Reseña de «Los amigos», de Emmanuel Bove (La Plata, 2022, Mil Botellas)
La eficiencia, la productividad y la seguridad generan mucha ansiedad. Tanto que el
sujeto contemporáneo a veces siente que está al borde del colapso. Pero hay algunos
rebeldes a estos parámetros. Eligen perderse en la ciudad, dejar pasar el tiempo, observar,
tomar distancia del ritmo y los códigos que pretenden imponerles. Así es Víctor Baton,
el protagonista de Los amigos, publicada en 1924, cuando el escritor francés Emmanuel
Bove tenía 26 años.
La historia transcurre en París después de la primera guerra mundial, el primer conflicto
bélico moderno. Baton es un sobreviviente. Está solo, no habla de su pasado ni de
sus planes truncos. Pasea por el barrio y observa los puestos, interpreta los gestos de
los vendedores, analiza al mozo, se toma un café solo, cuenta las monedas. Busca
desesperadamente un amigo y fantasea con que cualquier interacción es el inicio de una
amistad. “Me gustan las palabras ‘esperanza’ y ‘futuro’ en el silencio de mi mente, pero
cuando las pronuncio, siento que pierden su sentido”, dice.
La editorial platense Mil Botellas reeditó esta novela emblemática que nos explica un
pasado pero que también permite intuir lo difícil de encontrar sentido a la vida cuando se
está desplazado, en los márgenes.
