Dios
está y no está
es y no es
ajenas pues le resultan
la humana contradicción
y la feroz turbamulta.
Él creó el gregoriano
el bandoneón de Piazzolla
y a Miles violando al silencio
los nenúfares de Claude
el equilibrio de Calder
el color primo de Rothko
y de Hopper el silencio
el teorema de arena
del memorioso Pitágoras
y el fervor de Galileo
ante la sacra asamblea.
Eppur si muove no dice
porque ignora la moción
de andar o quedarse quieto:
inventó la eternidad
de lo veloz y lo lento.
Hasta una vez sospeché
que envidiaría a Morandi.
Amigos del bulevar
tan suaves y posmodernos
honremos al que se esconde
(Deus que llaman absconditus).
En el primer día de otoño
sentí el temblor de su sombra
cuando mis manos cernían
parcas semillas del tiempo
en la tierra transitoria.