La Santa Sede manifiesta nuevamente su profunda preocupación por la radicalización y el agravamiento de la crisis en la República Bolivariana de Venezuela, por el aumento de los muertos, de los heridos y de los detenidos. El Santo Padre, directamente y a través de la Secretaría de Estado, sigue de cerca dicha situación y sus implicaciones humanitarias, sociales, políticas, económicas e incluso espirituales. Asimismo, asegura su constante oración por el País y por todos los venezolanos, mientras invita a los fieles de todo el mundo a rezar intensamente por esta intención.
Al mismo tiempo, la Santa Sede pide a todos los actores políticos, y en particular al Gobierno, que se asegure el pleno respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, como también de la vigente Constitución; se eviten o se suspendan las iniciativas en curso como la nueva Constituyente que, más que favorecer la reconciliación y la paz, fomentan un clima de tensión y enfrentamiento e hipotecan el futuro; se creen las condiciones para una solución negociada de acuerdo con las indicaciones expresadas en la carta de la Secretaría de Estado del 1 de diciembre de 2016, teniendo en cuenta el grave sufrimiento del pueblo a causa de las dificultades para obtener alimentos y medicamentos, y por la falta de seguridad.
La Santa Sede dirige, finalmente, un apremiante llamamiento a toda la sociedad para que sea evitada toda forma de violencia, invitando, en particular, a las Fuerzas de seguridad a abstenerse del uso excesivo y desproporcionado de la fuerza.
Comunicado de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana ante las elecciones para la Asamblea Constituyente
Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes (Sabiduría 1,13)
1.- Faltando pocas horas para las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana reitera su rechazo a esa iniciativa, por considerarla inconstitucional, pero además, innecesaria, inconveniente y dañina para el pueblo venezolano. En efecto: no ha sido convocada por el pueblo, tiene bases comiciales inaceptables, y en ella estarán representados sólo los partidarios del oficialismo. Será un instrumento parcializado y sesgado que no resolverá, sino agravará los agudos problemas del alto costo de la vida, la escasez de alimentos y medicamentos que sufre el pueblo, y ahondará y empeorará la profunda crisis política que padecemos actualmente.
2.- Vivimos horas difíciles cargadas de incertidumbres y contradicciones, lo que en otras latitudes es expresión normal de la ciudadanía, entre nosotros se convierte en enfrentamientos de creciente intensidad y con un ventajismo desgarrador: efectivos militares y policiales, y grupos civiles armados afectos al gobierno, obran coordinadamente atropellando al pueblo que manifiesta su descontento y su rechazo a la asamblea constituyente.
3.- Una vez más alzamos nuestras voces contra la violencia, venga de donde venga. Es preciso que si se da ese proceso, que no apoyamos, se desarrolle sin violencia. La violencia no puede ser nunca la forma de solucionar los conflictos sociales que se agravan día a día en nuestra sociedad venezolana. La represión desmedida con saldo de heridos, muertos y detenidos genera mayor violencia.
4.- Queremos recordarle a la FANB, responsable en estos días con el Plan República, que su primera obligación es con el pueblo y está llamada constitucionalmente a defender la vida de todos los ciudadanos, sin distingos de ninguna clase ni parcializaciones políticas. Los hechos del día de ayer no parece que vayan en esa línea; por tanto, que en estos momentos de tensión no sea la irracionalidad y la fuerza bruta la que pretenda solucionar el reclamo de buena parte de la sociedad.
5.- El papel primario de la FANB es mantener la paz y el orden para que la racionalidad y el actuar de las partes en conflicto tienda puentes que superen el caos en el que estamos sumidos. No aumentemos más el sufrimiento y la angustia de tanta gente que quiere vivir en paz, que se escuche y respete su voz de protesta y se encuentren caminos de entendimiento y bien para todos. Como nos dice el Papa Francisco «el conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada» (EG 226).
