La frase «Vox populi vox Dei» puede prestarse a más de un equívoco. Los extremismos populistas que con distinto signo han venido proliferado en los cuatro cuadrantes del mundo, dan razón de ello. El «Brexit» es un síntoma elocuente.
Todo lleva a pensar que quienes votaron por el divorcio estuvieron motivados por el temor, más que por proyectos meditados. Las consecuencias se manifestaron de inmediato. El Premier Cameron con su renuncia admitió su craso error político, mientras procura ganar tiempo hasta octubre, cuando el Partido Conservador elija un sucesor. Demasiado tiempo de espera e incertidumbre que contradice las urgencias de los dirigentes de la averiada Unión Europea. También el campo laborista se encuentra en crisis.
Ni Gran Bretaña ni Europa se habían preparado realmente para hacer frente a las consecuencias de una ruptura del bloque. Los mercados y las finanzas padecieron pronunciados retrocesos. La cuestión identitaria se replantea nuevamente en Escocia, cuya población votó por la permanencia en la UE, y en Irlanda del Norte, donde se correría el riego de reabrir viejas heridas. La situación llevó al periódico El País de Madrid a titular un editorial “Pequeña Bretaña”. Después del escrutinio, cuatro millones de británicos se pronunciaron por un regreso desde el lugar de donde todavía no se han ido. En su última edición, The Economist no excluye la hipótesis de un sorpresivo «Bremain».
Entre nosotros no faltaron quienes extrajeran conclusiones tal vez apresuradas en función de lecturas de cabotaje.
Todo ello es también síntoma de la escasez de personalidades dirigentes con visiones que nazcan de una lectura visionaria de los signos de los tiempos, personalidades con sensibilidad para concebir propuestas que susciten confianza y entusiasmo en medio de las contradicciones que se han venido gestando desde que se creía llegado el fin de la historia. Curiosamente, entre los pocos, se cuenta un hombre de blanco, venido del fin del mundo.
5 Readers Commented
Join discussionHufff, otro que usa el recurso de acusar al populismo (extremista¡¡), porque no le gusta el resultado.
La democracia es lo que és. Será buena o mala según los resultados. Por lo pronto, Camero renuncia, y eso es bueno.
El premier Cameron no admitió nada con su renuncia. Su renuncia es consecuencia de que el pueblo inglés (con la «gente común adentro») a decidido desoír a su líder.
!!!Viva democracia¡¡¡¡ Gracias a la «gente común» (no pueblo) el señor Macri con toda una artillería neoliberal es presidente de todos los argentinos.
Ahora, con los resultados a la vista (y curiosamente, también con cuenta en Panama), «la gente común» no vota. Aunque, si seguimos así, es muy probable que nuestro amigo Espeche se vuelva a quejar del «populismo extremista»…..argentino.
Pensamiento, actitud, y descaro antidemocrático.
¿Cuándo la Iglesia habló contra el populismo?
Un voto es un voto, un voto informado sigue siendo un voto, un voto de un iletrado sigue siendo un voto. Democracia con reglas desde la partida debe seguir sus consecuencias y no cambiar reglas. A lo mejor será una nueva regla, a futuro, que decisiones así deban ser por xx% para arriba, pero hoy es lo que es. Lo otro es anti demócratico.
Estimado Mario Alberto Elizondo Arenas,
Amen.
Por obvio, hay que repetirlo, una y mil veces.
El hombre vestido de blanco dijo que la Unión europea debe replantearse ¿Qué te pasa Europa?