Ciudadanía, esa idea tan esquiva

Este mes asume el nuevo gobierno liderado por Mauricio Macri, que se impuso con la coalición Cambiemos al candidato oficialista Daniel Scioli en el ballotage. Los ciudadanos estamos llamados a recuperar protagonismo y responsabilidad frente a un futuro complejo.

Finalmente, luego de un año extenuante, la ciudadanía eligió a Mauricio Macri como Presidente de los argentinos por los próximos cuatro años. La elección del candidato de Cambiemos ratifica una conducta muy argentina: la idea de una desmesura acotada, que permite que la política trabaje con poco apego a las normas republicanas más elementales, pero que a la hora de consolidar esas tendencias, resuelve limitarlas.
No es el momento de hacer una evaluación de los doce años de kirchnerismo que dejaremos el 10 de diciembre. Nuestras páginas están jalonadas de opiniones y análisis variopintos sobre esta etapa de nuestra historia reciente. Cuadra, quizá, reflexionar sobre la actitud de la ciudadanía en este período que se alumbra. Ya habrá oportunidad de evaluar los pasos que dará el nuevo gobierno, en pos de cumplir sus promesas electorales.
Lo que está claro, vale la pena remarcar, es que triunfó un modo distinto de hacer política. Modo que se presenta dialoguista, no mesiánico y mesurado. Los primeros pasos del Presidente electo parecen mostrar este camino. Una vez elegido, llamó a la unidad, convocó a medios periodísticos, dio una conferencia de prensa con modos apacibles, e intentó salir de la dialéctica amigo-enemigo a que nos tenía acostumbrados la administración que se va.
Pero remarcamos que estamos hablando de modos. Queda, pues, pensar en el verdadero desafío estructural de este nuevo gobierno, que podemos resumir en un sencillo paso desde los modales agradables hacia la convicción republicana.
La gestión anterior nos permite observar, desapasionadamente, una evolución desde ciertas modulaciones moderadas hacia maneras polarizantes y divisivas. Basta pensar en Néstor y Cristina Kirchner en 2004, para luego verlos actuar en 2008 con la crisis del campo o con el ataque a los medios de comunicación críticos, continuando con las cadenas nacionales con que culminó la Presidenta el ejercicio de su cargo.
¿Es el modo del Presidente electo el reflejo de su convicción? Podemos responder a esta pregunta fundamental desde dos ángulos. Por una parte, tendrá que ver con la personalidad del propio Mauricio Macri, y la respuesta se irá develando con el correr de los días y meses de ejercicio del cargo. Sin embargo, algunas pistas y datos iniciales nos permiten ser moderadamente optimistas.
Una segunda respuesta tiene que ver con la convicción republicana que pueda construirse desde la propia ciudadanía. El ejercicio abusivo del poder encuentra, para su factura, dos partes esenciales: dirigentes que no quieran someterse a las reglas de convivencia y habitantes que no estén dispuestos a ejercer su rol de ciudadanos. Cuántas veces en nuestra historia hemos sido testigos de la trasgresión en el ejercicio del poder. Cuántas veces parte de la ciudadanía se benefició con esa coyuntura, para luego tornarse en el más severo juez, una vez que la fiesta debía ser pagada. Tras cartón, una enorme masa de compatriotas resulta diezmada por este decurso, la cual se incrementa –lamentablemente– en cada crisis.
La desmesura y el desequilibrio tienen como fundamento argumental la idea mesiánica de que un Presidente posee la capacidad –por sí y ante sí– de resolver todos y cada uno de los problemas que nos aquejan. Esa idea se retroalimenta entre el líder y los habitantes, en donde el primero termina encarnando la voluntad popular como único intérprete y los segundos ceden su autonomía y espíritu crítico en pos de estos liderazgos. Se trata, entonces, de dos caras de la misma moneda. El ejercicio limitado del poder requiere de ciudadanos que representen cabalmente su rol, y viceversa.
Para funcionar, el sistema de gobierno plasmado en nuestra Constitución exige, como regla de coherencia sistémica, que los ciudadanos asuman su rol, y que el Presidente ejerza la primera magistratura en ese marco conceptual de equilibrio y mesura.
Volvamos al inicio: Cambiemos (PRO, UCR y Coalición Cívica), con su triunfo, parece encaminarse –en sus modos– hacia una democracia más republicana. En este contexto, los desafíos que presentan los próximos años serán gigantescos y complejos. Requerirán de enorme capacidad política, de gestión y comunicación.
Resta, entonces, que la ciudadanía en su concepción más amplia, sobre todo la dirigencia, que tiene responsabilidad calificada, asuma su rol, sin el cual el riesgo de caer en la desmesura está a la vuelta de la esquina. La normalización republicana, pues, tendrá que ver con asumir que la democracia funciona en base a la construcción colectiva, la alternancia en el ejercicio del poder, el control ciudadano, la atención a los más necesitados y la gestión transparente que promueva el desarrollo. Y asumir este rol significa una enorme responsabilidad ciudadana, pues requerirá resignificar la idea del disenso y el desacuerdo, considerando a quien piensa distinto como una persona que no es un enemigo, sino alguien con quien se puede dialogar. Se precisará también un sano espíritu crítico, que muestre al gobernante que la ciudadanía está dispuesta a colaborar en la reconstrucción de un país que pueda incluir a los más débiles con bases sólidas y que promueva el desarrollo integral de las personas.
La democracia nos da una nueva oportunidad. Habrá que tener la percepción afinada para continuar este camino, ajustando, corrigiendo, cambiando cuando sea necesario y –finalmente– aplicando todo el rigor de la ley cuando se demuestren actos de corrupción que degradan a la República. No la desaprovechemos.

