La elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio como Papa constituyó un acontecimiento epocal. Se trata del primer Papa latinoamericano, portador de una visión sobre el papel de la Iglesia en el mundo: particular, situada y enraizada en la matriz cultural latinoamericana. Por lo tanto, resulta una magnífica oportunidad para comprender cuál es el marco de referencia teológico que orienta su actuar en el escenario mundial y con relación a la grey católica (según el Annuarium Statisticum Ecclesiae 2017, los católicos en el mundo alcanzan los 1.313 millones).
Hablar de una Teología del “Fin del Mundo” en Francisco supone dar cuenta de una particular visión teológico pastoral (rol de Dios y la Iglesia en el mundo actual) y de un nuevo estilo de compromiso situado de los fieles laicos frente a los desafíos de la cultura postmoderna (posturas, opciones y acciones).
El Papa del “Fin del mundo”
Comencemos por recoger las propias palabras del papa Francisco el día de su elección: “Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo hasta el fin del mundo”. La referencia al “Fin del Mundo” no es en un sentido escatológico como Parusía, es decir, del fin de los tiempos, sino en un sentido geográfico. Pero veremos que en el pensar del Papa este enfoque se extiende a una realidad político-cultural-histórica, a un “pensar y actuar” que proviene de las periferias del mundo, y que supone una particular hermenéutica esencialmente pastoral totalmente inspirada en el Concilio Vaticano II.
Este “giro” teológico en la lectura de la realidad presta atención a un aspecto fundamental de encarnación, donde no se trata de que la teología se vuelva praxis, sino que la praxis pueda ser leída en categorías y claves teológicas.
El gran aporte a la comprensión de este “giro” es que toda teología de cambio es una teología “encarnada”. Recordemos que en Francisco la realidad es más importante que la idea: “la idea –las elaboraciones conceptuales– está en función de la captación, la comprensión y la conducción de la realidad” (EG, n. 232).
Francisco expresa un pensar teológico “encarnado”: cuando habla de la Misericordia refiere al confesionario; cuando dice que la Gracia debe llegar a todos refiere a la “Aduana”; cuando plantea las heridas del mundo que la Iglesia debe atender, habla de la “Iglesia hospital de campaña”.
Estos aspectos originales dan cuenta de un pensar teológico pastoral en Francisco que configura lo que denomino Teología del “Fin del Mundo”.
¿Una tercera vía?
Desde el comienzo de su pontificado pueden identificarse innumerables gestos en el Papa argentino y latinoamericano que llaman la atención del mundo.
¿Qué es un gesto? Una manifestación verbal o no verbal emanada de un sujeto, cuya interpretación y simbolismos trascienden su superficialidad aparente, dirigida a interpelar a un “otro”, sujeto singular o colectivo. ¿Cuál es la trascendencia de los gestos que emanan de Francisco? ¿Son simples expresiones de un líder de masas o hay detrás de ellos un pensar teológico? ¿Cuál es ese pensar teológico?
Vale recordar que, en el Nuevo Testamento, hay al menos dos formas de hacer teología. Está, por una parte, la “teología especulativa” de San Pablo, y por otra la “teología narrativa” de los evangelios. Es decir, la especulación filosófica, más propia de la cultura helenista (propia de Pablo), y el relato histórico, característico de la tradición bíblica hebrea.
Con el paso del tiempo, la teología especulativa de Pablo resultó más determinante que la teología narrativa de los evangelios. Y así a los fieles se les enseñó más la religión de la redención que predicó Pablo, que la presencia testimonial y profética de Jesús.
El pensamiento especulativo seduce a determinadas mentalidades por su profundidad y su determinación analítica, pero ¿hay menos profundidad y densidad en los gestos que en la especulación? ¿Hay acaso un gesto más contundente desde el punto de vista teológico que la propia Encarnación?
Si nuestro análisis se detuviera en este punto podríamos arriesgar que tal vez con el papa Francisco estamos frente a una nueva “teología de los gestos”. Sin embargo, estaríamos descuidando el aspecto “pastoral” que hay detrás de cada acción, donde percibimos una forma de “leer” la presencia de Dios en el mundo y una indicación para el actuar de los pastores y los fieles.
Cuando el Papa realiza su primera visita pastoral a la isla de Lampedusa, donde conviven embarcaciones de placer con precarias barcazas de inmigrantes desesperados que intentan llegar a suelo europeo, da un “gesto” indicativo de una perspectiva teológica y pastoral sobre el lugar teológico de los pobres y la responsabilidad de los laicos en el mundo.
Podemos afirmar que entre la teología especulativa y la narrativa, Francisco se sitúa en una “tercera vía”, en una opción teológico pastoral. Esta teología de carácter pastoral encuentra sus orígenes en algunos padres de la Iglesia que han contribuido eminentemente como Juan Crisóstomo (347-407) y el papa Gregorio Magno (540-604). Sin embargo, su aspecto de “reflexión sistemática” es más reciente, con relación a otras áreas de la teología.
En efecto, la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo del Concilio Vaticano II Gaudium et Spes (1965) inaugura el desarrollo de la teología pastoral como reflexión sistemática acerca de la acción eclesial, como puerta de entrada a la evangelización (predicación y catequesis), en la vida cotidiana (sacramentos, y todas las actividades pastorales) de las verdades que emergen de la Sagrada Escritura, de la teología sistemática y dogmática y de la realidad del Pueblo de Dios.
Esta nueva praxis teológica “articula lo teórico y lo práctico en el campo de la realidad, uniendo así: acción y contemplación, docencia y estudio, pastoral y teología” (Cuda 2013, 2). Esta línea teológico pastoral que emana del Concilio será recogida especialmente del Magisterio latinoamericano.
Teología del “Fin del Mundo”: fuentes, raíces e inspiraciones
La opción teológico pastoral de inspiración latinoamericana se fue tejiendo en el seno de movimientos populares, las comunidades eclesiales y debates teológico-pastorales sobre la recepción del magisterio universal –Vaticano II– en el contexto de la América Latina de finales de los años ‘60 (cf. Luciani 2016).
Según afirma Scannone (1997) “para algunos autores el acta de bautismo de la teología propiamente latinoamericana fue el Concilio Vaticano II”, en tanto un pensamiento teológico que convoca la voz y la experiencia de las iglesias locales y el valor de la cultura de los pueblos, incorporándolas al quehacer de la Iglesia.
Surgirá también en ese momento una línea teológica argentina, la Teología del Pueblo, inspirada en las reflexiones del teólogo Padre Lucio Gera, sobre la relación del “Pueblo de Dios” con los pueblos, su cultura y su religión.
Según Scannone (1997), ese modo teológico “privilegió la categoría Pueblo de Dios a otras categorías eclesiológicas postconciliares como ‘comunidad’ o ‘comunión’, no sólo por su raigambre bíblica y reafirmación conciliar, sino también porque pone de relieve al mismo tiempo los momentos histórico, personal, comunitario y social de la Iglesia como lugar de manifestación de esos signos, a los cuales ha de responder pastoralmente el Pueblo de Dios en su misión evangelizadora”.
La importancia de mencionar a esta vertiente latinoamericana radica en su perspectiva histórico-cultural. El “Pueblo de Dios” es el sujeto de una historia (memoria, conciencia y proyecto histórico) y una cultura comunes, comprendida como un éthos (núcleo ético de valores compartidos), que configuran un estilo común de vida (una particular relación con el mundo, los otros hombres y el Misterio trascendente) que se expresan en instituciones y estructuras de vida y convivencia (Scannone, 1997).
Es necesario también en el pastor y en el teólogo (el documento de Puebla hablará de una “visión pastoral de la realidad”), hacer una lectura profética de la historia y la situación socio-histórica del pueblo, así como del “Pueblo de Dios” y de la interrelación entre ambos, a partir de una comprensión de fe.
A modo de conclusión
Pueden constatarse en el pensar teológico del papa Francisco influencias y categorías de la Teología del Pueblo, un aspecto fundamental de encarnación y una particular hermenéutica pastoral de inspiración esencialmente latinoamericana.
A esta nueva perspectiva teológica más amplia y comprensiva la llamo Teología del Fin del Mundo; “fin del mundo” tanto como referencia política-geográfica-cultural-histórica como por sus elementos teológicos constitutivos “periféricos” respecto a paradigmas teológicos predominantes.
De su inspiración latinoamericana se verifica la gran acogida que ha tenido la teología pastoral del Papa en buena parte de la Iglesia, pero muy particularmente en América Latina: “Francisco vive nuestro estilo pastoral latinoamericano en la cercanía al pueblo, la calidez del trato, la sencillez de la predicación. Expresa la gramática de la simplicidad en su vida y su ministerio… mediante una cultura afectiva, simbólica, gestual y festiva” (Galli, 2014).
Lo hermenéutico refiere a una lectura dinámica de los “signos de los tiempos” según la cual los hechos sociales son símbolos o textos que deben interpretarse en lugar de describirse y explicarse objetivamente. La referencia al “fin del mundo” subraya la presencia de estas categorías hermenéuticas de análisis “periféricas”, y una particular teología que es punto de intersección entre aspectos kerigmáticos, pastorales, histórico-culturales y socio-estructurales.
Una deuda, sobre todo en el contexto occidental, ha sido la falta de una elaboración de una teología de la encarnación. Como bien señala San Juan Pablo II, “la dimensión teológica se hace necesaria para interpretar y resolver los problemas de la convivencia humana” (CA, 55).
Un gran aporte del papa Francisco es la comprensión teológico pastoral con su aspecto de “encarnación”.

