EE.UU., 2009; Dir.: Kathryn Bigelow; Int.: Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Ralph Fiennes, Guy Pearce; AM16
Basada en el libro del reportero Mark Boal, la película de Kathryn Bigelow disecciona los comportamientos de un grupo de personajes que viven la guerra desde un costado particular. Son integrantes de un grupo de desactivadores de bombas en Irak. Bigelow (Break Point, Días extraños) estructura su filme en episodios marcados por la reiteración de las tareas diarias. Así, crea la minuciosa tensión en cada escena, alrededor de la explosión inminente de cada una de las Experto en reducciones en empresas,
Ryan Bingham (Clooney), pasa la mayor parte del año de viaje por Estados Unidos para hacer la tarea que los gerentes prefieren evitar: anunciar a sus empleados que están despedidos. Con un método aceitado y su mejor sonrisa, Ryan realiza su trabajo de manera eficiente y “limpia”. Pero su vida está completamente vacía: su único anhelo es alcanzar el millón de millas con su tarjeta de compañía aérea con la que viaja. Hasta que conoce a una mujer que detona en él la inquietud por establecerse y tener una vida más “terrenal”. bombas. Esta reiteración y sus variaciones desnudan la violencia y la insensatez de la guerra, que irrumpe en la vida cotidiana de los iraquíes.
La directora trata a sus personajes como a ratas de laboratorio: hombres absorbidos por su realidad, sin ampliar la relación con la contienda en sus dimensiones políticas o ideológicas. Muestra a los “monstruos” que crea la guerra, personas adictas a la adrenalina que no encuentran otra manera de existir en sociedad. La directora es detallista para filmar las escenas de acción, para mostrar con mínimos detalles el paso emocional de estos personajes; pero jamás “derrocha” un fotograma o les hace decir una palabra de más. Su película sorprendió con seis premios Oscar, y creó polémica por exhibir una ausencia del didactismo que tan bien le cae a Hollywood, y permitir que el espectador saque sus propias conclusiones.