7 Readers Commented

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  1. LUCAS VARELA on 3 diciembre, 2015

    Vale.
    Y espero que el resultado de esta elección presidencial, sirva a algunos miembros del Consejo de Redacción para contemplar sus propios comportamientos pasados, y comprendan que a la democracia se la defiende y respeta en las buenas y en las malas.
    Para aquellos miembros de CdR que pretendan hacerse distraídos, les sugiero releer y recordar frases inolvidables de la Revista Criterio, cargas de rencor e intolerancia democrática.
    No hay república si no es democrática.

  2. horacio bottino on 5 diciembre, 2015

    El capitalismo salvaje mata no es republicano ni democrático ES TIRANÍA DEL DIOS DINERO.

  3. Roberto O'Connor on 5 diciembre, 2015

    Del manual de Educación Cívica III, de Bidart Campos, recuerdo que para que haya república tiene que haber: publicidad de los actos, división de poderes, periodicidad de las funciones.
    Tal vez estos principios sean insuficientes hoy, pero que los modales no nos confundan: no sólo sería bueno que la división sea entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, sino también entre los poderes del estado y los poderes de las empresas.
    La periodicidad de las funciones… el gobierno entrante ya la está poniendo en duda. Para el cambio de determinados funcionarios corresponden los mecanismos legales, no las votaciones.
    La publicidad de los actos se hace muy difícil cuando no se consigue que dos periódicos digan si la Presidenta conversó 20 o 40 minutos con Macri la primera vez, o cuando llenan los artículos de palabreríos pero no «aciertan» o no quieren decir si la ley manda que el presidente electo asuma en uno u otro lugar.
    Para las perlitas que se escapan del redactor, algunas cositas: «la ciudadanía debe recuperar el protagonismo»… ¿no lo tenía, o el que había no le gustaba al redactor? El mismo instalar la idea de «la grieta» hizo que no se pueda debatir los temas a fondo, arrinconándonos a los que no coincidimos con el mote estigmatizante de «kirchneristas», aunque no lo seamos…
    Otra perlita: «desmesura acotada». Ya lo dijo Aristóteles: de una contradicción se sigue cualquier cosa.
    Otra idea por debajo: parece que se eligió entre Macri y Cristina, pero el candidato era Scioli. Todavía estamos esperando ver los modales de Scioli.
    La idea de que se elegía entre Macri y Cristina fue, me parece, en parte un error del kirchnerismo, y en parte una estrategia de la oposición: parece que no terminamos de saber que el presidente podía ser Scioli.
    Para el lamento la frase de «la reconstrucción del país…» que los asalariados entre los que me incluyo ya estamos viviendo en las cajas de los supermercados. Parece que el país estaba destruído pero no me daba cuenta. Gracias a Dios, ya tenemos un gobierno para dejar de destruirlo… más maniqueo el planteo casi no puede ser.

  4. Gutavo Pizzi on 7 diciembre, 2015

    Creo que el triunfo de Macri en segunda vuelta por una diferencia de 678.000 votos y el reconocimiento inmediato de Scioli del triunfo de su oponente habla a las claras de las barbaridades que la oposición política y mediática le atribuyo al gobierno: dictadura, formas no democráticas, fraude…llegue a recibir un mensaje privado en cadena desopilante de un asesoro narcotraficante mexicano para hacer fraude…etc… La democracia estuvo siempre asegurada y defendida. Los medios opositores(ahora se ve claro porque son oficialistas….o militantes del PRO) porque se los ve por todos lados hablar a favor de Macri y defendiendo las posturas del Pro. hablaban de dictadura cuando a la presidenta la vilipendiaron con todas argumentaciones dirigidas no a sus polítics sino a su persona…a su ser mujer…a sus «formas»…vi mucha gente que decia: estoy de acuerdo con el fondo pero no con las formas por eso voy a cambiar. LAs formas no dan de comer, no educan, no dan soberanía…. en fin. Esta bueno el ejercicio democrático nos hace ver quien es quien porque la Verdad es como un corcho…. lo podemos hundir pero siempre sale a flote… a la larga se va a saber quien es quien en Argentina y eso no tiene precio.

  5. LUCAS VARELA on 10 diciembre, 2015

    DESEO HACER UN COMENTARIO ADICIONAL, FRENTE A LOS DEL SEÑOR O´CONNOR EL SEÑOR PIZZI. PERO, POR ALGÚN INCONVENIENTE DESCONOCIDO, NO ME ES POSIBLE. EL SISTEMA DE ENVÍOS NO GUARDA EL COMENTARIO

  6. LUCAS VARELA on 11 diciembre, 2015

    Amigos,
    La palabra de un hombre de bien debe estar al servicio de la verdad. Y es nuestra tarea conocerla y entenderla. Porque es desde la palabra que se genera una acción, cualquiera sea; por ejemplo, emitir un voto.
    El camino para saber la verdad es que se hable frente al pueblo, sin esconder las realidades.
    Pero no basta con que un individuo sepa la verdad, es necesario» con saberlas». La verdad se «con sabe» cuando el conjunto de una comunidad, o un pueblo, es consciente de su realidad, para que viven, quienes son, qué quieren ser.
    Una democracia no puede ser plena cuando la verdad y la mentira se usan indistintamente como «operaciones a crédito».
    «La verdad es como un corcho» dice muy bien el señor Pizzi. Es una frase positiva, esperanzadora; genera la expectativa de que la consciencia de un pueblo mejora.

  7. horacio bottino on 5 enero, 2016

    ciudadanía esquiva a esta revista que apoyó el capitalismo salvaje que mató a pobres y a la casa común de Menem Cavallo

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