La actividad económica ya responde a los lineamientos trazados desde la asunción del Gobierno en diciembre de 2015, dado que los indicadores económicos del segundo semestre de este año 2017 siguen siendo cada vez más alentadores. Al shock inicial favorable de eliminación del cepo cambiario y la instrumentación de un mercado libre y único de cambios, y la resolución del problema de los holdouts, se sucedieron medidas centradas en bajar la inflación, lo que se está logrando, y en generar el clima de negocios para atraer mayor inversión.
El necesario gradualismo sigue alcanzando sobre todo a la corrección del alto déficit fiscal, pero las demandas sociales y los niveles de pobreza ameritan tener paciencia, con un nivel de gasto público muy asociado a políticas sociales. Para 2018 se esperan avances en una reforma tributaria neutra en términos de recaudación pero con una composición pro-inversión y pro-generación de empleo privado, junto a reformas laborales sectoriales que permitan ser más competitivos y formalizar o crear empleo formal.
El dato quizás más relevante de 2017 es que se perciben ya dos efectos claves, que parecen conformar una visión de mediano y largo plazo: la obra pública en infraestructura y los créditos hipotecarios. Al estilo del Metrobús, una serie de obras en marcha, de distinta envergadura, ya reactivaron la construcción y el empleo, y van permitiendo cambiar la vida de muchos argentinos. Basta pensar, por ejemplo, en la red de autopistas distantes hasta 250 km de Buenos Aires que estará terminada en 2019. Y el crédito, que sigue creciendo, pero ya no concentrado –como en tantos booms argentinos previos– en crédito de consumo (personales, tarjetas) sino además en préstamos productivos a las pymes y préstamos de largo plazo como los hipotecarios, que están creciendo a tasas geométricas y también van a cambiar la vida de muchos ciudadanos, que ahora prefieren ahorrar a consumir.
Como en un tenue amanecer, el largo plazo parece mezclarse con el corto. Es cierto que falta reducir el déficit fiscal y llegar a una inflación de un dígito. Pero también es cierto que la institucionalidad parece fortalecerse post- elecciones y el escenario de mayor actividad económica y creación de empleo para 2018 es positivo. Con una inflación en descenso, más empleo y más formalización laboral, la pobreza seguirá cediendo. El camino puede llegar a hacerse más llevadero, con este gradual cambio de organización económica, que requiere paciencia, y va mostrando algunos resultados más que interesantes.
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Join discussioncomo decía el Padre Castellani NO SE PUEDE SER CRISTIANO Y LIBERAL AL MISMO TIEMPO ES CONTRADICTORIO
Estimados lectores,
Según la última publicación de la agencia LatinFocus, especializada en información macroeconómica (reúne las estimaciones de más de 40 consultoras), los índices de comportamiento económico argentino son los siguientes:
La INFLACIÓN del 2017: se estima en 22,7%
La DEUDA EXTERNA en 2017: 213.000 millones de dólares (contra 170.000 del 2015)
El PBI (producto bruto interno) por habitante: se estima en 14.349 dólares para 2017, contra los 14.854 dólares de 2015, y los 12.507 dólares de 2016. Esto implica que los ingresos medidos por habitante siguen debajo de los registrados hace dos años, pero con otra distribución.
El DEFICIT en 2017: se estima en 6% del producto bruto interno (PBI). Dos puntos por arriba del déficit del 2015
Pero, el índice más preocupante que los anteriores, es el que registra el desajuste entre los dólares que salen del país (por importación de bienes y otros motivos), con respecto a los dólares que entran (por exportación de bienes argentinos, y otros motivos). Es el llamado: “déficit de la cuenta corriente”.
El DÉFICIT DE CUENTA CORRIENTE del 2017: se estima en 22.000 millones de dólares (3,4% del PBI).Es un 30% superior al del 2015.
Con ésta información que intenta ser una imagen de la realidad económica argentina, Ustedes señores lectores, tienen el derecho (y el deber) de alimentar sus conciencias y sacar sus propias conclusiones.
En primer lugar desearía que existiera una verdadera discusión sobre este tema, como propone la página de Criterio (en inglés!): Join Discussion. Animo a los lectores a hacerlo, la participación es la clave de los procesos de cambio que requieren urgentemente nuestra sociedad y nuestro planeta.
En mi opinión, el artículo muestra con claridad lo que nuestro Papa Francisco dice en el punto 49 de Laudato Si: «… muchos profesionales, formadores de opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados lejos de ellos [los excluidos], en áreas urbanas aisladas, sin tomar contacto directo con sus problemas. Viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población mundial. Esta falta de contacto físico y de encuentro, a veces favorecida por la desintegración de nuestras ciudades, ayuda a cauterizar la conciencia y a ignorar parte de la realidad en análisis sesgados…»
Quizás por eso abunda en opiniones que no justifica. Son demasiadas, valgan como ejemplo sostener que “los indicadores económicos del segundo semestre de este año 2017 siguen siendo cada vez más alentadores”, hablar del “shock inicial favorable”, “la resolución del problema de los holdouts” y afirmar que se está logrando bajar la inflación y generando un clima de negocios que atraería mayor inversión sin mencionar siquiera la palabra “deuda externa” acercan más este artículo al marketing que a la política o la economía.
Al menos por ahora no hay obras de infraestructura importantes en marcha y se han detenido varias, solo se terminan con atraso algunas anteriores y no recordar la Circular 1050 del BCRA con su secuela de remates cuando se mencionan los créditos hipotecarios ligados al UVA es muy arriesgado.
Quizás también sería bueno que recordara como terminamos los argentinos de a pie con Cavallo, quién ahora sostiene que este era su plan!
De modo que quisiera leer una continuación, aunque sea después de las elecciones del próximo Domingo.
Creo que para estabilizar la situación económica en el país, es muy importante que el gobierno lleve a cabo reformas para estimular el desarrollo de pequeñas y medianas empresas. Estos sectores de la economía son muy importantes para mejorar la economía general del país y le permiten crear nuevos empleos. Esto resolverá parcialmente el problema del aumento del desempleo en el país. Pero para esto necesitas implementar métodos efectivos de financiamiento de negocios. Por ejemplo, otorgar préstamos en condiciones favorables para aumentar el número de pequeñas y medianas empresas. Ahora los créditos (financiación) de una empresa son malos.