En la novela El idiota de Fiódor Dostoievski encontramos la famosa frase: “Al mundo lo salvará la belleza”[1]. La expresión tuvo tanta fortuna que llegó a influir en el pensamiento filosófico y teológico mundial, alcanzando una vida propia más allá de las intenciones del autor[2]; incluso se la utiliza sin preguntarse ¿qué (o mejor, “quién”) era la belleza para Dostoievski? Resulta más apropiado el “quién”, ya que el mismo Dostoievski indica que:
“No hay nada más hermoso, más profundo, más atractivo, más racional, más valiente, y más perfecto que Cristo, y no sólo no hay nada, sino que me digo a mí mismo con un amor ardiente que jamás podría haberlo”.[3]
En el presente artículo, nos limitaremos a destacar algunos núcleos semánticos que caracterizan la concepción de la belleza en el ámbito humano en la obra literaria de Dostoievski, enfocándonos en uno de sus personajes más famosos: Nastasia Filíppovna, heroína de El idiota, la novela donde se encuentra la frase antes mencionada[4]. No podría ser de otra manera, pues Dostoievski no se refiere a una idea de belleza “platónica”, sino que la belleza solamente se puede encontrar encarnada[5].
El Idiota narra la historia del príncipe Mishkin, “hombre hermoso”[6], mezcla de Cristo y don Quijote que dedica su vida “al servicio de la belleza pura”.[7] Mishkin regresa a Rusia después de haber vivido unos años en Suiza para curarse de su enfermedad y es a causa de ésta y de su carácter tan sencillo y sincero que muchos lo consideran un idiota. Ya en su patria, Mishkin se enamorará de la forma más pura de dos mujeres, Nastasia y Aglaia, y alrededor de estas relaciones se desarrolla la novela. Si bien Nastasia no es la protagonista, ella es el eje en torno al cual se desarrolla la historia, “arrastrándola como un torbellino en un movimiento espiral –hacia la catástrofe”[8]. “Se abre aquí el misterio de la belleza, que en su fuerza puede quemar y consumir como un fuego a quien se impacta con ella”[9], escribió el sacerdote y místico italiano Divo Barsotti.
Nastasia asoma desde el primer capítulo, y aunque su primera aparición es solamente indirecta, ya se experimenta el golpe abrumador que provoca su energía en el personaje Rogozhin:
“Ella salía de una tienda y tomó su coche. Algo me abrasó por dentro. […] De nuevo vi a Nastasia Filíppovna; aquella noche no pude dormir. […] ¡Por qué no hubiera muerto entonces! […] La verdad, entonces, sin volver a casa, sentí la tentación de tirarme al agua […] Llegué con fiebre […] yo estaba como borracho. Luego me fui por las tabernas, me gasté hasta el último kópek y anduve toda la noche por las calles sin saber qué era de mí; por la mañana estaba afiebrado, además de que durante la noche los perros me habían mordido. No sé cómo recobré el conocimiento”.[10]
Más adelante, el príncipe conecta la belleza al sufrimiento:
“-¡Extraña belleza!
– ¿Y una belleza así le agrada? – preguntó [la generala] al príncipe. […]
– Sí, precisamente como esta.
– ¿Por qué?
