Comprometernos en lo pequeño y soñar en grande

Estamos viviendo un momento que quedará en los libros de historia con los que estudiarán las futuras generaciones: una pandemia que lleva ya más de un año y medio sacudiendo a la humanidad. Cambió nuestra forma de vivir, de relacionarnos, de trabajar. Muchos perdieron su vida por el virus y otros tantos padecen problemas de salud. Afectó tremendamente a muchos comercios, empresas, organizaciones que tuvieron que cerrar, dejando sin trabajo a una gran cantidad de personas en el mundo.

La Argentina no es la excepción: la pandemia y el consecuente aislamiento golpearon con mayor dureza en las comunidades más pobres y desprotegidas. Agudizó y visibilizó las dificultades que se viven a diario en los barrios más vulnerables. Según Agustín Salvia, Director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la pobreza multidimensional en Argentina es del 41,9% y gran parte de ella es estructural. “Hoy tenemos un 10% de personas en situación de indigencia, si no hubiese habido programas como el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y (la Tarjeta) ALIMENTAR, el porcentaje se hubiera duplicado, y casi triplicado si no existieran los programas anteriores al COVID”. Además, más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes son pobres, porcentaje que alcanza casi el 75% en el Conurbano bonaerense y otras zonas del país.

Estos números se traducen en que muchas familias en la Argentina están viviendo tiempos muy difíciles. Desde Cáritas vemos que la ayuda que podemos dar no alcanza; nuestro trabajo es una pequeña luz en medio de la oscuridad. Sin embargo, como parte del equipo de Cáritas Nacional, estoy convencida que la pandemia nos fortaleció como organización, nos motivó, buscamos respuestas creativas a los problemas y arriesgamos.

Nuestros voluntarios siguieron saliendo bajo estrictos protocolos. En abril de 2020 lanzamos la #RedDeVoluntariadoJoven gracias a la que se sumaron 1.500 jóvenes a dar una mano cuando los mayores tenían que resguardarse y trajeron un aire de renovación a la organización. Todos pusimos lo mejor de nosotros, siguiendo las palabras del papa Francisco en Soñemos Juntos: “De esta crisis podemos salir mejor o peor. Podemos retroceder o crear algo nuevo. En este momento, lo que necesitamos es la oportunidad de cambiar, de hacer lugar para que pueda surgir eso nuevo que necesitamos. Es el momento para soñar en grande, para repensar nuestras prioridades –lo que valoramos, lo que queremos, lo que buscamos– y para comprometernos en lo pequeño y actuar en función de lo que hemos soñado… Dios nos pide que nos atrevamos a crear algo nuevo”.

Todo el trabajo de Cáritas tiene un fuerte componente presencial: el dar alimento, abrigo y contención espiritual; el apoyo escolar y el acompañamiento que se da en los espacios educativos; las líderes comunitarias de primera infancia que visitan asiduamente a las mujeres embarazadas y madres de niños de 0 a 6 años; los centros barriales donde se acompaña a personas en situación de consumo y se toma la vida como viene; los talleres en oficios; la autoconstrucción de viviendas; los hogares para personas en situación de calle y tantas otras acciones que a diario se dan en las 3.500 Cáritas Parroquiales de la Argentina y sus barrios. Todo este trabajo tuvo que reorganizarse, priorizando la salud y la vida de voluntarios y personas acompañadas. Lo que se pudo, migró a modalidades virtuales, como el apoyo escolar por Whatsapp, se generaron gran cantidad de videos de diversas temáticas, nos amigamos con la tecnología en una organización acostumbrada al papel y que prioriza la presencia física, la cercanía y el vínculo.

Nos encontramos con diversas dificultades, como la falta de conectividad en muchas comunidades y sus elevados costos. Hubo servicios que continuaron de manera presencial por su carácter de esenciales: la atención de los centros barriales que acompañan a personas con adicciones, los hogares para personas en situación de calle y los comedores, que brindan alimentos pero priorizando la entrega de bolsones y viandas para que las familias coman en sus casas. Lamentablemente, muchos de nuestros voluntarios que pusieron su vida al servicio de los más pobres enfermaron y algunos partieron a la Casa del Padre.

Todo este movimiento nos llevó incluso a reconfigurar la estructura del equipo nacional de Cáritas, generando mayor sinergia y acciones transversales a las áreas. Tuvimos que salir de la comodidad de trabajar siempre con las mismas personas y de cumplir las mismas funciones, a realizar nuevas actividades con otros compañeros. En 2020 llevamos alimentos a más de 3,2 millones de personas. Eso significó que gran parte de la organización estuvo trabajando en la respuesta alimentaria, además de la función que cada uno cumple.

El 2021 nos encuentra en una situación diferente: mayor cantidad de actividades presenciales que facilitan el trabajo diario con las personas a las que acompañamos pero con desafíos que persisten y para los cuales nos faltan recursos, como el tema alimentario.

La Colecta Anual

La Colecta Anual de Cáritas es, tradicionalmente, un acontecimiento que moviliza a la sociedad en todo el país, en el que centenares de comunidades diocesanas y parroquiales se organizan para llevar la Colecta más allá de los templos, animando distintos eventos en espacios públicos. Es una oportunidad privilegiada para el encuentro solidario, una invitación concreta para crecer en conciencia social y promover el compromiso ciudadano.

