Reseña de «La música del silencio. Entrar en el espacio sagrado de la experiencia monástica», de David Stein-Rast, de la Orden Benedictina, con Sharon Lebell. Traducción: Cristina Piña y Laura Esteve.
Editorial El Hilo de Ariana – Colección Traditio. Buenos Aires, 2014
Los autores
El hermano David Steindl-Rast, de la Orden de San Benito, nació en Viena, Austria, estudió artes, antropología y psicología, doctorado en la Universidad de Viena. Monje desde 1953, se inició en el monasterio benedictino de Mount Saviour, estado de Nueva York, USA. Fue de los primeros católicos en recibir instrucción en Budismo Zen. Participa en el diálogo budista-cristiano y es conferencista en The Dalai Lama Center for Ethics, relacionado con el MIT (Massachusetts Institute of Technology).
Alterna largos períodos de vida ermitaña dedicados a la oración y la escritura, con extensas giras de conferencias alrededor del mundo, ante públicos de estudiantes de bajos recursos en el Zaire, profesores de Harvard, Columbia, MIT, monjes budistas, sufitas, comunidades vinculadas a nuevos modelos de vida y consumo respetuosos de la diversidad cultural, social y religiosa, cadetes navales, Boinas Verdes y referentes de múltiples temáticas en simposios sobre la paz.
Maestro espiritual, abocado al ecumenismo, al diálogo interreligioso y al diálogo entre religión y ciencia, es residente en el Instituto Esalen en California y partícipe habitual del Tassajara Zen Mountain Center. Ha compartido conferencias y grupos de pensamiento con, entre otros, Abraham Maslow, Thomas Merton, Raimon Panikkar, Viktor Frankl, el Dalai Lama, Teresa de Calcuta, Fritjof Capra, Thomas Keating, Reverend William Swing, Pema Chödrön, Joan Halifax Roshi, Shunryu Suzuki Roshi.
Colaborador en publicaciones que van desde la Enciclopedia Americana a revistas de neurociencias, es autor de los libros Gratefulness, the Heart of Prayer (La Gratitud, corazón de la plegaria), recientemente traducido al español, A Listening Heart (Un Corazón Atento) y diversas antologías escritas durante más de tres décadas.
Es coautor de Belonging to the Universe (Pertenecer al Universo, con el físico Fritjof Capra y el monje Thomas Matus (1)) y The Ground We Share (Lo que tenemos en común, sobre las prácticas budistas y cristianas, con Robert Aitken Roshi, maestro Zen, budista comprometido y uno de los fundadores de la Hermandad Budista por la paz en 1978). Su libro más reciente es Deeper Than Words: Living the Apostles’ Creed, con prólogo del Dalai Lama, también disponible en español (Más allá de las palabras: para comprender el credo cristiano).
El hermano David cerró como orador la conferencia TED Global, Edimburgo 2013. Es co-fundador de www.gratefulness.org, un sitio web que da apoyo a A Network for Grateful Living (Una Red para Vivir Agradecidos), que congrega a quienes siguen su pensamiento y tiene más de 10.000 visitantes diarios de más de 200 países. Hoy, a los 91 años de edad, continúa viajando y compartiendo su espiritualidad, enseñando a sus oyentes a renovar sus vidas y descubrir su máximo potencial, especialmente a través de la práctica de la gratitud. (2)
Sharon Lebell es una escritora, filósofa y música que vive en el norte de California. Es autora de Epicteto, un manual para vivir, manual clásico sobre virtud, felicidad y efectividad. Una nueva interpretación.
El libro
El Hermano David propone en su texto la posibilidad de integrar a la vida diaria las riquezas de la vida monástica contemplativa. Esto, no solamente para aquellos que comparten la fe cristiana, sino para todos quienes deseen vivir una vida en rica espiritualidad.
Para ello organiza su escrito tomando como vector el ritmo que informa el día monástico, establecido en las así llamadas horas canónicas.
Refuerza esta estructura mediante su vinculación a la del cántico gregoriano y la complementa con la ilustración de cada una de las horas con las imágenes de los ángeles músicos de Fra Angélico (3), estableciendo una correspondencia entre la gestualidad de la imagen y el carácter de la hora a la que precede.
También aporta citas iluminadoras de poetas como Gerald Manley Hopkins, Robert Frost, Denise Levertov, T. S. Eliot y Rainer Maria Rilke (en particular, de su Libro de Horas).
El núcleo del libro consta de ocho secciones, que se corresponden con las horas litúrgicas que integran el día monástico: Vigilias (conocida también como Maitines), Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.
Este núcleo, está precedido por tres notas orientativas: Prefacio. Donde moran los ángeles, Nota sobre el canto gregoriano y Las estaciones del día.
A su fin, otra nota cierra el libro: El gran silencio. La matriz del tiempo.
El desarrollo del texto propio de cada una de las horas se liga estrechamente con las características del día en el transcurrir de cada una de ellas, particularmente en las variaciones de la luz (o de su ausencia) desde la oscuridad que precede a la aurora en Vigilias, pasando por la paulatina claridad de Laudes y Prima, la plena luminosidad de Sexta, la declinación de Vísperas y el cierre del ciclo con el retorno de la oscuridad en Vísperas.
También discurre por las variaciones de cada hora según las estaciones del año, estableciendo correspondencias entre las unas y las otras. Por fin, encuentra para las mencionadas características de cada hora monástica, su correspondencia con situaciones de la vida cotidiana de los seglares, incitando a éstos a descubrir los vínculos que las ligan con la vida espiritual.
Transcribo algunas pocas citas que ilustran esta estructura de relaciones, siguiendo el orden de las horas canónicas, aunque no recorriéndolas en su totalidad, precedidas de una cita de uno de los textos introductorios, que da marco al sentido del texto:
Las estaciones del día
El éxtasis sosegado del canto gregoriano es un llamado a gente de todos los credos. ¿De dónde proviene esa fascinación atemporal? El canto habla hoy a nuestros corazones porque es un llamado universal a entrar en el ahora: a detenernos, escuchar y prestar atención a este momento. … Saturados de información pero, muchas veces, faltos de significado, nos sentimos en medio de un remolino incesante de obligaciones y exigencias, cosas que terminar, cosas que enmendar. Sin embargo, mientras corremos ansiosos de una actividad a la siguiente, percibimos que en la vida hay algo más que nuestras agendas mundanas.
Vigilias,
es una invitación a aprender a “creer en la noche”, a confiar en la oscuridad… a enfrentar el misterio con ese coraje que se abre a la vida. Entonces descubrimos… que “la luz brilla en la oscuridad”. Esto no significa que la luz brille hacia el interior de la oscuridad como una linterna … No, la buena nueva que proclama el Evangelio de San Juan es que la luz brilla en el mismo centro de la oscuridad. Una gran revolución: es la oscuridad misma la que brilla. … Esta guardia nocturna a la espera de la luz, este desvelo, es un recordatorio imperativo para que, a lo largo del día, despertemos del mundo dormido a otra realidad. Un ensueño, un comentario casual oído al pasar, un pensamiento efímero que nos cruza la mente mientras esperamos en el supermercado frente a la caja rápida, pueden ser el mensaje de un ángel que pasa raudo, como una estrella fugaz en el cielo nocturno. Hora de despertar. … EL ángel de Vigilias viste de escarlata oscuro y sostiene el cuerno como si estuviera a punto de tocar, pero no lo hace todavía. Con un extraño ademán de la mano indica: “Espera, aún no es el momento”.
