Un espacio transfigurado

Publicamos fragmentos de los diarios de Eugenio Guasta, escritor y sacerdote, hombre de la cultura y de la fe, generoso colaborador de CRITERIO.

Roma. Martes 15 de agosto de 1972

“Ayer, a la tarde, misa en San Pedro. Al llegar, el sol empezaba a bajar detrás de la cúpula. Atravesé el atrio y entré a la basílica. Un compacto haz de luz pasaba a través de los ventanales del tambor de la cúpula recorría la nave. Entré en esa luz. Era una luz enceguecedora, que deslumbraba. Todo desaparecía más allá de los límites de ese resplandor. Era caminar por la luz hacia la luz. Los contornos de todo se fundían en la luz. Sólo al fondo de la basílica, en una distancia hecha invisible casi, por el resplandor, pude ver, en medio del oro y los ópalos del ábside, la figura de la paloma con las alas abiertas. Era un espacio transfigurado.
Salí de la luz y seguí caminando por la claridad, por el espacio otra vez visible de la nave.
Meditar, aquí, escribo en la piazza, al caer la tarde, sobre esa imagen de la Iglesia, casa de luz, misterio deslumbrador, morada del Espíritu. La construcción humana es símbolo de otra fábrica. La primera piedra de esta construcción es la memoria de un hombre que tuvo fe en la divinidad de Xto, que fue testigo”.

Eugenio Guasta
Cuaderno de enero-septiembre de 1972. Páginas 231-2

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