La periodista y escritora Laura Di Marco analiza distintos temas de actualidad política: la grieta, el caso Maldonado, Macri y el llamado “círculo rojo”, el futuro de La Cámpora y el papel de las mujeres en el poder.
¿Cómo vislumbrás el futuro de la grieta?
La grieta es muy evidente en el periodismo y en el ámbito intelectual; en lo que Durán Barba llama el “círculo rojo” y con el que Macri está muy enojado. La grieta enceguece, esconde partes de la realidad porque hay un sistema de ideas, un cúmulo de preconceptos y de prejuicios que te hacen ver las cosas de una única manera. No vemos al mundo como es sino como somos nosotros. Por ejemplo, se le atribuyen intenciones malignas al otro, que a veces tiene y a veces no, y eso ya intoxica todo el debate. También están muy presentes la exageración, la descalificación y la caricaturización del otro.
¿Qué se puede hacer para superarla?
El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, estudió el trabajo de la ONG norteamericana Better Angels, que tiene un programa de despolarización a partir de la irrupción de Trump en la política norteamericana. Porque la grieta no es exclusiva de la Argentina, se da en todos los países donde la cultura está dividida, también en España y Venezuela. La propuesta es que gente común, no las élites, tomen un tema y retrocedan de los prejuicios que cada uno tiene para poder discutirlo. Yo empecé a considerar la dinámica de la grieta a partir de la psicología cognitiva, cuando hay un sistema de creencias de un lado y uno diferente del otro. El psicólogo norteamericano Jonathan Haidt lo estudió a partir del funcionamiento de lo tribal, es decir, puntos de vista cruzados por creencias, y en los dos lados de la grieta hay verdades y distorsiones. Por ejemplo, por el lado de los cristinistas, está estudiado que no ven las obras que se está haciendo el Gobierno nacional. Y si nos ponemos en abogados del diablo, si nos preguntamos cómo el Grupo Macri armó su fortuna, estamos complicados porque hay toda una historia de manejos poco claros. Sería como si dentro de dos décadas el hijo de Lázaro Báez llegara a Presidente. Lo cierto es que la grieta hace perder objetividad y ecuanimidad.
A diferencia de otros analistas políticos, en tus artículos aparece Macri como una figura independiente, que escucha a sus colaboradores pero que sigue sus propias intuiciones.
-Creo que hay muy pocas mujeres escribiendo opinión, y nosotras vemos diferente y debemos aprovechar eso para contribuir al debate público. El “círculo rojo” es machista y todavía no se enteró del papel de las mujeres, ni en el periodismo ni en la política. Basta con recordar cómo se la descalificaba a María Eugenia Vidal antes de que ganara las elecciones bonaerenses. Pero ganó porque la sociedad cambió. Específicamente con respecto al periodismo, el propio Macri me dijo una frase fuerte: si no se conectan con lo que la gente piensa, llegará un momento en el que no los va a escuchar más.
¿Cuán grande es la disociación entre el “círculo rojo” y el resto de la sociedad?
En mi libro sobre Macri hay un capítulo que se titula “La filosofía duranbarbista”, y yo comparto la idea de que hay una forma de ver el mundo que corresponde a un 20 por ciento de la población, que es el círculo de los medios y de la gente politizada, y un 80 por ciento que siente y le interesan otras cosas y maneja un lenguaje totalmente diferente. Tomemos el tema de la Gendarmería, por ejemplo. En los barrios del conurbano la gente ve que se hacen cosas para combatir al narcotráfico, y por eso Patricia Bullrich tiene 52 por ciento de respaldo; mientras tanto, los medios están pidiendo su renuncia por el caso Maldonado, que es un tema del círculo rojo.
Evidentemente, los resultados de las PASO validaron la visión de Durán Barba.
Tiene que ver con la teoría del metro cuadrado, es decir, que la gente se forma su opinión a partir de lo que ve en su entorno y no por lo que escucha en los medios. Durán Barba es un investigador social, mide todo y no opina por fuera de lo que pasa. Por ejemplo, muchos decían que la corrupción del Gobierno K vinculada a los derechos humanos, como fue el caso de las Madres y Schoklender, manchaba la bandera de Cristina y la iba a afectar electoralmente; Durán Barba insistía en que no. Y tuvo razón: los que la apoyan no movieron su voto por eso. Más bien se analizó que le jugó en contra su soberbia, o acusar de “vendepatrias” a los que realizaban movilizaciones durante su Gobierno.
