Irlandeses en la Argentina

Reseña de Tréboles del sur, de Juan José Delaney (Buenos Aires, Ediciones El gato negro, reedición).

¿Qué es la prosa? No voy a proponer una definición académica porque no soy un iniciado en los misterios de la teoría literaria; no me he hundido en los fervores rizomáticos; el lenguaje críptico de las construcciones y deconstrucciones está más allá de mi alcance. Por lo tanto, lo mío es algo más cercano al ámbito de las intuiciones. Cada libro tiene una respiración particular, un modo íntimo en que las frases buscan una cadencia. Si el verso posee la fuerza de un acorde, la prosa es un arpegio mayor. Si en el verso prima lo rítmico, en la prosa gana la tonalidad.
Juan José Delaney escribe cuentos que prescinden de los vértigos del barroco. Cada historia está contada con la precisión de un lenguaje depurado. Estas ficciones, que tienen como tema central la vida de la comunidad irlandesa en nuestro país, guardan la delicadeza de lo íntimo. Son textos breves que buscan (y logran) el efecto de la oralidad. Historias a media voz; historias que hacen del lector (aunque este libro está más cerca del oído que de los ojos) un amigo a quien se va a transferir un secreto. Cada cuento, historia acabada de un destino, logra interesarnos precisamente porque nos hace confidentes.
En cuanto a su estructura, el libro guarda un inteligente homenaje a “Manucho” Mujica Láinez. Una cronología ficcional, tal como la de Misteriosa Buenos Aires y Aquí vivieron, enmarca las historias de estos personajes delicados, cotidianamente heroicos, dueños de su silencio y de su acción. El arco temporal, que se extiende entre 1870 y 1983, sabe mostrar muchos aspectos de la ajetreada vida nacional. Las alusiones son oblicuas; es el lector el que reconstruye, dentro del laberinto de cada personaje, las formas en que el país, para bien o mal, fue desarrollando su propia vida.
Es interesante remarcar que en muchos de los cuentos aparece esa paideia educativa propiamente irlandesa. La soledad de los claustros, el arduo aprendizaje del castellano, la perfecta ironía de los sacerdotes. No se puede tener un arroyo de sangre irlandesa en las venas sin ser una emanación de Stephen Daedalus.
En “La vida imita al arte” observamos una notable captación de la intimidad de una muchacha de comienzos del siglo XX: una historia escrita con ternura y precisión. Delaney se las ingenia para que estos sustantivos no sean antónimos.
“La última cena” es un policial con una curiosa genética que abreva en “Tema del traidor y del héroe”. En “El profesor O´Hara”, el humor adviene como una forma sutil de la piedad. “Las dos monedas” es una bella katábasis, pero también un sueño.
Este libro, que ganó el Tercer Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires (1994-95), dice Edición definitiva en su portadilla. No lo sabemos. Tal vez el autor tenga algo más que decirnos en otro momento. Yo creo que ningún libro es definitivo. Y no deseo que éste lo sea.
Me permito agregar algo que no parecerá demasiado literario, pero que para este reseñador lo es. El verde de la tapa, tan en consonancia con el paisaje de Erin, hace un bellísimo contrapunto con la foto en blanco y negro.
Un libro equilibrado y una delicada prosa de conversación hacen de estos Tréboles del Sur un encuentro con amigos invisibles que nos buscan desde hace largo tiempo.

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