Al escribir Operación Traviata, no me preocupé tanto por los nombres de los autores del asesinato de José I. Rucci como por las ideas que los inspiraron: ¿cómo pudo ser que un grupo de muchachos bien educados, de buenas familias, en su mayoría formados en el catolicismo y deslumbrados por la opción por los pobres y el compromiso social, que arriesgaban sus vidas por un mundo mejor, decidieron matar a una persona, peronista como ellos, en democracia y a dos días del tercer triunfo electoral de Juan Perón? rucci3Y más en general: ¿cómo pudieron tantos jóvenes no sólo morir sino también matar por ideas políticas?

Dediqué todo un capítulo a analizar qué tenían en la cabeza. No me bastaba con el giro al marxismo leninismo de muchos de ellos; en ese desprecio por la vida influyó un cocktail violento formado por nuestro pasado de odio y nuestra vocación por convertir en enemigos a compatriotas que sólo piensan distinto; la acción directa del anarquismo; la dialéctica amor-odio del Che Guevara, y los deslices de la Teología de la Liberación o de algunos de sus exponentes, con esa prédica por el presunto poder redentor de la sangre derramada.

Puse el acento no en el terrorismo de Estado de la última dictadura militar, algo que no debe ser olvidado pero que ha sido objeto de valiosos trabajos, sino en un asesinato de Montoneros, que fue uno de los grandes errores políticos de ese grupo guerrillero. Esto no los equipara a los demonios de uniforme pero los aleja de esa imagen angelical que los Kirchner y sus intelectuales orgánicos han querido construir, no tanto (me parece) para reivindicar a los jóvenes muertos y desaparecidos, sino para provecho propio. La historia es metáfora del presente: los Kirchner se han propuesto como la reencarnación de aquella voluntad virtuosa de los jóvenes de los ´70.

Todo gobierno necesita de un discurso político, que le cuente a la gente cómo se enhebran sus actos con el pasado y cómo se proyectan en el futuro. El discurso de los Kirchner se arraiga claramente en los ´70 y nos promete que aquellos ideales de una Argentina mejor, con redistribución del ingreso, por ejemplo, serán esta vez cumplidos.

De allí la necesidad del oficialismo de reconstruir a los jóvenes guerrilleros de los ´70. Sólo que esta imagen tiene puntos débiles. Por un lado, es falsa. Pero, además, deja fuera de la arena política a un montón de argentinos, a todos los que no se ven ni son vistos como la continuidad de aquellos jóvenes. Divide a los argentinos entre buenos y malos, y restringe la política a los herederos de los jóvenes radicalizados, es decir a los kirchneristas. El resto sólo puede aspirar a purgar en silencio los pecados cometidos en un pasado que no se borra nunca.

Sin embargo, como se está viendo ahora, el pasado, al menos ese pasado, no puede ser nuestro futuro. Además, hay lugar para el optimismo. Luego de tantas muertes, entre todos hemos mejorado bastante: no hay ya violencia política, no nos matamos ya por ideas políticas. Y eso es algo para celebrar.

1 Readers Commented

Join discussion
  1. carlos on 21 septiembre, 2009

    la elección por una línea histórica-interpretativa del pasado supone necesariamente que algunos queden «afuera» o ¿existe alguna interpretación tan inclusiva que no deje a nadie «afuera»?.
    clarificar las causas profundas de nuestros males sociales,económicos y políticos no implica acaso
    identificar esa lucha entre el bien y el mal que existe en nosotros y en nuestra sociedad…¿podríamos llamarlo egoísmo y solidaridad, odio y amor?
    en nuestra historia argentina los sectores privilegiados, conservadores, traidores a la patria y «fariseos» tienen apellidos y se los puede identificar…es una cuestión de justicia y responsabilidad social, aparte de coraje cívico y deber con la historia. la opción por los pobres no pudo ser perfecta, santa y pura en aquella generación, creo que ellos tampoco esperan que los registremos así…¿pero es que acaso hubo alguna parte de nuestro pasado que haya estado libre de pecado?
    cuando afirmas que ese pasado no puede ser nuestro futuro ¿te refieres a ese pasado violento?…tenemos que integrar TODO nuestro pasado incluso ese…
    No te olvides que previo a eso hubo una violencia institucionalizada peor…del poder silencioso del imperialismo económico, de las fuerzas armadas violando la Ley Máxima, de los políticos y burócratas sindicales corruptos y traidores…¿todo eso no es violencia? por lo que veo la tienes integrada…como posiblemente la de nuestro pasado liberal-conservador….
    me gustaría que me responda….yo también necesito respuestas

¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ?