El nuevo libro de Antonio Spadaro sobre el papa Francisco: una obra intervenida

“Creatividad” es la clave para entender la lectura que el jesuita Antonio Spadaro hace del corpus completo de homilías, discursos y mensajes de Jorge Mario Bergoglio entre el 2001 y el 2013. Eso explica por qué,en el nuevo libro del papa Francisco recientemente publicado en Italia, En tus ojos está mi palabra, resulta más interesante el prólogo donde Spadaro lo entrevista, que los documentos del ex-cardenal Bergoglio. La obra no es ni una biografía ni una selección temática de fragmentos. Los documentos se presentan cronológicamente porque el curador no quiere pecar de funcionalismo seleccionando textos que justifiquen una lectura ideológica de la palabra de Bergoglio. Sin embargo, con su prólogo e introducción, condiciona la lectura. Antonio Spadaro, teólogo jesuita y comunicador social, es un especialista en estética que juega con hacer una intervención sobre las homilías, y con eso capta plenamente el espíritu de la Teología del Pueblo. Quiere hacer visible las imágenes[del pueblo pobre y trabajador argentino] que permanecen impresas en sus pupilas [las del papa Francisco] y que han provocado una respuesta verbal, es decir una homilía, un discurso o un mensaje. Ve las homilías de Bergoglio como un acto de creación que se produce en un momento estético-teológico, el del contacto entre pastor y pueblo. ¿Producía eso Bergoglio?
La homilía bergogliana, según Spadaro, es pura creatividad porque hace aparecer al pueblo en las palabras de su pastor, lo cual la transforma en sinfonía de un sentimiento –como titulara el cineasta Leonardo Favio al peronismo. Al margen de toda analogía con la política local, el nuevo libro es un corpus del magisterio episcopal argentino de suma importancia para el patrimonio universal, porque Francisco no es solo el Papa católico sino uno de los mayores líderes morales y espirituales del mundo –quizás el más escuchado a nivel global, como ha revelado un sondeo de Gallup International –dice Spadaro–, quien no deja al azar su interpretación al hacer un prólogo a partir de una entrevista donde, con preguntas y respuestas, encuadra doce años de pastoral y le da el sentido a la obra.
El compilador de esta operaomnia, además de ser director de La Civiltà Cattolica –revista de política y cultura de la Compañía de Jesús, una de las más antiguas de Europa–, es el fundador de Carta-Bomba, un espacio de crítica social en lenguaje estético. Spadaro sabe de lenguaje simbólico, percibe cómo lo invisible e inefable que es el pueblo –según la Teología del Pueblo, a la base del discurso pontificio– aparece, se muestra y dice en el fragmento. Spadaro sabe cómo mostrar el todo en la parte, cómo hacer sonar las cuerdas para que la música del pueblo aparezca en Bergoglio porque, según cita, la palabra pastoral es estómago del alma, lenguaje capaz de transformar en sí el mundo y la experiencia.Sus preguntas hacen espacio para que el teólogo del pueblo aparezca. ¿Era Bergoglio un teólogo del pueblo?
El entrevistador introduce finamente lo político y planta la idea de “oposición creativa”. El tema es piedra de choque al momento de definir dónde está el pueblo –y no qué es el pueblo–, ya que a partir de Ernesto Laclau la “oposición social” recibe el nombre de “antagonismo” –concepto que deviene del debate con Colletti y los delavolpianos. Conociendo la mar de fondo, Spadaro pregunta al Papa por qué se expresa en término de oposición, y el pontífice responde que “la oposición abre camino, una calle para recorrer, y agrega: hablando en general debo decir que amo la oposición”. Francisco argumenta que en la oposición, a diferencia de la contradicción y la identidad, los opuestos no se anulan sino que por el contrario se afirman en la tensión. Esta es una noción muy rumiada, no sólo por Laclau sino también por Scannone, quien, con su teoría de la lógica analéctica, se distancia del momento de la superación hegeliana para decir que el pobre se afirma en su “estar en la tierra”, generando la tensión. Francisco explica quela vida humana está estructurada en forma de oposición, y lo toma de la noción de “oposición polar” de Romano Guardini.
Para Spadaro oposición es creatividad porque se requiere de un lenguaje nuevo para crear un mundo nuevo. Pregunta a Francisco si el pastor es un creativo, ya que debe generar esa oposición estructural a través del discurso para que lo nuevo aparezca. El Papa responde: “Si no es creativo es estéril”. Según Spadaro, el lenguaje popular es lenguaje poético, y la Teología del Pueblo, corriente local de la Teología de la Liberación, que en su origen se denominaba Teología de la Cultura, considera que el pueblo “está” en su cultura, y se lo “sabe” inculturándose. La cultura popular, que no es palabra ni lenguaje lógico sino símbolo, es el instrumento por el cual Teología del Pueblo deviene en pastoral teológica, reflexionando desde el dogma y la tradición a partir del contacto con el pueblo. Spadaro entiende mejor que otro extranjero eso de que al pueblo no se lo conoce, se lo experimenta.