6.-Desde el fondo de nuestro corazón y como expresión de fraternidad surgen dos expresiones muy humanas y cristianas: un «no matarás» física o moralmente en forma de violencia y represión que generan muertos, heridos y encarcelados; y un «cultiva la vida» en medio del pueblo por la solidaridad que comparte el pan, el medicamento, la vida en común, la verdad que enaltece, el bien que nos hace mejores, la fe que siembra esperanza.
7.- Que el Señor y la Virgen de Coromoto bendigan a Venezuela y que los venezolanos podamos resolver nuestros conflictos de manera pacífica. Amén.
Caracas, 27 de julio de 2017
+Diego Rafael Padrón S
Arzobispo de Cumaná
Presidente de la CEV.
+José Luis Azuaje Ayala
Obispo de Barinas
1° Vicepresidente de la CEV
+Mario Moronta Rodríguez
Obispo de San Cristóbal
2° Vicepresidente de la CEV
+Víctor Hugo Basabe
Obispo de San Felipe
Secretario General de la CEV
+Jorge Cardenal Urosa Savino
Arzobispo de Caracas
Presidente Honorario de la CEV
+Baltazar Cardenal Porras C.
Arzobispo de Mérida
Presidente Honorario de la CEV
Comunicado de la CEA ante la situación de Venezuela
La Conferencia Episcopal Argentina se une a la Iglesia y a todo el pueblo venezolano en este momento difícil para el país hermano.
De manera particular queremos adherir a las diversas intervenciones del Papa Francisco y sus pedidos de oración, reiterados en las últimas horas a través de un comunicado de la Santa Sede.
Como lo expresamos en mayo último en una carta enviada a los obispos de Venezuela, “sentimos más que nunca que las palabras que nos recuerda el Santo Padre: “¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9), nos interpelan y deben ser también una invitación al pueblo argentino a acompañar el sufrimiento de los venezolanos e intensificar nuestra oración para que Dios otorgue el don de su paz”.
Renovamos nuestro apoyo y cercanía a la Iglesia venezolana y nos unimos a las palabras de sus pastores: “desde el fondo de nuestro corazón y como expresión de fraternidad surgen dos expresiones muy humanas y cristianas: un «no matarás» física o moralmente en forma de violencia y represión que generan muertos, heridos y encarcelados; y un «cultiva la vida» en medio del pueblo por la solidaridad que comparte el pan, el medicamento, la vida en común, la verdad que enaltece, el bien que nos hace mejores, la fe que siembra esperanza” (Comunicado de la CEV, 27/7/17).
Que Dios y la Virgen bendigan a Venezuela y que los argentinos podamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para colaborar con los hermanos que sufren esta situación.
Comisión Ejecutiva
Conferencia Episcopal Argentina
4 de agosto de 2017
2 Readers Commented
Join discussion¿No sería humanamente cristiano preguntarse por las reales causas del conflicto? y una vez tener identificada las causas emitir un juicio?
Una vez más la Revista Criterio se constituyó en vocero de la Santa Sede. Ahora, y una vez más, hace uso del anónimo para «interpretar» las expresiones de la Santa Cede. La frecuencia de su uso, me sugiere ponerle un nombre amigable y simpático, como por ejemplo: Magoya.
Dudo mucho de la estricta veracidad del último párrafo: «La Santa Sede dirige, finalmente, un apremiante llamamiento a toda la sociedad para que sea evitada toda forma de violencia, invitando, en particular, a las Fuerzas de seguridad a abstenerse del uso excesivo y desproporcionado de la fuerza.»
Es evidente que el uso y abuso de fuerza no es de un solo lado. La parcialidad opositora violenta es minoría, pero muy violenta. Además, es la oposición violenta la que dificulta una representación opositora unida frente el gobierno.
Es triste ver que los intelectuales venezolanos no encuentren vías de resolución democrática del conflicto. Y da pena. Porque son los venezolano los únicos responsables de una patria democrática e independiente.
Los de afuera que intervienen, no lo hacen en defensa de la libertad y la democracia, ciertamente.