«Y saliendo fuera, lloró amargamente»
Lucas 22, 62
No son mis ojos, Señor
no son mis ojos.
Es mi corazón que llora
en las tinieblas.
Es esta honda clavija
en mi médula desierta
y cada lágrima quemada
es un dolor de fuego
sobre mi alma.
En lo hondo del desgarro
la flaqueza fue el puerto
de mi noche caída
(breve puede ser el tiempo
de la destrucción
pero larga la cárcel del insomnio)
Porque no son mis ojos, Señor,
no son mis ojos
Es mi corazón que llora,
mi llaga en las tinieblas.
Amalia M. Abaria
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Join discussionAgradezco a esa prestigiosa revista la publicación de este poema, que nació bajo la conmoción que me produjo la obra de El Greco, «Las lágrimas de San Pedro».
Atentamente
Amalia M. Abaria
Hermoso poema, Amalia, doloroso poema con hondo significado
Querida Amalia, un excelente poema, tanto por la forma de lograr el crescendo en el desarrollo del motivo lírico, como por expresar lo indecible de la tragedia de lo humano, la noche sin luna del pecado, las lagrimas de la tercera negación de Pedro. Un gran abrazo. Alejandro Drewes
Un conmovedor poema de Amalia Abaria, fina poeta a la que aprecio y admiro. Felicitaciones a Amalia y también a la revista por la publicación de verdadera poesía.
Mariano Shifman