Los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias del 13 de agosto perfilan un sistema político que, de confirmarse en octubre, estará signado por una combinación política de características inéditas.
Cambiemos, una alianza nacida al calor de la oposición al kirchnerismo, tuvo su bautismo electoral con un triunfo a tres bandas: total país, provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma. Con su trayectoria en la Ciudad de Buenos Aires, PRO se amalgamó con la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica para conformar un movimiento político nuevo en la Argentina. El primero aportó novedad, liderazgo e imagen, el segundo una centenaria red de distribución y la tercera la dimensión ética. La mixtura arrojó resultados positivos en 2015, y las PASO de agosto continúan en esta línea.
Si la década en la que gobernó el Frente para la Victoria estuvo marcada por una propuesta política hegemónica, pareciera que la etapa que se vislumbra con Cambiemos está signada por la fragmentación opositora y el liderazgo compartido ad intra.
Está claro que el peronismo, en sus variadas ventanillas (parafraseando a Ernesto Sanz), deberá redefinir su identidad. ¿Irá hacia una moderación más vinculada a las instituciones, intentando mantener sus conquistas históricas? ¿Abandonará la senda populista? ¿Se dividirá de manera inexorable? Interrogantes cuyas respuestas se irán ensayando en tiempos venideros. La aventura massista, que intentó consolidar un frente de centro izquierda al estilo Cambiemos (con Margarita Stolbizer como el alter ego de Lilita Carrió), no parece arrojar resultados hasta ahora y por otra parte colabora con la fragmentación.
Varios peronismos sin liderazgo definido y una encrucijada feroz: Cristina Fernández, quien todavía goza de un caudal relevante de votos y un altísimo grado de conocimiento público, no puede liderar el futuro. Pero quienes pretenden sustituirla no surgen aún ni parece que octubre sea un momento propicio para ungir a alguien.
En el otro rincón del ring, Cambiemos aparece como una novedad que comienza a robustecerse. No obstante, esta consolidación está compuesta por un conjunto de liderazgos, encabezados por el Presidente de la Nación. Curiosamente, y al revés que en la década pasada, Cambiemos precisa de todos para triunfar. Si en octubre se reiteran o mejoran los resultados de agosto, no se debe de manera exclusiva a Macri, sino a Vidal, Carrio, Rodríguez Larreta, Morales y muchos otros.
Esta situación inédita que parece conformarse a partir de las PASO puede dar lugar a un sistema más equilibrado o comenzar a parir una nueva hegemonía. Uno de los mayores problemas políticos que se vislumbraron en 2011, con el triunfo de Cristina Fernández, fue no sólo el famoso 54%, sino la enorme distancia con la oposición, que se encontraba fragmentada y a la deriva. La propuesta hegemónica, en esa coyuntura, maduró para convertirse en una guerra dialéctica con los medios, la justicia, el campo y todo aquel que no comulgaba con el proyecto oficial, poniendo al sistema político en un enorme nivel de stress.
La fragmentación opositora dio lugar al proyecto hegemónico. La contracara interna fue la concentración del liderazgo en Cristina Fernández, literalmente aplastando a cuanta figura relevante de su riñón apareciera.
Superado octubre, habrá que caminar de manera sostenida hacia el equilibrio del sistema político. Para ello resulta necesario potenciar una oposición que no se fragmente y responda a los interrogantes que planteamos más arriba leyendo de manera inteligente los resultados electorales, y un oficialismo que mantenga vivo y articulado el conjunto de liderazgos, que se equilibren entre sí y lleven adelante la agenda de gobierno.
La hegemonía oficialista, por el contrario, podría darse si se mantiene la fragmentación opositora que no pueda articular una respuesta consistente; y en la Casa Rosada, el Presidente comience a tornarse en el único garante del “nuevo modelo”.
PRO, como fuerza política, se construyó al calor de las minorías parlamentarias, la gestión y la cercanía con el vecino. La UCR pudo transformarse en alternativa de poder, porque supo estar a la altura de las circunstancias en la mítica Convención de Gualeguaychú. La Coalición Cívica jugó su rol de guardiana de la República. La política primó en todos los casos, y jugadas audaces como no aliarse con Sergio Massa en 2015, o confrontar pasado y futuro en 2017, parecen dar resultados alentadores para esa fuerza.