¿Creés que Cambiemos se consolidará en las elecciones de octubre?
Macri está convencido de que ganan e incluso las encuestas que maneja Cristina la dan perdedora, por eso está dando entrevistas. Los cristinistas creen que son las mayorías populares, y si gana Macri van a tener que aceptar que hoy la mayoría la tiene otro. Para ellos es muy fuerte e insisten en que a la gente le lavaron el cerebro, la engañaron. Lo cierto es que si Macri revalida su lugar en esta elección, uno de los polos va a perder fuerza.
¿El fin del populismo?
Para Macri, después de las elecciones habrá un solo camino porque se están jugando dos modos de ver la vida y el mundo. El populismo, que es lo que encarna Cristina Fernández, tiene que ver con vivir con lo nuestro, cerrarse, una democracia más hegemónica. Macri está convencido de que la Argentina necesita transitar dos décadas de institucionalidad y de apertura al mundo, pero hay que ver si eso se corrobora.
¿De qué depende?
Creo que hay un cambio de época en la Argentina y lo lidera la gente. Cambiemos es un instrumento. Durán Barba insiste en que el verdadero jefe es la gente, y está vinculado estrechamente con la revolución tecnológica de las redes sociales. La gente tiene necesidad de progresar un poco, y asocia el progresismo ya no a la izquierda sino a tener un poco de modernidad. No olvidemos que el 60 por ciento de los bonaerenses no tiene cloacas; para muchos eso inplica una revolución. La gente quiere estar un poco mejor, avanzar; es otra mirada del mundo. Las redes son una conversación entre todos y obligan a cambiar la forma de hacer política.
Francisco, sin embargo, es para muchos un “Papa populista”.
También es una crítica del círculo rojo. El papa Francisco tiene 80 por ciento de opinión positiva y la verdad es que a mi tía no le importa lo que dice el Papa sobre Venezuela o sus críticas a Trump. No es un debate de la sobremesa. Hace poco estuve en Italia y realmente lo aman, es muy popular en todo el mundo. Tiene una doble velocidad: una cosa es lo que hace acá, en la Argentina, donde parece estar a contrapelo del cambio y apoyando a la otra vereda de dónde va la gente; y lo que sucede a nivel internacional. Es una figura sanadora políticamente aunque ambigua, con muchas aristas.
¿Qué futuro puede tener La Cámpora si Cristina Fernández pierde las legislativas?
La Cámpora no ganó elecciones y siempre estuvo atada a Cristina. Incluso en estas listas de octubre corrió a los nombres que generaban mucho rechazo. Creo que La Cámpora tendrá un futuro en el sistema de pensamiento de la izquierda y de lo nacional y popular. Puede generar una minoría intensa como en su momento fue el Frepaso, aunque con obvias diferencias desde lo ideológico.
¿El problema de la Justicia también es un tema exclusivo del círculo rojo?
El Poder Judicial es uno de los grandes problemas de la Argentina; la gente está muy enojada con la Justicia y tienen razón. Además de que no dan abasto, con problemas de gestión y administración, la corrupción anida en la Justicia y hace falta una reforma muy importante. Cuando la justicia es lenta, no es justicia. Lo cierto es que también está atravesada por la grieta: si solamente investiga al kirchnerismo cuando éste deja el poder, está diciendo algo. Desde el propio periodismo no se cuestiona realmente el problema, que viene desde hace muchísimos años. Hay muchos jueces que no pueden explicar su nivel de vida, o que están esperando señales del Ejecutivo porque han sido acostumbrados a funcionar así. Y aunque es cierto que Cambiemos respeta más la división de poderes, igualmente hay vasos comunicantes entre la Corte y el Ejecutivo, por ejemplo.
Laura Di Marco nació en Buenos Aires y estudió Sociología en la UBA. Es periodista y autora de los libros de investigación La Cámpora, historia secreta de los herederos de Néstor y Cristina Kirchner, luego Cristina Fernández, la verdadera historia y, más recientemente, Macri. Historia íntima y secreta de la élite argentina que llegó al poder. Escribe en el diario La Nación y es columnista política en el programa radial Pensándolo bien que conduce Jorge Fernández Díaz en Radio Mitre.