Prima,
se centra en la sala capitular, lugar donde los monjes se reúnen para tratar los asuntos prácticos de la comunidad. El trabajo se distribuye en comunidad. Aun cuando los monjes suelen trabajar la mayor parte del día en soledad, se trata de una tarea en común. Robert Frost lo expresa bellamente cuando sostiene que los seres humanos siempre trabajan en forma conjunta “ya sea que trabajen juntos o separados” … En Prima, el reparto de las tareas incluye tanto la bendición del trabajo como su distribución. Oramos para que Dios guíe nuestras acciones. Cuando trabajamos de esta manera, todo se transforma en oración. No se trata de una especie de idea religiosa devota y estrecha. Como dice Rilke “Básicamente, sólo hay oraciones”. Todo lo que hacemos, a los ojos de Dios, es oración. De esa manera nuestras manos se santifican, se bendicen. Ellas no pueden crear nada que no sea oración. “Ya sea que uno pinte o corte la hierba –continúa el poeta –, desde el movimiento de las herramientas se despliega el espíritu de oración” … Durante Prima nos comprometemos a hacer todo hoy siguiendo los mismos pasos que enseñamos a los niños para cruzar la calle: detenerse, mirar y luego avanzar … El trabajo, si no lo encaramos conscientemente, nos absorberá con sus exigencias. Así nos convertimos en esclavos, no importa el lugar que ocupemos en la escala. Sólo si comenzamos con deliberación, aprendiendo aquello de “detenerse, mirar, avanzar” podemos seguir siendo amos de nuestro trabajo, asumiéndolo intencionalmente según lo requiera la ocasión.”
Sexta,
es la hora del fervor y el compromiso, pero también es la hora de la tentación de caer en el desánimo; es a la vez la hora del demonio del mediodía y del ángel de la intensidad. … Aun cuando comas en total soledad, estás comiendo en comunión con todos. La comida es siempre una comunión, una celebración con todos aquellos que trabajaron para darte el alimento y con todos los demás que comen sobre la faz de la tierra. … El ángel del mediodía es el único que se muestra aquí totalmente de perfil … La hora nos insta a reunir coraje para mantener el rumbo, para permanecer fieles …
Orar no consiste en formular un pedido y esperar que se cumpla. La oración es ponerse en sintonía con la vida del mundo, con el amor, con la fuerza que mueve el sol, la luna y las estrellas. Podemos cerrar nuestro corazón a ese Tao del universo y, debido a que solemos hacerlo, la locura y la ausencia de paz rompen el mundo en pedazos.… la cuestión no es lo que nuestras oraciones puedan hacerle a Dios, sino la manera en que nosotros nos transformamos al encontrarnos con Dios en la oración.
Nona,
es la hora entre la media tarde y el ocaso, cuando el día comienza a declinar y las sombras se van haciendo más largas … en Nona enfrentamos la realidad de que en la vida humana las cosas no duran para siempre. … En esa hora de la mitad de la tarde, cuando las sombras se alargan, nos acordamos de la muerte. … Cuando sentimos que todavía no hemos vivido, más tememos a la muerte. … Ese temor se vuelve más real, cuando no vivimos el ahora. Si no encontramos la manera de vivir el ahora, la muerte nos asusta porque nunca estuvimos realmente presentes en nuestra vida. Nos la perdimos y, ahora, de pronto se termina. … Cuanto más plenamente vivamos, más fácil será soltar la vida. … Acordarse de la muerte no significa preocuparse por la muerte. Significa que te preocupas por la vida, porque sabes que tu oportunidad es ahora. …
El ángel de esta hora viste de color púrpura apagado y tiene alas oscuras para reflejar la dulce melancolía de este momento; parece estar amortiguando el sonido del tamboril luego de haberlo hecho sonar intensamente. El ángel tiene, una vez más, un aire introspectivo que nos recuerda que Nona es la hora de volvernos nuevamente hacia dentro. … al mismo tiempo que acalla el tamboril, que acalla el sonido de la música de danza, este ángel de Nona está escuchando con atención la música que nunca cesa, la música interior, la música del silencio.
La virtud de Nona es el perdón. “En las últimas horas de la tarde, Dios lleva todo de regreso a casa”. Es la hora en la que se nos perdonan los defectos y se nos alienta a perdonarnos y a perdonar a los otros.