– En esa cara hay… mucho sufrimiento… […]
– Esa belleza es una fuerza –dijo con calor Adelaida– ¡Con esa belleza se puede volver el mundo de arriba abajo!”[11]
-¿Le gusta esta mujer, príncipe? – le preguntó [Gania] […]
– ¡Es un rostro prodigioso! –contestó el príncipe–. Estoy seguro de que su vida no ha sido nada vulgar. Es una cara alegre, pero ha sufrido horriblemente, ¿verdad? […] Es una cara orgullosa, terriblemente orgullosa, aunque no sé si esta mujer es buena. ¡Si lo fuese! ¡Entonces todo se salvaría![12]
Nastasia, huérfana a los siete años, siendo adolescente fue amancebada por el “terrateniente y capitalista” Totski durante cinco años, hecho éste que quebró su vida. Junto con el sufrimiento, la belleza de Nastasia se destaca por su fuerza. Encontramos otras dos escenas que son como cuadros representativos de su personalidad. La primera es una discusión en la que un oficial ofende a Nastasia, entonces ella defiende su honor:
“Se volvió hacia él inmediatamente. Los ojos le relampaguearon; se precipitó hacia un joven desconocido que estaba a dos pasos de ella, le arrancó de las manos un fino bastón trenzado y cruzó con él, con todas sus fuerzas, el rostro de su ofensor”.[13]
En la segunda escena, Rogozhin entra en la habitación y pone sobre la mesa el paquete con los 100 mil rublos, una suma enorme, que ha conseguido como ofrenda para ella en un solo día con gran esfuerzo. Nastasia tira el fajo de billetes en la chimenea para humillar a otro pretendiente suyo que la quería en matrimonio sólo por su dinero. Así comentan la escena los presentes:
“¡Es una reina! ¡Es todopoderosa! –clamó Lébedev, arrastrándose de rodillas ante Nastasia Filíppovna. […] Rogozhin […] no podía apartarse de Nastasia Filíppovna, estaba embriagado, en el séptimo cielo”.[14]
En este mismo episodio, uno de los presentes exclama: “¡Esto es Sodoma, Sodoma!”.[15]El comentario es muy interesante porque nos sirve como enlace a otra página fundamental sobre la belleza; en este caso, se trata de un discurso que pronuncia Dimitri Karamazov:
“¡La belleza es algo horrible y espantable! Es tremenda porque es indefinible, y no se puede definir porque Dios sólo ha creado enigmas. Las orillas se juntan; las contradicciones viven revueltas. Yo no soy muy culto, hermano mío, pero he pensado mucho en estas cosas. ¡Cuántos misterios! ¡Es terrible! ¡Cuántos enigmas abruman al hombre en la tierra! Adivina, si sabes, y sal enjuto del agua. ¡La belleza! No puedo soportar que un hombre hasta de noble corazón y de elevada inteligencia empiece por el ideal de la Madona y termine por el de Sodoma. Pero todavía es más tremendo que, llevando en su corazón el ideal de Sodoma, no reniegue él de la Madona y arda por él su corazón, y de veras, de veras esté ardiendo, como en los años de su niñez inocente. No, el hombre es amplio, demasiado amplio: yo lo haría más angosto. ¡Ni el diablo lo conoce! Lo que a la inteligencia le parece ignominia, para el corazón es una absoluta belleza. ¿Se encuentra en Sodoma la belleza? Créeme, que para la gran mayoría de los hombres está sentada en Sodoma –¿conocías este misterio? Es horrible que la belleza sea no solamente terrible sino también algo enigmático. Aquí es donde el diablo lucha con Dios, y el corazón humano es el campo de batalla”.[16]
Quisiera, en este punto, precisar que para Dostoievski no se trata de que existan dos tipos de belleza: una “clásica” y otra “romántica-demoníaca” que finalmente se enfrentan. Primero, no hay ningún personaje de sus novelas que encarne una hipotética belleza clásica angelical y, además, como cristiano creyente, la sabiduría bíblica no le era ajena.[17]
Si bien es cierto que a Nastasia Filíppovna no le faltan elementos demoníacos, sin embargo, el príncipe, refiriéndose a su posible boda, le dice: “Es usted quien me hace un honor, y no yo a usted. No soy nada, pero usted ha salido pura de este infierno”[18].
Muy acertadamente la filósofa rusa Tatyana A. Kasatkina comenta la expresión de Dimitri acerca de que la belleza está “sentada en Sodoma” de este modo: “Las infernales de Dostoievski no son tanto armas del infierno, más bien son prisioneras del infierno, y en este infierno las encierran los que, en lugar de responder a la entrega de la belleza con su propia entrega, […] intentan poseerla”.[19]
El problema es cómo uno se relaciona con la única belleza siempre “enigmática y misteriosa”. La belleza es sólo una y no hay dos tipos de bellezas diferentes que se contrapongan de modo maniqueo.[20]
Además, para Dostoievski, la belleza no coincide únicamente con la estética femenina, pues también encontramos protagonistas masculinos que la encarnan. Más bien se afirma que en muchas de sus heroínas se ve expresada de forma más completa e interesante porque “propio de la mujer, así como de la belleza, es existir donándose. El hombre puede alcanzar esta meta solamente después de un largo y difícil camino de su personalidad”.[21]
Es importante destacar que para Dostoievski no es tan relevante si sus héroes son “buenos” o “malos”, sino cuán “bellos” son, teniendo en cuenta que “la belleza está situada más allá de la dimensión en que empieza la división entre bien y mal”.[22] Dicho de otra manera, ella se encuentra allí cuando uno vive dese la entrega de su vida a los otros.
