Hace ya tiempo que el teatro Colón incluye nuevos géneros en su programación, además de la lírica, la ópera y el ballet prevalecientes. El pasado 3 de julio, Gerónimo Rauch rompió ese molde clásico y tradicional al presentar su espectáculo Songbook -Lo mejor, lo nuevo, lo distinto, una acertada selección de canciones memorables atesoradas en el imaginario de cualquier amante de las artes escénicas. En una sala colmada y ante un público expectante, reunió una gran cantidad de familiares y amigos, a Lino Patalano (su productor artístico), a la prensa, a los representantes de Sony Argentina y México, y a los que simplemente queríamos escuchar la versión pop del consagrado barítono, que supo descollar en los papeles estelares de los musicales históricos de los teatros londinenses. El maestro Tomás Mayer Wolf, talentoso director de la Gran Orquesta que lo acompañó, estuvo secundado por Gerardo Gardelín, responsable de los arreglos musicales.
El repertorio da muestra no sólo de su talento sino también de su increíble versatilidad; combina el musical, pop, tango y boleros; y hasta se animó en italiano con las letras inolvidables de Ennio Morricone (el compositor de la banda sonora de Cinema Paradiso, Il Postino y La Misión). El periodismo especializado lo bautizó como artista “camaleónico”, y habló de las “máscaras de Rauch”. Es que Gerónimo no sólo ha mostrado su talento en una gran variedad de géneros, sino que su peculiar registro vocal le valió el difícil papel de Miss Sunshine en el musical Chicago, en Madrid, donde cantó en falsete con tonos híper agudos.
Gerónimo tiene 39 años, nació en Buenos Aires, está casado con la española Alexia Pita, que desde la platea y junto al hijo de ambos, lo ovacionó. A propósito, para los aficionados a youtube: Gerónimo y Alexia protagonizan el video de «Something» (“mi favorita”, dijo anoche antes de interpretarla) una de las tantas melodías de The Beatles, que componen su álbum homenaje a los cuatro de Liverpool, titulado Here, There and Everywhere.
El inicio de su trayectoria se remonta al grupo Mambrú, en 2002. En 2008, un video de youtube atrajo a un empresario español y disparó su carrera en ese país en el género de los musicales: Jesucristo Superstar, Los miserables y El fantasma… Llegó a los teatros de West End, la meca del musical, en 2014. El año pasado, pasó de West End a Abbey Road de la mano de Sonny music, con el lanzamiento de su primer álbum como solista: un tributo a The Beatles en versión jazzera. Con “Come Together” y una voz que tronó visceral, Gerónimo electrizó al público que terminó pateando el piso siguiendo el ritmo. Para los románticos hubo boleros: “Inolvidable” y “Contigo en la distancia”.
Rauch, el barítono, se lució en duetos junto a líricos argentinos de renombre internacional, como Juan Rodó, Paula Amenares y Magalí Sánchez Alleno. Junto a esta última, la sala entera vibró con los pasajes más dramáticos de El fantasma de la Ópera, el musical que en Londres lo tuvo en el rol protagónico. Con sabor local, nos emocionó con “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, de Fito Páez, y con una sentida versión de “Alfonsina y el mar”.
¿Qué fue “lo distinto”? Un tributo a Mariano Mores, que arregló en clave tanguera Roxana (la de Sting) para la película Moulin Rouge. Una interpretación en la que brillaron, también, los músicos de la Gran Orquesta. Y algo más: al concluir el tango “Volver”, el bandoneonista Nicolás Perrone, se quedó para acompañar una versión aporteñada de Eleanor Rigby (All the lonely people…., para los que se saben sólo el estribillo, de The Beatles). Cerró el concierto con “Sálvame” de Los Miserables, y “Getsemaní” de Jesucristo Superstar; “como cantar es rezar dos veces”, confesó haber cantado con fervor por “una personita”, que finalmente, llegó. Tal vez, aludiendo a su hijo…
Visiblemente emocionado ante un público de pie que aplaudió a rabiar, accedió a un bis, pero advirtió: “Estoy sacrificado (…) después de ésta, no creo que pueda seguir cantando”. Y Gerónimo, el barítono, remató una noche para el recuerdo con «The show must go on». Se entregó por entero, afectiva y entrañablemente, a su público. O como escuché mientras abandonábamos la sala, Gerónimo Rauch… “la rompió”.