El autor es Director de Investigaciones en Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP)

Bibliografía
Carlos María Galli; “La teología pastoral de Evangelii Gaudium en el proyecto misionero de Francisco”, Revista Teología, 114 (2014): 23-59.
Consejo Episcopal Latinoamericano; Documento Final de la 3º Conferencia General del Episcopado (Puebla: CELAM, 1979).
Concilio Vaticano II; Constitución Pastoral Gaudium Et Spes (GS) (Roma, 1965).
Emilce Cuda; “Francisco: entre la Teología de la Liberación y la Teología del Pueblo”, The First CTEWC (2013).
Prensa Vaticana; Presentación del «Annuarium Statisticum Ecclesiae 2017» (Ciudad del Vaticano, 6 de Marzo de 2019).
Rafael Luciani; “La opción Teológico-Pastoral del Papa Francisco”, revista Perspectivas Teológicas, vol. 48, 1 (2016): 81-115.
San Juan Pablo II, Carta Encíclica Centesimus Annus (CA) (Roma, 1991).
Juan Carlos Scannone SJ; “Perspectivas eclesiológicas de la ‘teología del pueblo’ en la argentina” en Ecclesia tertii millenni advenientis, editado por F. Chica, S. Panizzolo y H. Wagner (Casale Monferrato: Piemme, 1997), 686-704.
S.S. Francisco; Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (EG) (Roma, 2013).

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