La universidad, como entidad de enseñanza superior, surgió en el medioevo occidental. Resultó ser una magnífica síntesis de la antigua sabiduría con el cristianismo. Esta nueva institución tuvo tres características fundamentales según Winfried Böhm 1: su universalidad, su autonomía frente al Estado y a la Iglesia, y su espontáneo deseo de saber. Desde entonces se afirma que la universidad ha caído en una profunda crisis, hasta hay quienes creen que ha muerto.
El mundo ha cambiado, nuestra universidad conserva sólo el nombre de aquella institución medieval. Su universalidad se ve limitada profundamente dada la explosión de las ciencias tanto en el siglo pasado como en el actual; su autonomía se ha perdido en gran medida por razones económicas, aunque la universidad privada mantenga algún vestigio; y el espontáneo deseo de saber se ve aplastado por la imperiosa necesidad de aprender lo fundamental para el desempeño profesional. Uno podría preguntarse si es posible seguir pensando que las características de aquella institución primigenia todavía sirven para orientar el futuro de la universidad.
Es más, en el siglo pasado se distinguieron claramente dos tipos de universidades: la humboldtiana y la napoleónica. Una estaba fuertemente centrada en la investigación científica y la otra en la formación de profesionales.
Nuestra universidad argentina se ha estructurado sobre el modelo napoleónico, mientras que en Estados Unidos abundan los dos modelos: por ejemplo la Universidad de Chicago es de corte humboldtiano y la de Nueva York es netamente napoleónica. Nos podríamos plantear hasta qué punto es posible o deseable una síntesis, dado que en la sociedad actual son necesarias tanto la investigación como la formación de profesionales.
Finalmente, el tiempo es un factor de importancia en el análisis de las instituciones universitarias. Las grandes universidades medievales todavía existen, las antiguas de América, como la Universidad Nacional de Córdoba, se transformaron pero nunca dejaron de existir.
Hoy en el país tenemos universidades nacionales antiguas, universidades privadas que no llegan al medio siglo y universidades del último lustro.
Una universidad se transforma con lentitud, para bien o para mal; no puede dar saltos cualitativos apresurados, aun cuando las circunstancias y los cambios de todo tipo aparentemente se lo estén exigiendo.
Si miramos la situación de nuestra universidad argentina, desde el punto de vista cuantitativo, analizando el tamaño de su población docente y su alumnado, una primera observación es que está en medio de una crisis cuantitativamente explosiva 2, si bien aún son muchos los egresados del nivel medio que no acceden a la universidad.
Frente a este panorama, y frente a esas ideas sobre la universidad, ¿qué podemos decir del futuro de la universidad argentina?
Ante todo debemos reconocer con espíritu crítico que nuestros estilos universitarios no son adecuados para la sociedad en que vivimos.
Ni las universidades nacionales, en general, con sus alumnados multitudinarios, su falta de selección, su incapacidad de gobierno, ni muchas universidades privadas, con su falta de investigación, sus estilos paternalistas, sus provincialismos, llegan a satisfacer.
A nadie escapa que el gobierno tripartito de las universidades nacionales, por muy democrático que sea, dificulta enormemente la toma de decisiones rápidas para responder a situaciones a diario cambiantes. La falta de recursos y la politización de los estudiantes implican un derroche de energías que se podrían canalizar mucho mejor. No es necesariamente el tamaño de las universidades donde radica la dificultad; en otros países hay universidades más grandes que las nuestras. Uno de los problemas es la mala administración de recursos y la falta de inversión en infraestructuras necesarias. Con todo, las universidades nacionales han logrado madurez institucional notable, gozan de reconocido prestigio y disponen de recursos para investigaciones importantes.
En cambio las universidades privadas, con un promedio de 40 años entre las más antiguas, están saliendo de la etapa fundacional, donde todo se hace a pulmón, todo se aguanta y donde lo importante es llegar a ser, para luego entrar en una fase institucional más serena, con normas objetivas de procedimiento, renovación de autoridades y una base económica que permita contrataciones más permanentes e investigación seria.
