Se acaba mi mundo

al filo del acantilado

de la última palabra.

Linde del vuelo y el viento.

El mar, desatado campanario, abajo.

No tengo voz para anunciar lo velado

tras el polvo de la espuma.

Soy tan sólo

lo que acertaré a decir mañana,

un puñado de nombres

que elijo, a tu lado,

para la memoria

de la última palabra.

 

 

 


El poema pertenece al libro Razón callada.

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