Por esta razón, el personaje que en mayor medida encarna la belleza de Cristo en la obra del autor es una prostituta: Sonia, de Crimen y Castigo. Esta adolescente que se entrega para dar de comer a su familia, herida y ultrajada, se vuelve presencia de lo divino, hasta realizar el milagro de la resurrección de Raskólnikov.
En conclusión, podemos afirmar que Dostoievski no contempla una idea platónica de la belleza en su divina tranquilidad. Sentía temor de que se pudiera percibir belleza tanto en el ideal de la Virgen, como en el de Sodoma y su depravación.
Si bien Cristo es la única belleza, en el ámbito humano, alrededor de ella Dostoievski ve un trágico conflicto, un movimiento ardiente. La antropología de Dostoievski describe al hombre como un ser contradictorio y trágico,[23] y son estas polarizaciones las que hacen que dentro de la única “belleza, haya un principio oscuro y demoníaco”.[24]
Carlo Zardin es Profesor de Historia de Rusia y director del Centro Cultural El Faro de Bogotá
[1] Traducción más literal que “la belleza salvará al mundo”.
[2] Ver Elena G. Novikova, en AA.VV., Dostoievski i XX vek, Moscú, Institut mirovoi literatury, 2007, pp. 97-124.
[3] Ver F. M. Dostoievski, Carta 39 a N. D. Fonvizina. Sobranie sochineni v 15 tomaj, Tomo XV, San Petersburgo,1996, Nauka, pp. 95-98. También en los borradores de Los demonios escribe: “Al mundo lo salvará la belleza crística”.
[4] Ver Fiódor M. Dostoievski, El idiota, Bogotá, 2015, Penguin. La frase aparece dos veces explícitamente en las páginas 525 y 708, pero además hay frecuentes alusiones a ella, signo que es un tema central.
[5] Mijaíl M. Bajtín, Problemas de la poética de Dostoievski, México, 2005, Fondo de Cultura Económica, pp. 53 -54.
[6] La palabra que utiliza Dostoievski es “prekrasni”, la misma que utiliza para describir a Cristo, que significa “extremadamente hermoso”.
[7] El idiota, pp. 353-354.
[8] Bajtín, Problemas de la poética de Dostoievski, p. 49. El adjetivo de la expresión “movimiento agitado”, en ruso viene de la palabra “vijr”, torbellino.
[9] Divo Barsotti, Dostoevskij, Milano, 2018, San Paolo, p. 66.
[10] El idiota, pp. 58-60.
[11] Ibíd. pp. 143-144.
[12] Ibíd. pp. 87-88.
[13] Ibíd. pp. 484-485.
[14] Ibíd., pp. 243-263.
[15] Ibíd., p. 255.
[16] Fiódor M. Dostoievski, Los hermanos Karamazov, en Obras Completas, Tomo III, traducción Rafael Cansinos Assens, Méjico, 1991, Aguilar, p. 963.
[17] Ver por ejemplo el relato de la creación: “Y vio que estaba bien” Génesis 1, y el libro de la Sabiduría 1,13-15: “las criaturas del mundo son saludables”. La belleza creada es una sola.
[18] El idiota, p. 248.
[19] Tatiana Kasatkina, Sviaschennoie v povsednevnom, Moscú, 2015, IMLI RAN, p. 462.
[20] Ibíd., p. 468.
[21] Ibíd., p. 464.
[22] Ibíd., p. 471.
[23] Nikolai A. Berdiaiev, Samoposnanie: Sochinienia, San Petersburgo, 2016, Azbuka, pp. 177 – 178.
[24] Nikolai A. Berdiaiev, O russkij classicaj, Vyshaia Shkola, Мoscú, 1993, pp. 132-133.
1 Readers Commented
Join discussionExcelente este número de ls Revista , todos los artículos. Y fantástico el artículo sobre la belleza en Dostoievski. Felicitaciones y gracias!