Vísperas
celebra el encendido de las lámparas cuando cae la noche. Es la contraparte de Laudes, cuando celebramos la llegada de la luz. … El ángel de Vísperas, con su túnica azul noche, ha dejado de tocar y sostiene sereno la pandereta que lleva el lucero nocturno en el parche. El ángel me recuerda unas líneas de T. S. Eliot del último de los “Coros de la Roca”: “Nuestro ritmo de vida terrenal, de la luz nos hace cansar. Sentimos alegría cuando termina el día, cuando termina la función […] largo es el día para el trabajo o para la función”. Vísperas es la hora que convoca a la paz interior, que es la reconciliación de las contradicciones que hay dentro de nosotros y a nuestro alrededor. …
El punto culminante de Vísperas es el canto del Magnificat … “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador…” Esa canción, que alaba a Dios por nuestra salvación, por nuestra reconciliación final, se canta todos los días del año en Vísperas. El oficio nocturno ve en la imagen maternal de María la dimensión materna de Dios como aquel que nos ama incondicionalmente, como una madre. … Podemos incorporar en forma activa el espíritu de Vísperas en nuestra vida cotidiana si encendemos todas las luces posibles en este mundo oscuro.
Como dice el lema paulino, “Más vale encender una vela que maldecir la oscuridad”. ¿Qué velas podemos encender? ¿Una sonrisa, una palabra amable, una visita? … Nos volvemos más prójimos cuando oscurece. Vísperas es un llamado a la proximidad. Todos necesitamos acercarnos al prójimo en esta hora oscura de la historia.
El Hermano David Steindl-Rast visitó la Argentina en tres oportunidades.
En agosto de 2013, estuvo de visita en Argentina y Chile, compartiendo su sabiduría en conferencias y entrevistas.
En 2014, en el mes de febrero, visitó la Patagonia argentina. Junto con el fotógrafo Diego Ortiz Mugica desarrollaron el libro Celebration, una bella conjunción de sabiduría y maravillosos paisajes. El hermano David finalizó su visita brindando un retiro espiritual en Buenos Aires.
En abril y mayo de 2016, visitó Colombia y la Argentina. Fue la ocasión para presentar el libro Lo que creemos – Espiritualidad para nuestra época, escrito junto con Anselm Grün, otro monje benedictino, del que se conocen entre nosotros ediciones de numerosos libros de su autoría.
En la Goethe Schule (Boulogne, Buenos Aires) bajo el título “La oración, espacio de libertad”, en un breve retiro espiritual Anselm Grün habló del poder sanador de la plegaria, y el hermano David de las tres dimensiones de la oración: el Silencio, la Palabra y la Acción. En el Seminario de Buenos Aires, ambos expusieron acerca de la misericordia, la gratitud, y la superación de miedos y angustias. En la 42° Feria del Libro de Buenos Aires, fue presentado Lo que creemos – Espiritualidad para nuestra época, diálogo entre Steindl-Rast y Grün sobre las necesidades del hombre hoy y la respuesta ofrecida por la espiritualidad.
Esta visita del hermano David culminó con una multitudinaria Celebración de la Gratitud junto al músico Pedro Aznar y otras personalidades.
A partir de la experiencia de la visita del Hermano David en 2013, un grupo de personas inspiradas en sus enseñanzas creó un espacio en la Web, disponible en https://www.viviragradecidos.org/ .
En el mismo pueden verse datos biográficos del Hermano David, textos y videos de sus conferencias, crónicas de sus viajes, temas de espiritualidad y una tienda en la que pueden adquirirse publicaciones referentes a esos temas, entre otros el libro objeto de esta reseña.
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1 Pertenecer al Universo, Encuentros entre Ciencia y Espiritualidad. Fritjof Capra y David Steindl-Rast con Thomas Matus (EDAF, Madrid, 1994), libro en el que se estudian los nuevos paradigmas de la ciencia moderna y la correspondencia con sus similares en la nueva espiritualidad y teología.
2 (Fuente: viviragradecidos.org)
3 Fra Angelico, Ángeles musicantes, Tabernáculo Linaioli, Museo San Marco, Firenze, Italia.
1 Readers Commented
Join discussionHace tiempo que tenia este libro en mi biblioteca, estaba como esperándome, leí este artículo, lo rescaté y me hizo mucho bien. Estoy convencida que incorporar a la vida cotidiana un ritmo de contemplación, nos permite encontrar cierta armonía en el trabajo. Gracias