El 8 de junio último la Canciller Federal (Primera Ministra) de Alemania, Angela Merkel, realizó su primera visita a la Argentina desde que ocupa el cargo en 2005. De mis casi 34 años de carrera diplomática, catorce fueron dedicados a Alemania, en ese país y en la Cancillería. Desde el modesto conocimiento de esa experiencia escribo estas líneas.
Desde que asumió el gobierno federal, en 2005, Merkel realizó siete visitas a América Latina sin pasar por la Argentina. La acción y la omisión son mensajes claros. El último Primer Ministro alemán que había visitado nuestro país fue el socialdemócrata Gerhard Schröder, predecesor inmediato de Merkel, en febrero de 2002, cuando nuestro país soportaba los embates de la grave crisis de ese momento. Por diferentes motivos, las visitas tuvieron algo importante en común: la presencia del gobierno alemán cuando se lo necesita.
En los últimos 13 meses tuvieron lugar tres importantes reuniones bilaterales: en junio de 2016 visitó Buenos Aires el Ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, hoy Presidente Federal. Un mes después, el 5 de julio, el Presidente Macri fue a Berlín, y el 9 de mayo último nos visitó la Presidente de la Cámara Alta, la socialdemócrata Marie-Luise Dreyer, que se reunió con el Presidente y trajo un nutrido grupo de empresarios. Semejante sucesión de encuentros en uno y otro sentido no ocurría desde la década de 1990. Eran tiempos de una gran sintonía entre el entonces presidente Carlos Menem (que viajó tres veces a Alemania) y Helmut Kohl, mentor político de Merkel. Durante su mandato, en 2006, Néstor Kirchner recibió a la reina Beatriz de los Países Bajos, con su heredero y su nuera nacida en la Argentina. Pero desde 2007 hasta fines de 2015, en términos cinematográficos, los europeos fueron los bad guys de la película oficial. El maniqueísmo dominaba nuestra política exterior con un sesgo ideológico tan arrogante como perjudicial para nuestros intereses permanentes.
La prensa local, en su mayoría, dedicó páginas muy positivas a esta visita. El diario en lengua alemana Argentinisches Tageblatt tituló su primera plana del 9 de junio: “Por la protección del clima y el libre comercio” y en su bajada, “Angela Merkel y Mauricio Macri enfatizan coincidencias”. Más allá de las definiciones concretas que se esperaban del ámbito económico y comercial, las coincidencias políticas signaron este encuentro. Pero aquellos temas prevalecían. La edición digital del influyente diario Handelsblatt de Düsseldorf, el mismo 8 de junio, tituló un artículo: “Merkel se reúne con el portador de esperanza de América del Sur: el Presidente argentino Macri». Allí se afirma, entre otros conceptos, que “no sólo en Latinoamérica, sino en todo el mundo, casi no hay gobiernos que hayan mejorado las condiciones marco para la economía en forma tan rápida. Macri habría liberado el mercado cambiario y puesto fin al control de divisas. Habría abierto el país al comercio, reducido los impuestos a la exportación agrícola y resuelto el problema de deudas con los hedge fonds de Nueva York”.
La propia Merkel tenía destinados al Gobierno argentino reconocimientos que cuentan mucho en el camino cuesta arriba de nuestro retorno a los países que no debimos abandonar. Algunos de sus dichos durante aquella jornada abonan el terreno de las efectividades conducentes, como decía Yrigoyen; en este caso, el de las esperadas inversiones:
• “Mi primera visita como canciller tiene lugar en un momento en que el presidente Macri ha generado la reapertura del país a los mercados financieros después de un largo período en el que no tuvo acceso».
• «Argentina tiene nuevamente acceso a los mercados financieros y eso se observa en la disposición del Presidente a asumir la presidencia del G-20 y también en el hecho de que se realizará aquí en Buenos Aires la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio a fines de año”.
• “Las condiciones macro en la Argentina se han vuelto más fiables y ésta es la condición previa para que inviertan no sólo las grandes empresas, sino las pequeñas y medianas”.
• “Argentina se ha abierto en varios sentidos y estoy profundamente convencida de que va a desembocar en un sendero de crecimiento que va a crear más empleo para la gente”.
• “Vamos a apoyar el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur”.
Un llamado implícito a no olvidarse de Alemania, en medio del reciente refuerzo de los vínculos con China, tampoco pasó desapercibido.
También comprometió Frau Merkel su apoyo a nuestro ingreso a la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económicos (OCDE), un “club” de la mayor relevancia para los objetivos argentinos.
Pero conviene anotar otros reconocimientos, los que nos señalan en falta a la hora de solicitar inversiones. Un informe reciente de la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana observa deberes pendientes: “Algunos sectores de la industria argentina se encuentran en una situación de atraso o son poco competitivos”. El artículo del Argentinisches Tageblatt mencionado más arriba hace un contrapunto: si bien las empresas alemanas en nuestro país planean aumentar inversiones y personal, cita al Presidente de la Cámara y líder de Volkswagen en la Argentina, Pablo Di Si, para quien la orientación liberal del Gobierno promueve un clima de negocios pero todavía hay obstáculos burocráticos, impuestos elevados e infraestructura deficiente.
Para superar esos obstáculos es necesario darle continuidad al cambio en el que se halla empeñado el Gobierno, que para ello debe lucirse en las próximas elecciones parlamentarias. Con otras palabras, esto último me lo dijo hace poco un banquero suizo.
En esta visita no se firmaron convenios ni declaraciones conjuntas. Esa hiperactividad o show off documental no es del agrado germano, como se vio durante la visita del presidente Macri a Berlín en 2016. Los alemanes son gente de memoria larga y pasos meditados. Lo más importante, entonces y ahora, era destacar las coincidencias. Y no escapará a la consideración de quienes hacen segundas lecturas que esta visita le sirvió a ambos gobernantes para enviar claros mensajes a sus propios países y al resto del mundo. El apoyo mutuo, la cooperación internacional, la interdependencia en un mundo globalizado, la apertura al libre comercio y la importancia de combatir el cambio climático han mostrado de qué lado están la Argentina y Alemania.