Reseña de Sueltos de lengua, de Alicia María Zorrilla (Buenos Aires, 2020, Libros del Zorzal)
¿Cómo hablamos? ¿Cómo escriben los periodistas en los medios gráficos? Y lo que es peor aún: ¿cómo se expresan los avisos inmobiliarios, los zócalos televisivos y otras manifestaciones cotidianas de la lengua?
La profesora y académica Alicia María Zorrilla, tan apreciada por sus alumnos, se refiere con delicado humor a los “cadáveres que podrían no estar muertos”, a los increíbles diálogos que suelen ocurrir en los consultorios médicos, en las sedes bancarias o en un taxi.
Con oído fino, tacto y gran sensibilidad por la lengua que defiende apasionadamente, la autora no se priva de apelar a la sonrisa del lector, al tiempo que lo instruye y corrige con amabilidad.
Ante la exageración de algunos medios gráficos por poner en negrita o en bastardilla demasiadas palabras, recuerda a don Miguel de Unamuno: “Hay gente que subraya tanto lo que dice, que podría decirse de ella que habla siempre en bastardilla”. Es como los que hablan a menudo en voz alta, juzgan importante todo lo que dicen, festejan sus propias ocurrencias o sólo refieren lo de otros en estilo directo.
Otra muestra: una señora que va al banco para un trámite es atendida por una desganada joven que a cada afirmación le agrega un “¿Sí?”.
Después de escucharla pacientemente, la señora le dice que utilizó seis “¿Sí?” en tan pocas frases. La respuesta de la chica es: “¿Sí? No sé, no me doy cuenta. Es mi forma de hablar y considero que está bien, ¿sí?”.
Desde la terminología médica a los anglicismos depredadores, de las imposibles sintaxis a las excesivas muletillas (“¿me explico?”), de los usos verbales a los errores ortográficos, de las ausentes tildes a los frecuentes dequeísmos, nada parece escapar a esta exquisita y divertida correctora.
Cita una publicidad, entre otros ejemplos: “Taller de memoria, para la prevención y rehabilitación de sus problemas de memoria”. Observa: “el uso del sustantivo ‘prevención’ es correcto, pero el de ‘rehabilitación’ espanta”.