Países geográficamente más reducidos que el nuestro, con otras tradiciones universitarias, como por ejemplo en el África sujeta al legado británico de Oxford y Cambridge, han logrado un nivel de desarrollo académico y humanista que nos supera holgadamente. (No incluyo en esta referencia a nuestras universidades privadas de reciente origen, porque obviamente están comenzando el camino).
A partir de este pantallazo crítico, tal vez se puedan formular algunas observaciones generales.
En primer lugar, en cuanto a la investigación. Generalmente se ha marcado la distinción entre investigación básica y aplicada. Pero ella no es del todo adecuada en la actualidad. Nuestras universidades no pueden pretender competir con la investigación básica del primer mundo. Deben dedicarse mucho más seriamente a la investigación que tenga relación con nuestra propia realidad. Debemos pensar en una investigación aplicada, adecuada, para resolver tantos problemas que vivimos, ya que no vendrán soluciones mágicas de afuera. En el fondo, todas nuestras investigaciones deberían estar enfocadas hacia el hombre y su temática en nuestra realidad. No podemos dejar de incluir aquí una referencia a la reciente encíclica Fides et ratio, magnífica síntesis de la relación de la ciencia con la fe. En una página critica la orientación de la investigación científica actual: En el ámbito de la investigación científica se ha ido imponiendo una mentalidad positivista que, no sólo se ha alejado de cualquier referencia a la visión cristiana del mundo, sino que, y principalmente, ha olvidado toda relación con la visión metafísica y moral. Consecuencia de esto es que algunos científicos, carentes de toda referencia ética, tienen el peligro de no poner ya en el centro de su interés la persona y la globalidad de su vida 3. En otras palabras, el Pontífice nos indica la importancia de poner al hombre, a nuestro hombre, en el centro de interés de la investigación.
No todas las universidades podrán dedicarse a lo mismo: habrá quienes se ocupen más de determinado tipo de investigación, sin limitarse a la simple investigación de papel y lápiz, que sería más propio de las escuelas terciarias, o sin llegar a una excesiva provincialización temática, perdiendo así su carácter de universidad.
En segundo lugar me referiré a la enseñanza. En general, nuestras universidades tienen mala docencia. La mayoría de nuestros docentes son profesionales que también dedican algunas horas a la universidad. Ellos lógicamente enseñan como han aprendido, pero eso no es suficiente. Entre nosotros la profesión de profesor universitario es casi inexistente. No podemos seguir con cuerpos docentes compuestos mayoritariamente por profesionales que, por la tarde o por la noche, dan clases de su especialización sobre la base de apuntes desactualizados. La clase universitaria requiere cuidadosa preparación, la participación de los alumnos, el uso adecuado de medios audiovisuales, el descubrir con los alumnos verdades nuevas, el manejo de tiempos y, en la medida de lo posible, una atención personalizada.
En tercer lugar, hay que considerar aspectos económicos. La independencia económica es una meta importante tanto para las universidades nacionales como para las privadas. Se están ensayando formas para que la dependencia de las universidades nacionales del presupuesto nacional no sea tan absoluta; en otras palabras, que tengan cierta posibilidad de manejo financiero autónomo. Las universidades privadas que dependen totalmente de los aranceles de sus alumnos tienen una subsistencia muy precaria. Deben encontrar otras formas de adquirir y administrar mejor sus recursos, a fin de poder ofrecer becas, licitar investigaciones, etc.
La independencia económica les facilitaría la independencia política y podrían entonces tomar medidas conducentes a una inversión mucho más seria en tecnología educativa de avanzada. Este tema es de singular importancia, ya que en el futuro el manejo de estos medios no sólo será muy necesario, sino que será exigido por las nuevas generaciones que los habrán empleado en los niveles inferiores del sistema.
