El diálogo
Al poco tiempo de su gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay, y después de dar a conocer su encíclica Laudato Si, la visita de Francisco a Cuba, los Estados Unidos, y las Naciones Unidas, incentiva su diálogo con el mundo. Lo hace con fidelidad a la línea que la Iglesia adoptó con el Concilio Ecuménico Vaticano II. El Papa venido desde el sur del hemisferio sur ha encarado ese diálogo con calidez e intensidad.
Lo ha hecho partiendo de una lectura de los signos de los tiempos que se traduce en conceptos que ha repetido en distintas oportunidades y ámbitos. Entre ellos, el de la “cultura del descarte” y la “globalización de la indiferencia “, respecto del drama de los emigrantes y refugiados, o el de que “los muros no son una solución”, o el de que asistimos a una tercera guerra mundial por etapas, o la denuncia del “poder tecnológico, en manos de ideologías nacionalistas o falsamente universalistas capaz de producir tremendas atrocidades”.
A partir de esta visión , Francisco se empeña en “devolver la esperanza, corregir las injusticias, mantener la fe en los compromisos, promoviendo así la recuperación de las personas y de los pueblos.”, como dijo en el Congreso de los Estados Unidos. Esta visión se traduce en una praxis que sigue tres orientaciones :
– En primer lugar, apunta a la misericordia, la cercanía, y la ternura con los descartados del mundo. En el Congreso norteamericano pidió por la abolición de la pena de muerte y ante la Asamblea General de las Naciones Unidas pidió a los gobernantes “que hagan todo lo posible a fin de que todos puedan tener la mínima base material de techo, trabajo y tierra y base espiritual para ejercer su dignidad y para formar y mantener una familia, con libertad de espíritu, libertad religiosa, derecho a la educación y todos los otros derechos cívicos.”
– En segundo lugar apunta a la denuncia profética. En el Capitolio no escondió su “preocupación por la familia, que está amenazada, quizás como nunca, desde el interior y desde el exterior. Las relaciones fundamentales son puestas en duda, como el mismo fundamento del matrimonio y de la familia.” Mientras que ante las Naciones Unidas pidió “el reconocimiento de una ley moral inscrita en la propia naturaleza humana, que comprende la distinción natural entre hombre y mujer y el absoluto respeto de la vida en todas sus etapas y dimensiones”. En este mismo foro también llamó a “limitar todo tipo de abuso o usura sobre todo con los países en vías de desarrollo. Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia.” Igualmente, dijo que “ninguna religión es inmune a diversas formas de aberración individual o de extremismo ideológico, y exhortó a “Combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de una religión, una ideología, o un sistema económico y, al mismo tiempo, proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar.”
– En tercer lugar la praxis propuesta busca fortalecer la reconciliación y a la paz, como corresponde al pontífice, constructor de puentes. Dentro de este contexto, la Santa Sede reconoció al Estado palestino, viajó a Medio Oriente y a Sarajevo, escribió el año pasado al presidente Putin como anfitrión del Grupo de los 20 para evitar los bombardeos en Siria, y en las Naciones Unidas expresó su preocupación por “la situación de todo el Oriente Medio, del norte de África y de otros países africanos, donde los cristianos, junto con otros grupos culturales o étnicos e incluso junto con aquella parte de los miembros de la religión mayoritaria que no quiere dejarse envolver por el odio y la locura”. Análogas motivaciones lo llevaron a ser instrumental en las negociaciones entre Cuba y los Estados Unidos y a favorecer las existentes entre el Gobierno colombiano y las FARC, así como su mención a una negociación entre Bolivia y Chile sobre la salida al mar. En esta gira expresó también su apoyo al acuerdo entre los Estados Unidos e Irán sobre la cuestión nuclear y ante la Asamblea General de la ONU expresó: “Una ética y un derecho basados en la amenaza de destrucción mutua –y posiblemente de toda la humanidad– son contradictorios y constituyen un fraude a toda la construcción de las Naciones Unidas, que pasarían a ser «Naciones unidas por el miedo y la desconfianza»
A la luz de estos signos y orientaciones, será interesante observar las próximas actividades de Francisco, que incluyen el sínodo de la familia recién comenzado, la próxima gira papal a Kenya, Uganda y la Republica Centrafricana , el desarrollo del jubileo de la misericordia , el propósito de progresar en el camino ecuménico y , la aspiración de la Iglesia por dialogar con China.
Antes de comenzar su última gira, en la Audiencia general del 16 de septiembre pasado, dijo Francisco: (ante)“una civilización marcada fuertemente por una sociedad administrada por la tecnología económica, donde la subordinación de la ética a la lógica del beneficio goza de un grande apoyo mediático, se hace cada vez más necesaria una nueva alianza entre el hombre y la mujer, que libere a los pueblos de la colonización del dinero y de las colonizaciones ideológicas, y que oriente la política, la economía y la convivencia civil, para que la tierra sea verdaderamente un lugar habitable, donde se transmita la vida, y se perpetúe el nexo entre la memoria y la esperanza”.
Esto último, el nexo entre la memoria y la esperanza”, es algo que los argentinos debemos meditar, para sanar las heridas que están todavía abiertas entre nosotros.

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  1. LUCAS VARELA on 7 octubre, 2015

    Señor Espeche Gil y amigos,
    Apoyo entusiastamente a que los argentinos y la humanidad toda, medite las palabras del papa Francisco para sanar heridas abiertas.
    Propongo, como preámbulo a la meditación, una breve lectura de la exhortación del papa Francisco a todos los fieles cristianos (“La alegría del evangelio” o Evangelii Gaudium):
    1ro – No, a una economía de exclusión.
    2do – No, a la nueva idolatría del dinero.
    3ro – No, a un dinero que gobierna en lugar de servir.
    4to – No, a la inequidad que genera violencia.
    5to – No, a la acedia egoísta.
    6to – No, al pesimismo estéril.
    7mo – No, a la guerra entre nosotros.

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