No obstante, mantener ese espíritu resulta fundamental para tender a equilibrar el sistema político. Equilibrio que permitirá, sin lugar a dudas, comenzar a consolidar un crecimiento más allá de quien gobierne.
Las desigualdades estructurales de la Argentina, la pobreza y la marginalidad son el producto de una política que no supo encuadrarse en instituciones y que pretendió refundar la Nación de manera recurrente. El resultado está a la vista.
La ciudadanía parece caminar (veremos si se consolida en octubre) hacia un sistema más equilibrado. La clase política deberá estar a la altura de las circunstancias, y el oficialismo –que tiene la tarea más difícil pues la hegemonía nace del Estado– es quien tiene la mayor responsabilidad en esta tarea.
8 Readers Commented
Join discussionInteresante nota.
Saludos cordiales.
Amigos,
Ciertamente, la alianza Cambiemos nació al calor del “antikirchnerismo”. Y por ello, es apropiado recordar al gobierno “kirchnerista”, con todas sus “maldades” y todas sus “bondades”. Es el recuerdo, la historia, la que nos da el pie a la esperanza.
Cambiemos, nos ofrece eso: “esperanza de un futuro mejor”. Y si es mejor, deberá ser democrático, representativo, y verdadero.
Hagamos entonces, un poco de historia. El “kirchnerismo” gobernó democráticamente durante doce años a la Argentina. En sus inicios, lograr mejoras era fácil. Porque era imposible estar peor: en política, en economía, en deuda externa, en justicia, en corrupción (con tarjeta Banelco) y hasta en democracia (varios gobiernantes por horas). La república toda sobrevivía una agonía vergonzosa, dramática y terminal. El “kirchnerismo” nace y crece desde cero.
Doce años después, el “kirchnerismo” fue derrotado por el, permítanme la simpleza de bautizarlo: “macrismo”. El “kirchnerismo” dejó una Argentina en un estado que para algunos fue muy malo, y para otros no tanto. Algunos podrán decir desde su subjetividad, que el “macrismo” nace y crece desde cero. Lo que importa ahora, es que Diciembre del 2015 es la referencia; es el dato necesario para saber si estamos mejor, si se puede lograr un cambio juntos..
Despues de casi dos años ¿estamos mejor que en Diciembre del 2015? La respuesta a esta simple pregunta, es compleja. Son muchas las variables que entran en juego para responder a tan simple pregunta. Es el individuo, el ciudadano quien califica, y vota. El voto es algo íntimo, único, y hasta secreto; y eso, yo creo, está muy bien.
Por los dichos del Concejo de Redacción de la Revista Criterio, su respuesta es: SI. Pero, estamos viviendo tiempos en que la conciencia de la realidad es fácilmente sustituida por una conciencia sectaria.
Es necesario explicar y recordar la diferencia que va entre suceso y hecho: lo que sucede, pasando (ej: las Paso); y lo que se hace, quedando (los hechos y las mejoras del “macrismo”).
Son los hechos del “macrismo”, su pequeña historia, lo importante.
El “macrismo” hace historia. Y es en la historia que encontraremos la realidad de los hechos, que es la verdad y debería ser la conciencia nacional .
¿Estamos mejor con el “macrismo?
La respuesta correcta, objetiva y lógica, es el premio concedido a la verdad.
