A menudo tenemos la sensación de que los estudios exegéticos -a pesar de múltiples intentos de divulgación- nos son inaccesibles. Como decía el conocido biblista Alonso Schöckel, los exégetas parecen los selectos miembros de un club muy caro (y del que no somos socios). Por eso resulta útil la publicación de libros como el que presentamos, pensados como puente entre los especializados estudios filológicos, históricos, literarios y la teología en general.  

Su autor es el traductor de la segunda versión de la Biblia realizada en la Argentina (El Libro del Pueblo de Dios) y director de la Revista Bíblica desde hace varios años. Es también miembro de la Pontificia Comisión Bíblica y asesor de las Sociedades Bíblicas Unidas. Toda esta tarea -sumada a la de la docencia, sobre todo en el Seminario Mayor de La Plata-, avalan el interés por esta nueva publicación.  

El objetivo de este libro es el de proponer algunas reflexiones sobre el uso de la hermenéutica en los estudios bíblicos, esbozando líneas para la reflexión teológica ulterior. Los temas tratados son varios; citamos algunos: “Lenguaje y hermenéutica”, “La Biblia y el mito”, “La historia como revelación y como lugar del encuentro con Dios”, “La imagen bifronte de Dios”, “Las fiestas y el culto”, etc.  

La cuestión del lenguaje de la fe es una de las más destacables (quizás a raíz de la larga actividad de traducción del autor). Una de las preocupaciones de la Iglesia es la de actualizar la revelación que le ha llegado desde otro tiempo y en marcos conceptuales lejanos. Es por eso preciso realizar una “hermenéutica concreta” de la Biblia, en la que se tome conciencia de la distancia existente con el mundo originario en el que fue escrita y, a la vez, se busquen los puntos comunes entre nuestras experiencias y lenguaje con los bíblicos. Los cristianos -subraya en la p. 38- desde su propio horizonte de comprensión “son llamados a repensar su fe y su esperanza, a descubrirla de nuevo, en una nueva situación concreta e histórica”.  

En lo que respecta al lenguaje mítico y simbólico, Levoratti asume el pensamiento de la fenomenología de las religiones que ha rescatado la capacidad comunicativa escondida en ellos. El mito es “una manera simbólica de dominar el misterioso ámbito de lo desconocido y enigmático” (p.79). El universo mítico está presente también en la Biblia, aun cuando haya que considerarlo en relación con el proyecto revelativo de Dios, quien se vale incluso de este tipo de comunicación humana. Como señala el autor: “No tiene nada de extraño… que Dios haya podido emplear, en ciertas ocasiones el lenguaje concreto, pintoresco e imaginativo del mito para expresar una verdad que en sí misma no tiene nada de mítica”. Precisamente, la Revelación judeo-cristiana abandona el terreno de lo mítico, desde el momento en el que se entronca en la historia. Esta historicidad es -junto con su carácter dialogal- una de las notas distintivas del contenido de la Biblia.  

Se trata, pues, de un libro destinado a motivar la reflexión sobre el estudio de la Biblia y sobre su uso teológico y pastoral.

No hay comentarios.

¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ?