Reseña de Chancho rengo, de Delia Pasini (Buenos Aires, 2020, Tren instantáneo).
Chancho rengo es un libro de poesía, póstumo, de Delia Pasini, cuya publicación fue posible gracias a la generosidad de su marido, Carlos Bègue (Primer Premio Municipal de Literatura y Premio Casa de las Américas) y a la determinación de la editorial Tren instantáneo.
Delia Pasini falleció el 2 de junio de 2018. Dejó preparado otro libro más, que también hizo editar Bègue en Series Tokonoma: Gerard Manley Hopkins. Cónsul Jones y otros poemas. (Edición bilingüe). Porque Delia Pasini fue también traductora; quizás una de las más destacadas representantes de los últimos eslabones de la mejor tradición argentina de traductores del inglés al castellano. Fue discípula de Patrick Dodgson y de Enrique Pezzoni. Tradujo, sobre todo para la editorial Losada, muchas obras, extensas y complejas, de los más variados autores: Shakespeare, Oscar Wilde, Katherine Mansfield, Robert L. Stevenson, Lewis Carroll, Dickens, Jane Austen, W. B. Yeats, Emily Dickinson, T. S. Eliot, Wallace Stevens, Theodore Roethke y el ya mencionado Hopkins. Entre los “otros poemas” de Cónsul Jones está magistralmente traducido por Pasini El naufragio del Deutchland, largo poema que todo traductor del inglés sabe que es uno de los desafíos al que pocos se han atrevido. (Hasta Girri fracasó aquí). Además, la breve introducción a Hopkins que da comienzo al libro es de las mejores que se han escrito en nuestro medio.
El título del libro que nos ocupa ahora merece una explicación. Borges decía –no sin alguna malicia– que Eduardo Mallea siempre había tenido mucha suerte con sus títulos. Delia Pasini también. Sus libros tienen bellos nombres como Adiós en el Original, Un decir se repite entre mujeres, Peces de ceniza, De artes y oficios. Pero hay dos títulos que responden a dichos populares. Uno es Títere sin cabeza, que depende de la expresión “aquí no va a quedar títere con cabeza”. La otra expresión es “hacerse el chancho rengo”. Ambos títulos se entienden a partir de un aspecto decisivo de la poesía de Delia Pasini: la preocupación por reunir en su voz la estética con la ética. Una ética civil, institucional, ciudadana, casi patriótica, que ella blandía sin vacilación (aunque sin perder nunca el sentido del estilo) contra la negligencia, la mediocridad, el egoísmo, la estulticia y la corrupción en las dirigencias argentinas. Precisamente el poema que da título al libro, Chancho rengo, es un ejemplo de ese aspecto de su poesía: … no es apto / para estómagos delicados. / En realidad, ninguna matanza lo es. / “Carnear” le dicen en el campo. / Aquí, en la ciudad, se carnea a diario / de muchas maneras, / pero ninguna da para sutilezas. Otro poema de este libro, Los giocondos, está en esta misma línea. También Ardor. Quizás el vértice de esta modalidad que asoma con frecuencia en la poesía de Pasini está en la breve página en prosa con que inicia Títere sin cabeza. Es aterradora.
Pero aquí cabe decir lo que declaró Saint-John Perse en su discurso al recibir el Premio Nobel: “La oscuridad que se le reprocha [a la poesía] no proviene de su naturaleza propia, que es la de esclarecer, sino de la noche misma que explora, a la que está consagrada a explorar: la del alma misma y la del misterio que baña al ser humano”.
Dice Delia Pasini en Vórtice, el primer poema de Chancho rengo: Las palabras siempre nos rescatan del abismo. Y hay que destacar que ella tenía esa cualidad. Su poesía era severa, a veces árida, pero su estilo era cuidado, elegante, culto y de buen gusto. Tenía también un pudoroso vuelo lírico, sobre todo asociado a la infancia, los paisajes, la familia, los mayores, los recuerdos y la historia. (Esto ya lo señaló Jorge Madrazo cuando reseñó para La Nación el libro Parábola de ciegos).
De manera que Delia Pasini conjuga en su poesía un decidido tono profético a la vez que un fino sentido lírico. De lo último da cuenta el poema más conmovedor del libro aquí reseñado, Mater Dei, que es una evocación de Eugenio Guasta. Poema religioso, lleno de misericordia.
El libro termina con unos pocos renglones agregados por Carlos Bègue, donde se evocan unas pocas cosas esenciales de Delia. Concluye así: sé que no escribió en vano.
2 Readers Commented
Join discussionPoesia muy solida la de Delia Passini, un acierto editorial, una contribución al arte argentino sin dudas
Muchas gracias por este interesante comentario que me resulta conmovedor. Ya Leónidas Lamborghini me hablaba con admiración de la obra de Delia Pasini. Y fué Eugenio Guasta
quien convocó a mis manos para la realización del altar mayor de Nuestra Señora de La Merced.
Desde que llegó a mí, “Chancho Rengo“ lo atesoro. Este libro me acompaña muy sensiblemente.