Si los votos corresponden a la realidad de los hechos, la democracia argentina goza de buena salud. Pero es responsabilidad de cada uno de nosotros buscar la verdad, y honrarla siempre, para votar con la verdad. No hacerlo con la verdad objetiva, es antidemocrático
Finalmente, y honrando a la realidad de los hechos, el “macrismo” no era ganador en la Provincia de Buenos Aires al momento de publicar éste editorial. Si aquellos que tienen el sagrada responsabilidad de comunicar, mienten, la salud democrática se reciente. Seguramente, se debe a mala educación democrática, y a algún objetivo oscuro de quien miente.
con menem y López murphy ibamos a ser una colonia de los ladrones del mundo financiero,ibamos a estar peor,el kirchnerismo no nace de cero,tiene sus raíces en gran parte del pueblo pobre y la clase media argentina en busca de justicia social independendia económica y soberanía política las benderas de Yrigoyen forja y el primer peronismo y el hambre de justicia de los años 70,en deuda externa con los neoliberales menem y lópez murphy ibamos a estar peor igual que en justicia social independencia económica y representatividad y participación poliítica.La verdad es que nadie tiene la mayoría y se debe gobernar con acuerdos básicos a largo plazo sino los gobiernos partidarios y sectarios fracasarán
No es procedente decirle a los miembros del CdR que la agrupación Cambiemos todavía no ha sido confirmado ganador en la Provincia de Buenos Aires, porque lo saben. Y saben también, que es probable que eso no ocurra. La rapidez en publicar una “prementira”, ayudará a construir una “posverdad” (que será otra mentira…útil).
Pareciera que a los miembros del CdR no les importa tratar a los lectores como medios y no como fin.Pareciera que no les importa tampoco la ascendencia, el predominio intelectual y moral de la revista sobre todos sus lectores.
Solo la verdad le da el derecho a la Revista Criterio a tener una voz especial en el contexto democrático. Los símbolos católicos en primera página de la Revista Criterio no les da ningún derecho, solo obligaciones.
¿Engaño o fraude?
Cuando alguien engaña en perjuicio de otros, la palabra de uso común para describir el hecho es: engaño, no fraude. Fraude y engaño no son sinónimos.
El fraude describe a una acción que produce un daño medible (ganó o perdió) y es un delito que está penado por la ley. El engaño son acciones previas al eventual fraude (mentiras, ocultamientos, “adelantos” y “retrasos”, etc.), que cometen los responsable de control y sus seguidores). Son acciones necesarias para que el perjuicio se concrete en beneficio de quien engaña, o sea: el Fraude.
Ahora estamos a la espera. El candidato a senador de Cambiemos, el señor Bullrich, ya dio su opinión personal: “creo que perdió Cambiemos”. Obviamente, el señor Bullrich se despega (sabiamente) del engaño, y del eventual fraude.
Pero el caso de los miembros del Consejo de Redacción de la Revista Criterio es más difícil. Ya están constituidos como “engañadores”: “VICTORIA DE “CAMBIEMOS EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES”. ¿Qué hará la Revista Criterio?:
¿Se arriesgará a involucrarse en un Fraude, en contra de su voluntad?,
¿O publicará alguna sentencia para despegarse del eventual Fraude?
Veremos.
Estas son las cosas de la política (mala). Una buena vida se construye diciendo la verdad….siempre.
Señores y señoras: todos del Consejo de Redacción de la Revista Criterio,
En ésta ocasión del «Camino a Octubre» que Ustedes revelan, vale recordar las palabras del admirable romano: Quinto Fabio Máximo. Él, que sabía “dar tiempo”, decía:
“no hay que esperar a la lección de los resultados del evento, o de la eventualidad que es maestra de los tontos, sino a la razón que es inmutable».
Hoy, 29 de Agosto, en el año 90 de la existencia de esta prestigiosa revista y ya finalizado el conteo oficial de los votos del proceso «las Paso», persiste indeleble la exclamación unísona de todo un Concejo: ¡¡UN TRIUNFO A TRES BANDAS!!…Pero no. Habrá que conformarse con dos bandas no más. Que no es poco, yo diría que es excelente.
Lo que queda ahora es una “pre- verdad”, a la que quedan «pegados» cristianamente, todos y cada uno de los miembros del Concejo de Redacción, para que juntos podamos.
Estimado Lucas Varela,
La expresión «Triunfo a tres bandas» se refiere a la eleccion ocurrida en 2015. Asi está expuesto en el segundo parrafo del texto. El artículo no anticipa los resultados de Octubre.
Saludos cordiales