lanzamiento_arteba_2010_fullConsolidado dentro del calendario de los grandes eventos culturales, ArteBA brindó en cinco días un panorama del mercado de las artes plásticas, diversificando su mirada también hacia otras propuestas.Como cada año, la fundación que preside Facundo Gómez Minujín organizó la XIX Feria de arte contemporáneo que posee Buenos Aires. El éxito seguramente resida en su diversidad, dado que ArteBA es una feria y, cómo tal, difiere de una Bienal de arte o de los grandes salones de concursos porque su objetivo principal es la venta de las obras. Sin embargo, esta edición ha permitido que los bolsillos flacos disfruten del paseo no sólo de las tradicionales galerías de arte sino también de los espacios destinados al Premio Petrobrás y el de Patio Bullrich, entre otros. Fue muy destacada la presencia latinoamericana, que encabezó Chile con ocho galerías, mientras que el Museum of Fine Arts de Houston señaló la impronta continental, añadiendo logros al encuentro.

El ingreso a la feria en La Rural deparó el grato encuentro con un gran artista (y fantástico ser humano): Eduardo Stupía. Su gran obra fue presentada por la Galería Jorge Mara La Ruche, instalada a pocos metros del acceso. En cordial diálogo, Stupía nos adelantó que una de sus obras pertenecientes a la serie Reflejos había sido de las primeras ventas, en 25 mil dólares, adquirida gracias a una donación por el Museo Nacional de Bellas Artes. Acompaña este artículo una imagen de la serie, realizada con técnica mixta y de dos por tres metros, en compañía del fotógrafo Néstor Barbitta. Se trata de una obra, como es tradición en este afincado creador, plena de dinamismo y de itinerarios visuales que reafirman su construcción entre el vacío y la sugestión, pero añaden aquí una inusitada pulsión y una mirada reflexiva sobre el espacio a gran escala.

La recorrida por las galerías mostró la convivencia feliz entre clásicos y artistas emergentes. De estos últimos se destacaron Daniel Abate Galería, Appetite, los espacios del Barrio Joven Chandon, con un comité integrado por las experimentadas Ana María Battistozzi y Ana Martínez Quijano; galerías de Chile, Brasil, Venezuela y locales, junto con otras de largo prestigio en la materia, como la de Florencia Braga Menéndez con obras de Carla Accardi, Javier Barilaro, Eduardo Capilla, Edgardo Giménez, Rafael González Moreno (con sus juguetes derretidos), Miguel Mitlag, Hernán Salamanco, Laura Spivak, Juan Tessi y Lorena Ventimiglia. Vasari también exhibió a jóvenes, pero de la década del 80; en tanto que de los latinoamericanos sorprendió Chile, con los motivos animales de Diego Martínez y la serie Choppers de Cristobal Palma (cada foto estaba valuada en mil quinientos dólares, en AFA); las torturantes ocurrencias de la rosarina Nicola Costantino (Galería Animal), y la video-instalación Abstracciones paisajísticas de la galería venezolana Faria+Fábregas.

El Banco Ciudad tuvo la oportunidad de presentar su subasta especial y exhibir obras que se presentaron ante martillero público el 27 de mayo o el 5 de agosto de 2009. Impacta el óleo sobre tela de Fernando Fader, Retrato de Torcuato Tasso, junto con obras de Adolfo Nigro y un clásico de los remates del Ciudad: el no menos eximio Vicente Forte. Entre los stands institucionales se distinguieron por su originalidad Parliament, Telefe y las interminables zapatillas de Converse dispuestas sobre una estructura móvil de varios metros de alto. El diario La Nación exhibió algunos de sus tesoros del fotoperiodismo argentino y distribuyó un ejemplar especial de ADNCultura sobre la muestra. En tanto, la Fundación Klemm mezclaba imágenes del impar Robert Mapplerthorpe y Pierre et Gilles con las que Marcos López le tomó al inolvidable y excéntrico Federico Klemm.

Las posibilidades del arte digital siguen en alza y el videoarte exhibe un saludable renacer. Un momento de excepción fue encontrar al mítico Edgardo Giménez junto a la gran obra que construyó en 1968 para el

film Psexoanálisis, de Héctor Olivera, y que reconstruyera gracias al apoyo del Patio Bullrich. La película marcó el debut como director de Olivera y la relación de Giménez con el cine que se afianzaría en Los Neuróticos, la siguiente película del realizador. “El pop fue la última manifestación artística que se vinculó de manera definitiva con la sociedad, con la vida cotidiana. Haber sido parte de esa experiencia y recordarla ahora con esta instalación me enorgullece y me hace muy feliz”, confió Giménez. Será exhibida de manera permanente cuando reinaugure el Polo Sur Cultural (que contendrá a los Museos de Arte Moderno y del Cine), gracias a la donación por parte de la firma comercial que financió el emprendimiento.

La feria, que convocó a más de 120 mil personas, reivindicó el potencial del arte latinoamericano contemporáneo. También fue positivo el saldo de transacciones en un contexto latinoamericano de inusuales contrastes: una obra del formidable Gyula Kosice fue vendida en 100 mil dólares por la galería Castagnino Roldán. Reflexionando sobre tales cifras aquí termina este cuaderno de apuntes, junto al  semáforo de la rotonda de Plaza Italia, a la espera de que los cartoneros puedan abrirse paso entre los autos.

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