Así como tuvimos que repensar las acciones en territorio, también modificamos la Colecta Anual, basada en una estrategia de recaudación de fondos en efectivo. En 2020 y 2021 priorizamos la difusión en redes sociales, plataformas digitales y medios de comunicación masiva. En Cáritas Nacional ya teníamos desarrollados varios mecanismos de recaudación digitales pero tuvimos que potenciarlos y sumar otros. En 2019, solo el 20% de la recaudación total de la Colecta había llegado directamente a Cáritas Nacional por medios electrónicos; en 2020 esa cifra ascendió al 35% y significó que 7,5 más personas donaran de esta manera. También las Cáritas Diocesanas e incluso muchas Parroquiales, acostumbradas a la recaudación en efectivo, incorporaron medios de donación digitales.

Nuestra gran preocupación para la Colecta Anual de 2020 era que decreciera demasiado por varios motivos: en primer lugar, como mencioné recién por tener una estrategia sólida para el dinero en efectivo pero poca experiencia en volúmenes importantes de donaciones digitales. En segundo lugar, estábamos con varias campañas y muchas personas estaban colaborando, especialmente para la compra de alimentos y elementos de higiene para la protección del COVID-19. Sin embargo, la generosidad de muchos nos volvió a sorprender y superamos nominalmente la recaudación del 2019 (fue un 8,58% mayor cuando esperábamos un decrecimiento).

Aún no tenemos los resultados definitivos de la Colecta Anual 2021 que será rendida a la sociedad el 26 de agosto, Día de la Solidaridad, en conmemoración por el nacimiento de Santa Teresa de Calcuta. Los resultados parciales nos indican que recolectamos 85% más que el año anterior en donaciones por única vez pero decrecieron 17% las donaciones recurrentes, que son esenciales para todas las organizaciones de la sociedad civil dado que permiten tener previsibilidad.

Los cambios que observamos en esta última edición son: una colecta híbrida, es decir, voluntarios que pudieron salir con alcancías a las calles y parroquias y se mantuvieron la difusión y la recaudación en medios digitales. Hay un dato de contexto no menor: las grandes ciudades de Argentina de a poco van migrando al manejo de dinero electrónico pero los pueblos y las ciudades más pequeñas, aún priorizan el efectivo. Además, observamos un crecimiento exponencial de las donaciones por transferencia bancaria, que van ganando terreno frente a las donaciones por tarjetas de crédito.

En relación a la comunicación, la producción de los materiales de la Colecta Anual siempre se realiza con tiempo. Antes del inicio del aislamiento del año pasado, ya teníamos el spot final para televisión y varias historias de vida editadas. Pero con la emergencia sanitaria, quedó todo descontextualizado: voluntarios y personas acompañadas sin barbijo y participando en talleres en oficios. El trabajo de la organización estaba yendo por otro lado: la asistencia inmediata. Tuvimos que armar un nuevo guión, tomar imágenes y reeditar toda la campaña, unos días antes de su lanzamiento.

Este año reemplazamos la tradicional conferencia de prensa por una presentación junto al Observatorio de la Deuda Social de la UCA titulado “Un rostro detrás de cada número: radiografía de la pobreza en Argentina”. El objetivo fue posicionar la mirada de Cáritas sobre el contexto actual, desde la vida concreta de tantas personas. Esta actividad llamó la atención de los medios y las personas que en general no miran a Cáritas y así ampliamos el alcance de la Colecta Anual.

La transparencia y la transformación digital en Cáritas

En Cáritas consideramos la transparencia como un valor innegociable, independientemente de que sea una demanda de la sociedad en general. Somos conscientes de que una gestión deficiente se traduce en menores recursos para las personas que los necesitan y para quienes fueron donados. Nos comprometemos en mantener informados a nuestros donantes, compartirles los logros alcanzados con sus fondos pero también lo que no salió como esperábamos. La confianza en la organización  se construye contando los aciertos y también los desaciertos.

Justo antes del inicio de la pandemia, nos propusimos caminar hacia la transformación digital de Cáritas para crecer en eficiencia y mejorar la trazabilidad de diversos procesos. Se conformó una mesa de transformación digital liderada por un voluntario con gran experiencia en el tema. Es un camino largo pero ya vamos dando algunos pasos importantes: contamos con un sistema que permite trazar donaciones, armar rendiciones económicas de manera muy sencilla y validar facturas ante la AFIP. Además, estamos construyendo otro sistema para administrar una gran cantidad de datos sobre las comunidades y proyectos con los que trabajamos, información que nos permitirá tomar decisiones más asertivas. Por otro lado, junto a la UCA estamos geolocalizando espacios educativos, bancos de herramientas, centros barriales, Cáritas Parroquiales y Diocesanas, etc. en una plataforma que cruza datos de pobreza multidimensional. Todas estas herramientas nos permitirán crecer en agilidad y trazabilidad.

Para finalizar, quiero agradecer en nombre de Cáritas a todas las personas que hacen posible que transformemos la vida de los pobres, a través de la ayuda material y de la presencia, el acompañamiento y la contención espiritual y afectiva.

María Lagos es Coordinadora de Relaciones Institucionales de Cáritas Argentina

Foto: Emiliano Fernández

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