¿Por qué querer entender el lenguaje del ex-cardenal cuando todos tienen su mirada puesta en el Papa? Porque la pregunta de Spadaro es filosófica: ¿Puede la elección de un papa hacer que un particular concreto, como la Iglesia en Argentina, devenga universal? Dicho de otro modo: ¿La Teología del Pueblo es ahora la teología de toda la Iglesia católica? En nuestro caso estamos seguros de que sí, afirma Spadaro, para quien el particular se torna universal cuando el 13 de marzo de 2013 la experiencia de la Iglesia argentina deviene fuente, y no reflejo, de la Iglesia Universal: Un Papa que llega “del fin del mundo” tiene un valor estratégico y carismático, porque la Iglesia latinoamericana es la más madura de las Iglesias jóvenes [por las conferencias episcopales latinoamericanas] le han dado a las Iglesias del continente una conciencia fuerte de la propia identidad y de la propia misión –sostiene el entrevistador.Las palabras del Papa deben situarse: En este sentido el pastor pierde del todo su perfil de ideólogo, es decir de dispensador de ideas, y asume el de ser humano. Spadaro ve en las homilías de Bergoglio el acto de abrazo y de lucha que hacen del libro un ring, pero también ve al jesuita en acción contemplativa.Según Spadaro, en Bergogliola homilía no es la explicación del concepto, sino la humanidad del pastor que con su palabra hace de nexo entre Dios y su interlocutor, el pueblo.
Lo dicho permite entender por qué, según Bergoglio,“una prédica puramente moralista o exegética impide la comunicación”,porque en ese momento es cuasi-sacramental ya que “es el ojo del fiel, miembro del santo pueblo de Dios, quien debe generar la palabra paterna fecunda, vital”. La homilía es generativa si logra crear un ambiente amniótico, es decir, de diálogo entre pueblo y pastor; de enseñanza y aprendizaje. Para los teólogos del pueblo no hay saber fuera de ese diálogo porque –según Rafael Tello, uno de sus fundadores–, el pueblo evangeliza al pueblo. La homilía, para un teólogo del pueblo, es producto de un contacto directo, y no una construcción a priori.¿Se daba ese diálogo entre el ex cardenal y su pueblo, tal y como se da ahora entre el pontífice y los pueblos de la tierra? A esa modalidad Spadaro la llama “doctrina oral”. Invita a leer a Bergoglio de manera situada, porque es palabra creada en el momento para ser escuchada, no leída: es una tensión vital que no puede ser domesticada con un trabajo de edición, con un trabajo de laboratorio. Esa oralidad explica la claridad y la pasión que genera el discurso del teólogo del pueblo, quien es un contemplativo de la Palabra de Dios, de la palabra del pueblo fiel de Dios, y del pueblo pobre; y al mismo tiempo es acción, porque aparece el ser. ¿Era ese el efecto que producía Bergoglio?Bergoglio ha sabido contemplar al pueblo pobre ya que hoy es su mejor expresión, y en eso radica su autoridad moral global.
Spadaro conduce la entrevista al campo de lo político. Sólo a una pregunta Francisco responde de inmediato: ¿Puede una homilía tener impacto político? “Sí”.El jesuita italiano pregunta: ¿Y el pueblo?El jesuita argentino responde:“Es palabra muy maltratada: se habla tanto de populismo, de política populista, de programa populista. Esto es un error. Pueblo no es una categoría lógica, ni es una categoría mística, si la entendemos en el sentido que todo aquello que hace el pueblo sea bueno o malo en el sentido que el pueblo sea una categoría angelical. ¡Pero no! Es una categoría mítica […]La palabra pueblo tiene algo más que no puede ser explicado de manera lógica. Ser parte del pueblo es ser parte de la identidad común hecha de legados sociales y culturales. Y eso no es una cosa automática, así: es un proceso lento, difícil…en torno a un proyecto común”. Spadaro, previendo interpretaciones adversas, lo presiona: ¿Y el pueblo de Dios?Francisco responde:“El pueblo de Dios es capaz de festejar, de llorar. Y esto no es una idealización. ¡Mira la gente que seguía a Jesús! Tantos lo seguían porque era entusiasta, hablaba con autoridad. […] Para predicar al pueblo hace falta mirarlo, saber mirarlo y saber escucharlo, entrar en el proceso que vive, sumergirse, […] ensuciarse las manos con la miseria humana…”.
Para Francisco “la homilía siempre es política, porque se hace en medio del pueblo. Todo lo que hacemos tiene una dimensión política y busca la construcción de la civilidad”.Pero la política de un jesuita –tal como él mismo allí lo dice– es la política grande, aquella por la cual el cristiano construye el Reino de los Cielos. “No se puede decir que los cristianos son apolíticos. Los cristianos no deben ser apolíticos”, afirma Francisco, para quien hacer política significa crear conciencia de solidaridad más allá de cualquier frontera. “En este sentido la homilía siempre es política” –repite el Papa–, y la esperanza cristiana es creatividad –repite Spadaro–, porque se ocupa de eso que está allí, de la realidad, y encuentra la vía para manifestar cualquier cosa nueva a partir de eso.

La autora es Doctora en Teología por la UCA. Profesora investigadora de UNAJ, UBA y UCA. Profesora Invitada de Boston College. Directora para América Latina de la CTEWC. Autora del reciente libro Para leer a Francisco. Teología, ética y política (Ediciones Manantial).

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