Los inquietos de la política están pendientes de cuáles serán los próximos pasos de quienes gobiernan, no sólo en los temas cotidianos de por sí complejos, sino también respecto de la dirección que se otorgará al anunciado asunto de la “mejora institucional”. Somos pesimistas en cuanto a que quienes inspiran los actos de gobierno tengan un pensamiento fundado en el orden constitucional de 1853/60. Creemos que su formación y concepción política actual no se encuadra en esos modos y formas constitucionales.
La concepción política del matrimonio Kirchner deriva de una interpretación de la historia argentina muy distinta de la que dio fundamento a nuestra Constitución; y de allí su actuación frente a los hechos políticos, lo que mantiene azorada al resto de la dirigencia, que mira sin entender.
Ni la actual Presidenta ni el Presidente que la precedió parecen creen en el sistema republicano, en el que presupone a la democracia como sustento y a la diversidad de opiniones como esencia. Para muestra, valga su desdén frente a los resultados electorales del 28 de junio y la a sabiendas equivocada interpretación presidencial en su discurso del día siguiente a los comicios. También fue un ejemplo de desidia republicana el anticipo intempestivo de la convocatoria a elecciones, como el invento de las denominadas “candidaturas testimoniales”, porque en definitiva significó considerar un estorbo para sus planes a las leyes electorales y las normas éticas que las inspiran. En definitiva lo que les molesta es el sistema republicano mismo, que impone modos y formas acordes a sus principios.
Advertimos que el gobierno intercambia funcionarios con facilidad, pero nunca se desprende de Horacio Verbitsky, Eduardo Luis Duhalde, Jorge Taiana, Nilda Garré u Oscar Parrilli, todos ellos pensadores de sistemas diferentes del nuestro.
Lo señaló Natalio Botana en La Nación del 16 de julio pasado con la pulcritud literaria que lo caracteriza. Está cercano el día en que el gobierno deberá aclarar en su exacta versión, cuál es el alcance de las palabras “mejora institucional”, porque la ciudadanía la está la espera con ansiedad.
Deberá concluirse con el abuso de los decretos de necesidad y urgencia. Tendrá que reestructurarse el Consejo de la Magistratura, según lo demanda la opinión pública en general y la propia Asociación de Magistrados, que señala jueces amenazados con procesos por el contenido de sus sentencias. Concluya también la ausencia de los ministros en el Congreso para responder a interpelaciones decisivas. Y las facultades extraordinarias cuyo mantenimiento fue defendido con uñas y dientes. En el mismo sentido de displicencia republicana pueden considerarse los pretendidos acuerdos sectoriales, prescindiendo de los representantes de los intereses generales como son los partidos políticos. Su desconcepto y permanente degradación por parte del gobierno se pone de manifiesto día a día.
Es de esperar que en el resto del mandato presidencial prime la cordura y que nuestro país no se encuentre, en virtud de una interpretación histórica diferente, con que se ha puesto en duda su sistema republicano, representativo y federal.
1 Readers Commented
Join discussionYo creo que no creen en el sistema republicano ni tampoco en la democracia.Ellos creen que ciertas cosas pueden ser manejadas por personas que respondan a sus mandatos y a sus ideas.Es dictadura encubierta pero porque gozamos de los derechos que nos da nuestro sistema de gobierno pero los que no gazan este derecho son los politicos,los que constituyen todo nuestro sistema.Ellos creen que los fundamentos de la democracia rueda en torno a la lealtad de todos los poderes con el poder ejecutivo.