, hasta el punto de que requiere un camino de profunda revisión.

Los gravísimos y objetivamente inmorales comportamientos del padre Maciel, confirmados por testimonios incontrovertibles, representan, en algunos casos, auténticos delitos y manifiestan una vida sin escrúpulos ni auténtico sentimiento religioso. Esta vida era desconocida para gran parte de los Legionarios, sobre todo por el sistema de relaciones entretejido por el padre Maciel, quien hábilmente había sabido crearse pretextos, ganarse la confianza, amistad y silencio de los que lo rodeaban y reforzar su propio papel de fundador carismático. En ocasiones, un lamentable descrédito y alejamiento de cuantos dudaban de su recto comportamiento, así como la errada convicción de no querer dañar el bien que la Legión estaba realizando, habían creado a su alrededor un mecanismo de defensa que le permitió ser inatacable durante mucho tiempo, haciendo que, por  consiguiente, fuera muy difícil conocer su verdadera vida”.

¿Cuál fue su verdadera vida? En 1997, a través de una carta abierta al papa Juan Pablo II, ocho ex miembros de la Legión de Cristo acusaron a Maciel de haber abusado sexualmente de ellos, y de que ni la congregación ni otros miembros de la jerarquía católica los habían atendido hasta el momento. Más adelante, las denuncias de casos de abusos a seminaristas fueron numerosas.

En febrero de 2009, se confirmó que Maciel tuvo una relación en la década de los noventa con una mujer de 26 años de la cual nació una hija. La noticia fue confirmada por un portavoz de los legionarios de Cristo en Roma. El 3 de marzo de 2010, en un programa radial, se presentaron una señora y tres hijos suyos, dos de los cuales eran hijos de Maciel nacidos en los setenta. Todos se habían en terado recién en 1997 de la identidad del hombre, al que conocían como José Rivas o José González, hasta que vieron su fotografía en la portada de una revista. En la entrevista radial, dos hijos narraron los abusos sexuales sufridos por ellos de parte de su padre a lo largo de ocho años.

Maciel era también adicto a las drogas. Además publicó como propio El salterio de mis días: 98 meditaciones, muy utilizado en la Legión, pero luego se sabría que más del 80 por ciento de su contenido era plagiado, plagio que ha sido reconocido por la Congregación.

El padre Richard GiIl, sacerdote legionario durante 27 años y ahora diocesano incardinado en Nueva York, se pregunta: “¿Cómo es posible que el padre Maciel fuese reinstalado como Superior General en 1959, después de haber sido suspendido por dos años y medio durante una investigación vaticana sobre su conducta? Las acusaciones luego resultaron ser ciertas. Sin embargo, se le permitió volver y continuar cometiendo abusos y llevar un estilo de vida inmoral; inclusive fue padre siendo Superior General, cargo que ocupó hasta 2005.

¿Qué hay detrás de la ausencia de Maciel en la Congregación durante casi un año a fines de los ‘70? ¿Por qué otros Legionarios con responsabilidades de conducción no hicieron nada? Fue durante ese período que nació uno de sus hijos. Maciel desaparecía regularmente durante semanas o un mes, sin que se planteara ningún interrogante.

¿Cómo pudo haber llevado una doble vida, siendo el padre de al menos tres hijos, con dos amantes y durante décadas, sin que nadie lo advirtiera o lo acompañara en el secreto?

Entre los superiores de la Legión se sabía que raramente celebraba misa o rezaba el Breviario; tampoco participaba en retiros. ¿Por qué no fueron advertidas estas señales de peligro? ¿Por qué nadie vio esto como un indicio de una vida espiritual débil si en otros casos llama la atención?”. No debe extrañar, entonces, que se diga que ciertos actos “manifiestan una vida sin escrúpulos ni auténtico sentimiento religioso”.

Intervención vaticana

El 9 de julio de 2010 el papa Benedicto XVI nombró al cardenal Velasio De Paolis, S.C. como delegado suyo para la Congregación de los Legionarios de Cristo, con amplias facultades para tutelar la reconstrucción y renovación de ambas instituciones.

De los varios documentos de las autoridades de la Santa Sede surge que el camino será largo, ya que el tiempo necesario “se calcula de al menos dos o tres años o incluso más” con vistas al Capítulo Extraordinario que tendrá que elaborar un texto constitucional para ser sometido a la Sede Apostólica. Para ello se prevén 3 comisiones: a) revisión de las Constituciones; b) de acercamiento; c) problemas de orden económico. El comunicado vaticano de mayo del 2010 expresaba que “de los resultados de la visita apostólica surgieron con claridad estos elementos, entre otros:

a) La necesidad de redefinir el carisma de la congregación de los Legionarios de Cristo,

preservando el núcleo verdadero, el de la “militia Christi”, que caracteriza la acción apostólica y misionera de la Iglesia y que no se identifica con la eficiencia a toda costa;

b) La necesidad de revisar el ejercicio de la autoridad, que debe estar unida a la verdad, para respetar la conciencia y desarrollarse a la luz del Evangelio como auténtico servicio eclesial;

c) La necesidad de preservar el entusiasmo de la fe de los jóvenes, el celo misionero, el dinamismo apostólico, por medio de una adecuada formación. De hecho, la desilusión sobre el fundador podría cuestionar la vocación y ese núcleo de carisma que pertenece a los Legionarios de Cristo y es propio de ellos.” Como se advierte, la tarea a realizar en los próximos años es muy ardua y debe llegar al núcleo del escándalo, que no es solamente el de un hombre solitario, sino de un conjunto de conductas, propias y ajenas, que consintieron y callaron lo que deberían haber frenado mucho antes. “La verdad los hará libres”, nos dice Jesús. Libres para amar a la Iglesia en la verdad.