Muy poco se conoce la amistad de san José de Calasanz y Galileo Galilei, el gran físico y matemático, y los frutos de su admiración.

Galileo, ciego, dicta al P. Settimii s.p. sus últimos descubrimientos. Tal era el tema del concurso que ganó este cuadro pintado por Cesare Cantagalli y conservado en la Academia de Bellas Artes de Siena.En uno de los diarios de mayor tirada de Buenos Aires tuve oportunidad de leer no hace mucho una carta titulada “Catolicismo”, escrita por alguien que quizás no tuvo antes bien presentes las categorías aristotélicas, a juzgar por las despiadadas opiniones en ella vertidas contra el Santo Oficio y la Inquisición. Pero en medio de tantos juicios negativos encontré un detalle consolador: “Galileo Galilei contó con la protección del cardenal Bellarmino”.

Voy a agregar otros rayos de luz en medio de los acostumbrados nubarrones. No creo que muchos conozcan detalladamente las relaciones de Galileo Galilei con las “Scuole Pie Fiorentine”. San José  de Calasanz mantuvo con el sabio gran amistad y admiración, y que tradujo en el apoyo que le brindó con sus religiosos de Florencia, precisamente en tiempos de retraimiento y de dolor del gran científico, animándolos para que sacaran todo el provecho posible a sus enseñanzas (y las de Tomás Campanella, con quien también mantuvo gran amistad) para elevar el nivel científico de los escolapios. Esto denota la gran apertura de espíritu del santo, que con esa actitud corría peligro de ser denunciado ante el Santo Oficio.

La condescendencia y el deseo de atender a Galileo, completamente ciego desde principios de 1633, movieron a Calasanz a atender los ruegos del embajador florentino Nicolini en Roma, a propuesta del Gran duque de Toscana, para que incluso dejara pernoctar al padre Settimii en la casa de Galilei para servirle de ayuda, no obstante las restricciones de las Constituciones de la Orden de las Escuelas Pías al respecto.

Galileo apreció a Settimii como persona y lo quiso a su lado en los momentos de postración y enfermedad. Él acompañó a su maestro, le sirvió de lazarillo, intérprete y secretario. A él dictó Galileo muchas de sus cartas, entre ellas la famosa sobre el “cicloide” que mandó a Cavalieri el 24 de febrero de 1640, y también los añadidos y correcciones a la última y mejor de sus obras: Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias relacionadas con la mecánica. Este es el momento plasmado por Cesare Cantagalli en el célebre cuadro que se conserva en la Academia de Bellas Artes de Siena, cuya imagen acompaña este artículo. En él, el joven escolapio escucha a su ciego y venerado maestro y copia sus últimos y sensacionales  descubrimientos.

El padre Settimii no era un simple amanuense. Torricelli, en carta a Galileo de junio de 1641, lo define “persona a la vez de mucho garbo y ciencia extraordinaria”, y el propio Galileo le da repetidas veces el título de “fidelísimo secretario”.

Unidos en un mismo empeño, Calasanz, con su generoso permiso, y el padre Settimii, con su colaboración inmediata, supieron alegrar los últimos años del gran Galileo. Además de Settimii, otros notables escolapios visitaban con frecuencia a Galileo en la villa de Arcetri para enriquecer su intelecto con la sabiduría del maestro y transmitir su riqueza cultural a toda la Orden de las Escuelas Pías. Estimulados por Calasanz (creador de la primera escuela popular de Roma en 1597), llegaron a formar un verdadero cenáculo escolapio-galileano (356 veces aparecen los “escolapios-galileanos” en la edición italiana de las obras de Galileo). Citaré algunos nombres: p. Francisco Michelini, Angelo Morelli, Ambrosio Ambrosi, Carlo Conti, Giovanni Doménico Romani, Francesco Castelli, Salvator Grise. Ellos y muchos más cultivaron el método de la observación y experimentación bebido en Arcetri y lo transmitieron a otras generaciones de escolapios florentinos, a tal punto que de allí surgieron numerosos científicos de los que mencionaré a unos pocos, forzado por la brevedad:

– Giovanni Inghirami, astrónomo y cartógrafo. Un cráter de la Luna lleva su nombre;

– Urbano Tosetti, quien introdujo cursos de Física Experimental en el Colegio Nazareno de Roma;

– Gian Vincenzo Petrini y Carlo Giuseppe Gismondi, quienes realizaron importantes estudios sobre los minerales fósiles;

– Odoardo Corsini, destacado arqueólogo;

– Giambattista Beccaria, estudioso del magnetismo de la electricidad animal y artificial;

– Antonio Piaggio, inventos de una máquina genial para leer y salvar los papiros de Ercolano;

– Tommaso Pendola, que introdujo un método para la alfabetización de los sordomudos basado en el análisis fisiológico de los órganos;

– Eugenio Barsanti, inventor del motor a explosión;

– Giovanni Giovannozzi, estudioso del darwinismo y de la teoría atómica; y

– Guido Alfani, estudioso de los terremotos, de sus causas y de la posibilidad de preverlos, que también fuera gran colaborador de Guillermo Marconi.

Espero que esta sencilla exposición en torno a la amistad de Calasanz con Galileo motive a muchos estudiosos (y a los alumnos escolapios) a profundizar en temas culturales de gran actualidad y de sumo interés para la capacidad intelectual humana, fundamento primordial del “desarrollo integral de la persona y el progreso y bienestar de los pueblos” (Calasanz).

Referencia de la imagen: Galileo, ciego, dicta al P. Settimii s.p. sus últimos descubrimientos. Tal era el tema del concurso que ganó este cuadro pintado por Cesare Cantagalli y conservado en la Academia de Bellas Artes de Siena.

4 Readers Commented

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  1. Juanjo on 13 noviembre, 2010

    Saludos Eduardo: llegada esta época del año les proponemos a los alumnos un trabajo de investigación sobre personalidades de la ciencia… Nos gustaría saber dónde podemos seguir profundizando en el tema que planteas y dónde encontrar documentación sobre los llamados escolapios galileanos. ¿Sólo en las obras de Galileo?

    Atte,

    Juanjo Dionisio.

  2. Martín Elpidio on 27 marzo, 2011

    Hola mi buen amigo escolapio…le felicito por el tiempo que ha empleado para este informe. Yo soy escolapio, estoy en la primera etapa llamada juniorato 1, y me siento muy feliz con personas como usted…en hora buena…desde Puerto Rico…su amigo y hermano escolapio

  3. juan on 27 septiembre, 2011

    para juanjo (13 de noviembre de 2010).

    La correspondencia Calasanz-Galileo (en idioma italiano) y documentación sobre los primeros programas de las escuelas públicas, de los «escolapios galileanos» y de la fundación del Instituto de Matematica de Florencia, pueden encontrarse en «San José de Calasanz» (BAC). Cordiales saludos. Juan.

  4. Eduardo, desde León de Nicaragua un fuerte abrazo. ¡Qué bueno saber de vos! ¡Magnífico artículo! No sé si te acordará de mí, en Roma, en los Cursos de Espiritualidad Calasancia.

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