En cuanto al uso de tecnología avanzada para el proceso de enseñanza-aprendizaje, es interesante observar cómo en todas las universidades de los países más desarrollados, el acceso a los grandes bancos de datos, a internet y las clases a distancia han revolucionado la tarea de transmisión de ciencia, hasta tal punto que el profesor universitario, en este aspecto específico, está casi limitado a saber guiar a sus alumnos a través de las enormes bases de información, que se actualizan diariamente. Hoy en día las redes globales de alta velocidad, ya sea de información o de infraestructura, están a disposición de todos. La información tiene una nueva función dentro del esquema educativo. Hay que aprender a navegar en océanos de información, no sólo para la educación universitaria, sino como medio de desarrollo en cualquier tipo de mercado 4.
Algunos de estos medios son particularmente costosos, y no necesariamente tan cost-effective. Al respecto hay mucho debate. Por un lado, Claudio de Moura Castro sostiene que los medios basados en la computadora son mucho más costosos que los medios que implican distancia 5. Por otro lado, Gerald Van Dusen afirma que si no alteramos radicalmente el paradigma de la tecnología disparada, nuestros costos seguirán subiendo. En particular los expertos sugieren que la planificación tecnológica es crítica, y que esta planificación debería incluir un pensamiento creativo que explora nuevas formas de hacer las cosas. 6
Particularmente interesante para nosotros ha sido la Carta de Florianópolis, que surgió de la Reunión de Ministros de Educación del Mercosur. Allí se trató la vinculación Universidad-Empresa en la región. En ella se recomienda a las universidades que jerarquicen las actividades del sector productivo, y las empresas incorporen a sus actividades, la capacidad científica y tecnológica de las universidades. 7
En síntesis, nuestras universidades tienen un largo camino por andar. No están a la altura de los tiempos, ofrecen muchos flancos débiles. Son como elefantes dormidos que deben abrir los ojos y ponerse a andar. Si bien soy más optimista que los que dicen que la universidad ha muerto, creo que en el fondo su problema es una crisis de sentido. No puede imitar a las universidades del primer mundo. Se debe buscar y encontrar un sentido en nuestra realidad sin perder de vista el proceso de la globalización, pero tampoco dejándose engolosinar por ello. Si se centraran los esfuerzos en la atención de los problemas del hombre argentino, nuestra universidad se estaría encaminado hacia el encuentro de su sentido.
1. Winfried Böhm, La Decadencia de la Universidad. Simposio La Crisis de la Universidad en el Mundo Moderno. Córdoba.1985.
2. Miguel Petty, Análisis Estadístico de la Universidad Argentina. Universidad Católica de Córdoba, 1985.
3. Juan Pablo II. Fides et ratio. N° 46, 1998.
4. OCDE/GD(97)138. Global Information Infrastructure – Global Information Society. Policy Recommendations for Action.
5. Paul Constance, ¿Puede la Tecnología mejorar la Educación? BID, 1997.
6.Gerald Van Dusen, The Virtual Campus: Technology and Reform in Higher Education. George Washington University. Washington D.C. 1997.
7. Carta de Florianopolis, Santa Catarina, Brasil, 1997.
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Join discussionTengo el agrado de invitarlo a visitar nuestra obra electrónica (ebook) en once capítulos, tres apéndices y numerosas tablas, inspirada en la obra de Foucault, titulada
ILUSTRACION, REFORMA Y CONTRA-ILUSTRACIÓN. ARQUEOLOGÍA DEL MANDARINATO Y LA NOMENKLATURA ACADÉMICA ARGENTINA (1852-2012).
Por Eduardo R. Saguier y Joaquín E. Meabe y la contribución en materia médica de Mario Slatopolsky
http://www.er-saguier.org
Es libre de difundirlo a quien quiera. Le ruego me haga saber si ha podido bajar los archivos correctamente.
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